Ruiz Miguel puso la emoci¨®n

Ruiz Miguel, adem¨¢s de ser un maestro, tiene una verg¨¹enza torera frascuelina. En el cuarto de la tarde trajo la emoci¨®n a los tendidos al dome?ar la incierta embestida de su enemigo, que tres veces le hab¨ªa puesto los pitones en el cuello. Consintiendo y lidiando, acab¨® toreando con temple y remate, en muletazos de larga trayectoria sobre ambas manos.

Hasta ah¨ª la emoci¨®n de la inteligencia y la est¨¦tica. Despu¨¦s vino la emoci¨®n del drama, cuando al entrar a matar m¨¢s derecho que una vela, qued¨® suspendido, durante interminables segundos, de la astifina percha del Guardiona, en posici¨®n enhiesta.

El recuerdo de El Yiyo se nos atropell¨® en la mente. Afortunadamente, la prenda colgada en la percha no era el t¨®rax del diestro sino su chaquetilla. Mientras el de San Fernando se incorporaba, el toro ca¨ªa a sus pies, fulminado por el estoconazo. En el primero, Ruiz Miguel no consigui¨® sacarle los pocos muletazos que el toro ten¨ªa, que se fue apagando como una pavesa.

V¨ªctor Mendes banderille¨® a sus toros con su proverbial dominio de los terrenos y sus habituales saltos. El quinto, devuelto por cojo, hubo de matarlo el portugu¨¦s por no poder ser conducido a los corrales. En el sobrero, un bravo ejemplar de Ram¨®n S¨¢nchez, estuvo muy valiente y lo tore¨® con temple y larga trayectoria, no exento de retorcimiento. En el segundo, no tan boyante, estuvo por encima de su enemigo.

Ferm¨ªn Vioque estuvo toda la tarde bajo la protecci¨®n del arc¨¢ngel San Rafael, patrono de C¨®rdoba. En sus dos toros sufri¨® sendos revolcones. Su voluntad y su valor e incluso, a veces, sus buenas maneras no fueron suficientes para superar la carencia de sitio.