Gesto de Gaddafi
LAS DECLARACIONES del coronel Gaddafi reconociendo al r¨¦gimen de Yamena han causado sorpresa en la cumbre de la Organizaci¨®n para la Unidad africana (OUA), clausurada el s¨¢bado en Addis Abeba y a la que no asisti¨® el l¨ªder libio. Su discurso de Tripoli es una clara propuesta de paz, con devoluci¨®n de los prisioneros chadianos y ayudas econ¨®micas para la reconstrucci¨®n. No carecen de ambiguedad algunas de sus ideas, como la de que el jefe del gobierno chadiano Hissene Habr¨¦ y su rival derrotado, Gukeni Uedei, se encuentren en Tripoli. Pero todo indica que Gaddafi ha operado un giro en su pol¨ªtica hacia el Chad, renunciando a su plan de colocar en Yamena un gobierno con personas de su confianza.De confirmarse los buenos prop¨®sitos libios, la paz puede ser una realidad en breve plazo. Desde el verano pasado, casi no se combat¨ªa gracias a un alto el fuego negociado por la OUA. Libia ha recuperado "la franja de Auzu", sobre cuya posesi¨®n existe una controversia desde la ¨¦poca colonial. La perspectiva de paz representa un ¨¦xito importante para Hissene Habr¨¦. Chad es un pa¨ªs de poblaci¨®n muy heterog¨¦nea, religiosa y ¨¦tnicamente, y las luchas entre diversas facciones han facilitado las ingerencias de Gaddafi. Si Habr¨¦, despues de interminables luchas, ha logrado consolidar su poder, ello se debe menos a razones militares que pol¨ªticas. Siendo originario del Norte, ha logrado integrar en su gobierno a personalidades ayer enfrentadas, como los jefes sudistas Komogu¨¦ y Kotiga. El l¨ªder apoyado por Gaddafi, Gukuni Uedei, ha quedado aislado.
Pero en la guerra del Chad los factores intemacionales han sido muy importantes. Pareci¨® en ciertos momentos que del Chad pod¨ªa partir un choque entre las grandes potencias. Que esto no haya ocurrido se debe en gran parte a la pol¨ªtica aplicada por Francia. ?sta decidi¨®, como antigua potencia colonial, dar un fuerte apoyo militar a Habr¨¦ frente a la agresi¨®n libia. Al mismo tiempo, Francia se opuso a los planes de EE UU, que pretend¨ªa utilizar la guerra del Chad para infligir a Gaddafi una derrota que ayudase a eliminarle del poder en Tripoli. Mientras EE UU empujaba a Habr¨¦ hacia una guerra ofensiva, Francia, que ten¨ªa sobre el terreno los medios inilitares decisivos, logr¨® imponer una limitac¨ª¨®n del ¨¢mbito de la guerra. La tesis francesa era que con esa guerra limitada se pod¨ªa obligar a Gaddafi a renunciar a sus planes expansionistas. En 1984, Mitterrand se entrevist¨® con aquel en Grecia, arriesgando una merma de prestigio, para no cerrar los cauces de una soluci¨®n de paz.
Antes de cambiar su actitud con respecto al Chad, Gaddafi hab¨ªa empezado ya a modificar en un sentido realista algunas de sus posiciones en temas internacionales. A pesar de que sigue hablando con frecuencia de manera irresponsable, est¨¢n en neto retroceso sus antiguos planes de un movimiento revolucionario antiimperialista en la zona mediterr¨¢nea. Ha dado pasos realistas, como el abandono de su apoyo a Ir¨¢n en la guerra del Golfo; ahora se inclina hacia la posici¨®n de los pa¨ªses ¨¢rabes moderados favorable a Irak, y han cesado sus maniobras de desestabilizaci¨®n de T¨²nez.
Sobre esta evoluci¨®n de Gaddafi influye la nueva realidad que se abre paso en ?frica del Norte, el predominio de una tendencia a superar los conflictos, materializada en concreto por el reconciliaci¨®n entre Argelia y Marruecos. El peligro de desestabilizaci¨®n de la zona proviene del fundamentalismo isl¨¢mico, cuyo triunfo ser¨ªa catastr¨®fico para Gaddafi. Por otra parte, la distensi¨®n entre las, superpotencias favorece el aislamiento de las corrientes extremistas y violentas, que en otras ¨¦pocas estimulaban a Gaddafi. La Uni¨®n Sovi¨¦tica misma jug¨® en cierto momento la carta del expansionismo libio.
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