La 'cumbre' de Mosc¨²
NO SE ha producido ninguna sorpresa en la cumbre de Mosc¨². Su desarrollo ha correspondido a planes cuidadosamente estudiados durante largos preparativos. En el terreno del desarme nuclear, Reagan y Gorbachov intercambiaron los instrumentos de ratificaci¨®n del tratado sobre la destrucci¨®n de los misiles de alcance medio (INF) gracias a una votaci¨®n favorable, a ¨²ltima hora, en el Senado de EE UU. Hecho significativo, sobre todo, teniendo en cuenta que ¨¦ste se neg¨® a aprobar el anterior tratado SALT, que limitaba las armas nucleares de las dos superpotencias. La nueva actitud del Senado, mucho m¨¢s favorable hacia el desarme nuclear y hacia el valor de los tratados firmados con la URSS, refleja una evoluci¨®n en la opini¨®n p¨²blica y confirma que el proceso puede avanzar ahora con bases m¨¢s firmes. Gorbachov, en la ceremonia de ratificaci¨®n, dijo que se ha iniciado "la era del desarme nuclear". Apreciaci¨®n paralela a diversas afirmaciones de Reagan en el sentido de que las futuras generaciones vivir¨¢n en un mundo sin armas nucleares. Los dos l¨ªderes coinciden en ese anhelo, contrariamente a las tesis de algunos expertos militares, que dan al arma nuclear un valor permanente como instrumento de disuasi¨®n. Pero si hay acuerdo sobre la meta a largo plazo, el camino est¨¢ lleno de obst¨¢culos inmensos. Algo se ha avanzado sobre el tratado de reducci¨®n de las armas estrat¨¦gicas, pero no sustancialmente. Y aunque nadie renuncia a la posibilidad de que sea firmado este a?o, antes de que Reagan termine su mandato, no pasa de ser una esperanza.Los conflictos regionales han ocupado un lugar importante en Mosc¨², pero es un terreno en el que la labor d¨ªa a d¨ªa de las diplomacias es m¨¢s eficaz de lo que pueden lograr Gorbachov y Reagan durante sus conversaciones. Estamos ante un cambio de fondo: el papel de la diplomacia es cada vez m¨¢s preponderante, y menos el de las armas.
El rasgo que ha sobresalido durante la cumbre ha sido el de los derechos humanos y las libertades pol¨ªticas en general. Reagan ha hecho numerosas declaraciones ante estudiantes, escritores, sacerdotes, disidentes reunidos en la Embajada de EE UU exigiendo m¨¢s libertad, y al mismo tiempo ha hecho elogios de los esfuerzos de Gorbachov por liberalizar 1a sociedad sovi¨¦tica. Ello dio lugar a respuestas de diversa ¨ªndole, pero no se utiliz¨® el argumento de que esa cuesti¨®n no concern¨ªa a los norteamericanos. Gorbachov dijo que Reagan estaba mal informado de lo que ahora la URSS quiere realizar. Pero en el fondo, la actitud del presidente americano no le viene mal al sovi¨¦tico, porque ayuda a demostrar que sin el ¨¦xito de la reforma pol¨ªtica en la URSS son imposibles la distensi¨®n y el desarme en el plano internacional.
Por esa raz¨®n, en Mosc¨², una serie de diferencias han sido discutidas de manera p¨²blica. Gorbachov ha dado una conferencia de prensa -hecho sin precedente-, donde le han preguntado sobre temas internos del Comit¨¦ Central -como el caso Eltsin- y ha contestado con normalidad. La confrontaci¨®n p¨²blica sobre cuestiones coaffictivas era inimaginable en Mosc¨² hasta hace poco tiempo. Respondiendo a un periodista italiano, Gorbachov tuvo frases elogiosas hacia Europa, su experiencia pol¨ªtica y sus valores, y agreg¨® que tanto ¨¦l como Reagan escuchan a sus aliados europeos, les informan, luego Europa es tenida en cuenta plenamente en la cumbre. Respuesta amable, pero que elude el problema de fondo.
El problema es que Europa occidental empieza a tener una pol¨ªtica exterior propia y necesita desempe?ar un papel aut¨®nomo en la vida internacional. Si en materia de seguridad est¨¢ integrada en la OTAN, entre Reagan y Gorbachov se discuten muchos problemas pol¨ªticos en los que Europa deber¨ªa tener su voz. Ante esa ausencia, depende de los propios europeos crear las condiciones para superarla, y avanzar con m¨¢s audacia hacia la Europa pol¨ªtica.
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