Un catalanista liberal y pragm¨¢tico
Con Tarradellas desaparece el, ¨²ltimo gran pol¨ªtico de una generaci¨®n de principios de siglo que asisti¨® a la profunda transformaci¨®n de Espa?a. Un dirigente sin partido, de or¨ªgenes modestos y populares, que se confesaba autodidacta y optimista impenitente, pero que, en las Navidades de 1986, afirmaba desorientado ante el futuro, que no ten¨ªa una visi¨®n optimista de Espa?a".Quienes le trataron a lo largo de su vida coinciden en que las herramientas b¨¢sicas de su escuela y de su estilo pol¨ªticos eran el pragmatismo y la ambici¨®n pol¨ªtica -que muchos entendieron como personal- Por lo general se interpretaba que la liturgia, formal de sus manifestaciones y el rigor que exig¨ªa en las actuaciones pol¨ªticas proven¨ªa de una, grandeur a lo De Gaulle, de la. que se impregn¨® en su largo exilio franc¨¦s de 38 a?os. Algunos que afirmaban conocerle bien consideraban, sin embargo, que el "presidencialismo" que tanto se le critic¨® lo bebi¨® de Francesc Maci¨¢, bajo cuya protecci¨®n creci¨® y se desarroll¨® pol¨ªticamente. Tarradellas fue un parvenu de la pol¨ªtica, como tantos otros importantes dirigentes de la Rep¨²blica. Naci¨® en Cervell¨®, a 22 kil¨®metros de Barcelona, el 19 de enero de 1899. All¨ª vivi¨® sus primeros 15 a?os en un clima familiar republicano y liberal. A finales de 1914 se traslad¨® a Barcelona. Muy pronto se adhiri¨® al catalanismo de izquierdas, la nueva corriente pol¨ªtica que se opon¨ªa al conservadurismo de la Lliga, influido por su ide¨®logo, el doctor Dom¨¦nec Mart¨ª i Juli¨¢.
De ¨¦l asumi¨® la necesidad de incorporar el movimiento obrero al catalanismo, que le despert¨® una sensibilidad -te¨®rica, pero no activa- hacia el anarquismo.
'El joven de Macia'
Barcelona viv¨ªa entonces en plena efervescencia pol¨ªtica, con el primer intento de autogobierno de la Mancomunidad de Prat de la Riba, y el joven Tarradellas de 16 a?os -aprendiz meritorio en, una casa de representaciones textiles- se uni¨® a los j¨®venes nacionalistas radicales. Pocos conocen la an¨¦cdota de un Ta rradellas de 17 a?os que pintaba en las calles barcelonesas la con signa "?Muera Espa?a." A los pocos meses de vivir en la capital, ingres¨® en el CADCI (Centre Autonomista de Depen dents del Comerg y de la Ind¨²stria), una asociaci¨®n obrera aut¨®noma, fundada en 1903, bien re lacionada con la CNT. En el CADCI debut¨® en pol¨ªtica al ocupar, a los 17 a?os, el cargo de secretario de propaganda autonomista. As¨ª se introdujo f¨¢cil mente en los c¨ªrculos pol¨ªticos y conoci¨® a los grandes personajes de su ¨¦poca, como Francesc Layret y Salvador Segu¨ª, cuyos asesinatos le conmovieron profundamente. En el CADCI conoci¨® tambi¨¦n, en 1916, a Francesc Maci¨¢, l¨ªder indiscutible de aquel catalanismo de izquierdas.
Tarradellas pas¨® a ser el joven de Maci¨¢. Siguiendo sus indicaciones, fund¨® en 1918 el grupo de j¨®venes nacionalista La Fal?, al que defin¨ªa como "una organizaci¨®n fundamentalmente activista, donde form¨¢bamos piquetes para ir a los m¨ªtines a silbar a los que consider¨¢bamos espa?olistas, como Camb¨®". All¨ª -y m¨¢s tarde en la Federaci¨® Democr¨¢tica Nacionalista, el primer partido catalanista de izquierdas que form¨® Maci¨¢, donde fue vocal de la ejecutiva- complet¨® su formaci¨®n pol¨ªtica. Aquellos seis primeros a?os en Barcelona (en 1921 march¨® a Melilla al servicio militar) fueron decisivos en su ideolog¨ªa.
Una carrera truncada
Tarradellas estuvo al margen del frustado compl¨® de Prats de Moll¨®, organizado por Maci¨¢ en 1926 desde su exilio en Francia. En 1927 se cas¨® con Antonia Maci¨¢ y en 1928 naci¨® su hija Montserrat, aquejada de mongolismo, a la que siempre se refiri¨® como "el eje de mi existencia". Tras la firma del Pacto de San Sebasti¨¢n, en 1930, Maci¨¢ constituy¨® Esquerra Republicana de Catalu?a (ERC). Eligi¨® a Tarradellas su secretario y secretario general del partido.1931 fue para Tarradellas el a?o de mayor actividad pol¨ªtica. Maci¨¢, obligado desde Madrid a renunciar a la Rep¨²blica Federativa Catalana por la Generalitat de Catalu?a, le pidi¨® que ocupara la Secretar¨ªa de la Presidencia. Fue tambi¨¦n diputado por Barcelona en las Cortes Constituyentes. En diciembre de 1931 ocup¨® la cartera de Gobernaci¨®n de la Generalitat y atac¨® su objetivo m¨¢s ambicioso: conseguir que la Rep¨²blica traspasara el Orden P¨²blico a Catalu?a. Se propuso -y lo consigui¨®- ganarse la confianza de la Polic¨ªa, Guardia Civil y Ej¨¦rcito.
El control de las fuerzas de seguridad le llev¨®, en 1933, a perder la confianza del presidente Maci¨¢, lo que trunc¨® su carrera pol¨ªtica. Aprobado el Estatuto de Catalu?a en 1932, Tarradellas, todav¨ªa al frente de Gobernaci¨®n, se gan¨® tambi¨¦n la confianza del ministro de Gobernaci¨®n del poder central, Santiago Casares Quiroga, quien finalmente le ofreci¨® el cargo de gobernador civil de Barcelona, lo que equival¨ªa a un traspaso personal del Orden P¨²blico. Maci¨¢, que hab¨ªa empezado a desconfiar ya de Tarradellas, en parte porque la corriente del partido a la que pertenec¨ªa -el grupo L'Opini¨®- pretend¨ªa que el anciano dirigente nombrara un conseller en cap o primer ministro, se opuso tajantemente a ello. Tarradellas dimiti¨® y abandon¨® ERC.Durante tres a?os vivi¨® en el ostracismo pol¨ªtico. Se neg¨® a secundar el 6 de octubre y se refugi¨® en su vida privada hasta la rebeli¨®n militar del 18 de julio de 1936. Tarradellas se puso a las ¨®rdenes del presidente Companys e inici¨® una profunda etapa fundamental de su vida pol¨ªtica, entrando en una imparable espiral de poder que dur¨® toda la guerra.
El 21 de julio de 1936 fue nombrado representante de ERC en el Comit¨¦ de Milicias Antifascistas. Despu¨¦s fue conseller de Econom¨ªa y Servicios P¨²blicos, y presidi¨® la Comisi¨®n de la Industria de Guerra. M¨¢s tarde ocup¨® la cartera de Hacienda y la presidencia del Consejo de Econom¨ªa. El 26 de septiembre, Companys le deleg¨® su poder ejecutivo, convirti¨¦ndose de hecho en el jefe del Gobierno catal¨¢n.
Pugnas en el exilio
Las tropas franquistas entraron en Barcelona el 26 de enero de 1939. Tarradellas cruz¨® la frontera junto a Companys al amanecer del 5 de febrero, poco despu¨¦s de que lo hiciera el presidente de la Rep¨²blica Manuel Azafia, "que siempre estaba muerto de miedo", sol¨ªa contar. En Perpi?¨¢n se separaron. Tarradellas empez¨® sus 38 a?os de exilio en Saint Martin-le-Beau, donde sus padres hab¨ªan comprado la finca Clos de Mosny. En 1942 naci¨® su segundo hijo.En el exilio se dedic¨® a reorganizar las maltrechas instituciones democr¨¢ticas y a ayudar a los refugiados. Fue detenido dos veces pero corri¨® mejor suerte que Companys, que morir¨ªa fusilado. En julio de 1954 fue elegido presidente de la Generalitat en una sesi¨®n del Parlamento de Catalu?a celebrada en la Embajada de la Rep¨²blica Espa?ola en M¨¦xico, a la que s¨®lo pudieron asistir nueve parlamentarios. Nunca quiso formar Gobierno. Se justificaba en que hab¨ªa que mantener la Generalitat a salvo de partidismos y no complicar las ya dif¨ªciles relaciones entre la instituci¨®n en el exilio y los movimientos antifranquistas que luchaban en Catalu?a.
Siempre exigi¨® a los partidos y entidades del interior que antepusieran a sus objetivos el restablecimiento de la Generalitat y, a trav¨¦s de una interminable y prolija correspondencia, fustig¨® especialmente a la Comisi¨®n de Fuerzas Pol¨ªticas de Catalu?a (1969) y a la Asamblea de Catalu?a (1971) que le olvidaban.
Desde Saint Martin-le-Beau mantuvo m¨²ltiples contactos. Pas¨® ¨¦pocas de grandes apuros econ¨®micos, que le obligaron a vender todas sus propiedades. Su relaci¨®n con Jordi Pujol empez¨® muy bien (al conocerle predijo que le suceder¨ªa), pero poco a poco se distanci¨® de ¨¦l, hasta llegar a la ruptura. A la muerte de Franco, Tarradellas, que ten¨ªa 76 a?os y permanec¨ªa m¨¢s fiel que nunca a sus ya tradicionales convicciones, se manifest¨® p¨²blicamente a favor del restablecimiento de la Generalitat, de la democracia y amnist¨ªa, y contra una Monarqu¨ªa franquista.
Entre Tarradellas y las fuerzas pol¨ªticas catalanas se produjo un constante y creciente forcejeo por protagonizar la fase pol¨ªtica de la transici¨®n. Frente a quienes sosten¨ªan que correspond¨ªa a los partidos la direcci¨®n de la pol¨ªtica catalana, Tarradellas contrapuso su criterio de que era una atribuci¨®n del presidente de la Generalitat y que ¨¦l era la ¨²nica persona autorizada para negociar el restablecimiento de la instituci¨®n. Por eso choc¨® con Pujol, a quien oblig¨® a dimitir de la Comisi¨®n de los Diez.
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