La capital y el caos
"Lima es el Per¨², el jir¨®n de la Uni¨®n es Lima, el Palais Concert es el jir¨®n de la Uni¨®n, y yo soy el Palais Concert". Estas palabras, pronunciadas hace ya varias d¨¦cadas por el escritor Abraham Valderomar, en aquella legendaria y afrancesada cafeter¨ªa, hoy no significar¨ªan nada para un alt¨ªsimo porcentaje de habitantes de la capital peruana, aunque bien podr¨ªan servimos para penetrar en el esp¨ªritu viejo de los nuevos barones de la econom¨ªa nacional, cuyos nombres pueden haber cambiado pero que, en el fondo, son los herederos ideol¨®gicos de aquella oligarqu¨ªa terrateniente decapitada por la reforma agraria de los a?os setenta. Otro escritor, Sebasti¨¢n Salazar Bondy, hab¨ªa escandalizado pocos a?os antes a aquellos barones del az¨²car y el algod¨®n con un libro titulado Lima la horrible, en el que este calificativo era empleado en un sentido moral que hoy puede extenderse tambi¨¦n al aspecto exterior de una ciudad en la que un 80% de los habitantes vive en tugurios o barriadas.Hace muy pocos a?os, en uno de mis frecuentes viajes al Per¨², decid¨ª dar una vuelta por aquella vieja Lima que, seg¨²n afirmaban todas las publicaciones del momento, hab¨ªa sido ya conquistada por los ambulantes. Apenas pude caminar por el jir¨®n de la Uni¨®n, apenas logr¨¦ dar unos pasos por la calzada invadida -ni qu¨¦ decir de las aceras- Logr¨¦, eso s¨ª, acercarme al grupo de gente que rodeaba a un charlat¨¢n al rev¨¦s. Me explico: este hombre no voceaba su producto diciendo que era aut¨¦ntico, sino que gritaba: "?Es mentira, aunque usted no lo crea."'. Logr¨¦ introducirme entre el grupo, con gran riesgo para mi billetera, y el hombre vend¨ªa caca falsificada para bromas.
Hace poco que he regresado del Per¨², contagiado por el desaliento que encontr¨¦ en cada persona con que habl¨¦. Un l¨ªder aprista, otro muy izquierdista y, un rico militante del derechista Frente Democr¨¢tico me dijeron, pr¨¢cticamente con las mismas palabras, que no exist¨ªa en el Per¨² un solo partido con planteamientos suficientes para hacer frente al caos social, pol¨ªtico, moral y econ¨®mico que vive un pa¨ªs invertebrado que hoy avanza hacia su desintegraci¨®n y hacia una violencia generalizada. Un sacerdote identificado con la teolog¨ªa de la liberaci¨®n mueve tristemente la cabeza y termina as¨ª nuestra conversaci¨®n: "?ste no es un pa¨ªs viable, Alfredo. Y la culpa de todo la tiene Lima".
'Sangre nueva'
Una sospechosa teor¨ªa contempor¨¢nea a las migraciones europeas del siglo XX divid¨ªa a Am¨¦rica del Sur en buena y mala. La primera la conformaban los pa¨ªses de geograf¨ªa f¨¢cil, como Argentina, Uruguay y Chile. A la segunda categor¨ªa pertenec¨ªan los pa¨ªses andinos y, a la cabeza de ellos, se hallaban el Per¨² y Bolivia. Y aquella sangre nueva, que en ciudades como Buenos Aires, por ejemplo, pas¨® a engrosar las filas de una poderosa clase media, s¨®lo lleg¨® minoritariamente al Per¨² y, cuando algunos inmigrantes se enriquecieron con sus actividades mineras o en una incipiente industria, se instalaron en Lima y fueron r¨¢pidamente absorbidos por esa vieja oligarqu¨ªa criolla que, si algo ha sabido hacer siempre bien, ha sido pactar y cambiar la fachada mas jam¨¢s el interior.
Y es ella quien, a lo largo del siglo XX, convierte en una pesada realidad la provocadora frase de Valderomar y aquello de Lima la horrible. Desde el punto de vista estrictamente econ¨®mico, la Administraci¨®n espa?ola hab¨ªa logrado lo que hoy resulta ser un pasado mejor: que en el Per¨² existieran diversos polos de poder y riqueza, en ciudades como Huancavelica, Arequipa, Ayacucho y otras m¨¢s. Todo ese poder¨ªo regional es absorbido por el absoluto centralismo de la historia republicana en favor de Lima, que termina por parasitar y colonizar al resto del pa¨ªs e impone, desde un poder econ¨®mico moderno por fuera e inmovilista por dentro, una estratificaci¨®n social y un sistema de valores que llevan al historiador franc¨¦s Olivier Dollfus a escribir, hace tan s¨®lo un par de d¨¦cadas, que jam¨¢s ha visto un pa¨ªs tan aristocr¨¢tico como el Per¨².
Pero entonces ya hace tambi¨¦n una buena d¨¦cada que la explosi¨®n demogr¨¢fica de los Andes y el avance del latifundio se han conjugado con la radio, primero, y la televisi¨®n, despu¨¦s, para atraer al milagro audiovisual que es Lima a los campesinos sin tierra que son cada d¨ªa m¨¢s. Sin una industria que los absorba, nace todo un sector informal y, con ¨¦l, las barriadas y tugurios que crecen y estallan formando nuevas barriadas y nuevos tugurios. Entonces cambian de contenido las frases de Salazar Bondy y Valderomar. Lima se deteriora a todo nivel, y en mi reciente viaje s¨ª la encontr¨¦ simplemente horrible de mirar. Y Lima es el Per¨², pero ya no s¨®lo por su centralismo, sino porque los lime?os depura cepa han quedado reducidos a un 5%, los barones de la banca y la industria, a millonarios que viven en guetos supervigilados y un estado de permanente alerta y p¨¢nico racial, mientras que por calles, plazas y barriadas, circulan y sobreviven o roban y raptan o son ambulantes o han conseguido un trabajito peruanos de todo el Per¨², de otra raza y otras costumbres, que peruanizan traum¨¢ticamente a una Lima insuficiente para todo y se lime?izan en esa nueva Lima ca¨®ticamente peruanizada, pero peruana al fin y al cabo y por fin y para bien y para mal.
A pesar de todo, y muy recientemente, a pesar del APRA y su carism¨¢tico Alan Garc¨ªa, que prometi¨® gobernar para todos los peruanos, aunque hay apristas que afirman que ni siquiera gobierna para todos los apristas, los ricos son cada d¨ªa m¨¢s ricos y los pobres, m¨¢s numerosos.
Pa¨ªs despoblado
Y hay mitos que se caen por su propio peso: el Per¨², que es much¨ªsimo m¨¢s grande que Espa?a por ejemplo, s¨®lo tiene unos 18 millones de habitantes. Luego es un pa¨ªs despoblado. Pero s¨®lo un 3% del pa¨ªs es habitable, y, con obras de car¨¢cter macroecon¨®mico, o sea, hoy imposibles, se lograr¨ªa que s¨®lo un 5% del territorio llegara a serlo. Y m¨¢s de la tercera parte de la poblaci¨®n peruana vive hoy en la Lima insoportable de vivir para much¨ªsima gente. Adem¨¢s, tal como van las cosas, Lima puede ver llegar o nacer a un mill¨®n de personas m¨¢s, cada dos a?os, m¨¢s o menos.
Sendero Luminoso y el Ej¨¦rcito mandan cada d¨ªa m¨¢s campesinos aterrorizados a Lima, por lo cual el terrorismo se encuentra con el campo m¨¢s abandonado y despoblado que nunca y modifica su estrategia "por el campo a la ciudad, en larga marcha", para prestarle un poco m¨¢s de atenci¨®n a la Lima novedosamente peruana. Y todo es posible en la ciudad sorprendida por el ayer despreciado y colonizado campo (de cultivo) de lo peruano de hoy. Es posible, por ejemplo, que un peque?o escuadr¨®n de senderistas desfile sin problema alguno largas cuadras que lo lleven hasta las puertas del palacio de Gobierno. El conservador diario El Comercio, que jam¨¢s ha pecado de sensacionalista, me sorprende a cada rato. Una noticia: Los barcos de la Corporaci¨®n Peruana de Vapores (en quiebra, por supuesto) est¨¢n siendo detenidos y embargados por deudas en los puertos donde atracan. Liverpool, por ejemplo. Un anuncio: "?Quiere usted vivir en Europa? La ¨²nica forma viable y m¨¢s r¨¢pida es cas¨¢ndose con europeo(a). Somos representantes legales de agencias y clubes matrimoniales de Suecia, Holanda, Suiza, Italia, etc¨¦tera. Tenemos fotos y datos aut¨¦nticos, nombres y direcciones y la mejor metodolog¨ªa...". Un gran aviso: "Al supremo Gobierno y a la opini¨®n p¨²blica: el narcotr¨¢fico es una actividad delictiva que recibe por sus exportaciones 115-120 intis/ dollar. ?Podr¨¢ la peque?a miner¨ªa subsistir como actividad legal cuando s¨®lo recibe por sus exportaciones 47-37 intis/dollar?".
El astuto presidente de Gobiemo sorprende "al terrorismo de cierta Prensa" con la siguiente jugada. Anuncia un reajuste de precios. La gente se aterra. Se viene otro paquetazo econ¨®mico. Se permite que se deslicen falsos datos del informe presidencial que van a dar a manos de expertos economistas. La Prensa cae en la trampa y anuncia alzas de muerte s¨²bita. Llega el d¨ªa en que el presidente se dirige a la naci¨®n y algunos productos ni siquiera suben, mientras los dem¨¢s que suben lo hacen bastante menos de lo que anunci¨® "el terrorismo period¨ªstico".
Los belaundistas del diario Expreso se burlan del "matrimonio a la peruana" que es el Frente Democr¨¢tico, y que el escritor ha hecho posible, reviviendo a Bela¨²nde y Bedoya Reyes con sus respectivos partidos: "... un matrimonio que no implicara la convivencia en un solo y nuevo hogar, sino que cada uno de los c¨®nyuges continuara viviendo con sus respectivos padres y que, cuando alguien quisiera visitar a la reci¨¦n constituida pareja, recibiera de ambos la misma respuesta: oye, ven y b¨²scame en mi casa, la de siempre, la de pap¨¢ y mam¨¢...". El Frente se halla a¨²n en estado de laboratorio, se afirma, y se le compara con esa pareja, para llegar a la siguiente conclusi¨®n: "Sin necesitar ser psic¨®logo ni experto en problemas matrimoniales, cada uno de nosotros podr¨¢ vaticinar casi sin margen de equ¨ªvoco cu¨¢l ser¨¢ el resultado de este experimento matrimonial".
En la izquierda, Barrantes calla. y gana votos. Y cuando habla, gana m¨¢s votos con cosas por el estilo: periodista: "?Le gusta a usted Felipe Gonz¨¢lez?". Barrantes: "No diga usted eso, por favor, que se puede interpretar mal". En la calle, todo el mundo sabe para qui¨¦n trabaja y c¨®mo hacer para parar la olla o... La jornada de ocho horas de un empleado, por ejemplo, se ha ido reduciendo poco a poco a cuatro, porque su sueldo es miserable y necesita cuatro horas m¨¢s para hacer taxi, colectivo, o encontrar cualquier otra chamba por ah¨ª. Y su jefe no le exige m¨¢s porque sabe que gana un sueldo miserable. A Lima le faltan much¨ªsimos autobuses m¨¢s de los que tiene y cada d¨ªa hay menos porque hay escasez de llantas (explicaci¨®n del Gobierno: "Hay escasez de llantas porque hay m¨¢s carreteras" -sic-).
Sinceridad de un amigo: "Con los barcos llegamos y con los barcos nos iremos, viejo". Sinceridad de una amiga riqu¨ªsima: se hab¨ªa divorciado, hab¨ªa descubierto la libertad, se hab¨ªa encerrado en la lectura, y ya no frecuentaba los tes de se?oras. Pero el Movimiento Libertad la sac¨® de su casa y termin¨® nuevamente en tes de se?oras. "Me sal¨ª de Libertad, Alfredo, porque s¨®lo Vargas Llosa vale la pena. Pobre Mario, Alfredo, ¨¦l no se merece esto; ¨¦l siempre ser¨¢ un hombre maravilloso". Le pregunto a mi multimillonaria amiga si sabe a qui¨¦n van a financiar los barones de la industria y de la banca, que ayer financiaron "al traidor de Alan Garc¨ªa". Parece que no gozo de muy buena fama pol¨ªtica en cierta capa social y esta amiga querida desde los 14 a?os me mira fijamente y logra que me sienta terriblemente comunista. Me encantar¨ªa contarle estas cosas a Mario Vargas Llosa, pero creo que las sabe muy bien y, en todo, caso, cuando como con ¨¦l me da un gusto enorme o¨ªrlo hablar de literatura con un fil¨®sofo esc¨¦ptico y un l¨ªder de muy izquierda, viejos amigos todos, y Mario nos cuenta divertid¨ªsimas y maravillosas historias de Julio Cort¨¢zar.
Aprendizaje doloroso
En los albores del XIX, Alexander von Humboldt visita el Per¨² y escribe: "En Lima no he aprendido nada del Per¨². Ah¨ª nunca se trata de la felicidad del reino... Un ego¨ªsmo fr¨ªo gobierna a todos...". Hoy s¨ª se aprende mucho del Per¨² en Lima. Casi todo dolorosamente. Y a ese 5% de lime?os que representa el ocaso de la flor de la canela, con sus barones de empresa de esp¨ªritu baronil, a¨²n hoy, les corresponden las dolidas estrofas del poeta Juan Gonzalo Rose, quien, como Sebasti¨¢n Salazar Bondy, muri¨® a fuerza de Lima la horrible: "Yo te perdono, Lima, el haberme parido / en un quieto verano/ de abanicos y moscas ( ... ) Tristes reliquias somos / de un hermoso pa¨ªs / que jam¨¢s conocimos".
El poema se titula Nata natal.
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