V¨ªctimas de una falsa terapia
Denuncias contra supuestos centros psicol¨®gicos que se anuncian en la calle y las gu¨ªas de tel¨¦fonos
Solucionan en unos d¨ªas lo que es un problema de toda la vida. No importa cu¨¢l sea el origen de su trastorno social o mental. Las p¨¢ginas amarillas de los tel¨¦fonos de las grandes ciudades est¨¢n repletas de anuncios con soluciones para cualquier tipo de desarreglos. Se trata de la oferta publicitaria de muchos supuestos gabinetes psicol¨®gicos, que carecen, en muchos casos, de los m¨ªnimos requisitos profesionales para llamarse as¨ª. A poco que se investigue, se averigua que no s¨®lo son casos de intrusisirio, sino que sus tratamientos, en ocasiones, causan da?os irreparables.
Juana, de 23 a?os, acudi¨® a la consulta del psic¨®logo a sugerencias de un familiar pr¨®ximo. Desconoc¨ªa que se encontraba bajo la presi¨®n de una fuerte crisis de angustia. S¨®lo sab¨ªa que todas sus ideas anteriores se le hab¨ªan desmoronado dentro de su cabeza y sus pensamientos no eran m¨¢s que un mont¨®n de escombros.Durante un mes hab¨ªa asistidoa una marat¨®n terap¨¦utica de cuatro fines de semana. Se hab¨ªa apuntado por tel¨¦fono, sin entrevista previa y sin presentar ning¨²n tipo de historial cl¨ªnico.
Seg¨²n le dijeron el primer d¨ªa, la inclu¨ªan en un grupo cuyo objetivo era hacer desaparecer las depresiones y "aprender a sentir en la comunicaci¨®n interpersonal". Averiguaciones posteriores la demostraron que aquel centro carec¨ªa de personal titulado para realizar cualquier tipo de trabajo terap¨¦utico.
Para superar su situaci¨®n, ha hecho falta un tratamiento farmacol¨®gico de varios meses y ahora un psic¨®logo ha iniciado con ella una larga terapia, a fin de hacerla salir del estado de desestructuraci¨®n en que se encuentra.
Dos a?os de tratamiento
En el Colegio Oficial de Psic¨®logos se reciben entre 30 y 40 denuncias al a?o, en su mayor parte procedentes de particulares, aunque no todas las demandas se presentan suficientemente formalizadas.
Desde 1981, son menos de 100 las denuncias por casos de intrusismo. El Colegio de Psic¨®logos, seg¨²n su vicepresidente, Alejandro ?vila Espada, carece de capacidad sancionadora contra estos casos, lo que lamenta. El decreto de 31 de diciembre de 1979, por el que se crea el colegio oficial, establece que la integraci¨®n en ¨¦l "ser¨¢ obligatoria para el ejercicio de la profesi¨®n de psic¨®logo".
Adem¨¢s, el art¨ªculo 14 del C¨®digo Deontol¨®gico, redactado hace unos meses y pendiente de ratificaci¨®n por la junta de gobierno del colegio, determina que "el psic¨®logo no prestar¨¢ su nombre ni su firma a personas que ileg¨ªtimamente, sin la titulaci¨®n y preparaci¨®n necesarias, realicen actos de ejercicio de la psicolog¨ªa y denunciar¨¢ los casos de intrusismo que lleguen a su conocimiento".
El catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Patol¨®gica Aquilino Polaino-Lorente conoci¨® profesionalmente el caso de un joven que hab¨ªa acudido durante dos a?os al gabinete de un falso psic¨®logo. Al t¨¦rmino de este tiempo, presentaba un cuadro esquizofr¨¦nico delirante debido a la terapia err¨®nea a la que hab¨ªa sido sometido.
Fueron necesarios cuatro meses de hospitalizaci¨®n y un largo tratamiento ambulatorio. Cinco a?os despu¨¦s, el joven todav¨ªa padece, en ocasiones, algunos rebrotes de agresividad.
"Hay procesos psicol¨®gicos", asegura Polaino-Lorente, "que fijan un cuadro delirante si no se act¨²a a tiempo contra ellos".
Norma Ferro, psiquiatra y psicoanalista, considera que este intrusismo hace tanto da?o al cuerpo profesional como al paciente. Al primero le causa un desprestigio social y al segundo "se le cuelgan etiquetas equivocadas, como oligofr¨¦nicos o hist¨¦ricos, por citar las m¨¢s frecuentes, que luego son muy dif¨ªciles de suprimir. Una terapia incorrecta", dice, "origina un deterioro m¨¢s profundo".
En Espa?a ejercen la profesi¨®n de psic¨®logo cerca de 10.000 personas. Aunque la cifra de colegiados es superior al doble, exactamente 21.044.
Se calcula que s¨®lo entre el 10% y el 15% de los licenciados empieza a ejercer su actividad profesional en el plazo de los dos primeros a?os despu¨¦s de terminar su carrera. El paro real se sit¨²a en torno al 40%-50% entre los licenciados con estudios concluidos hace tres a?os. En el curso 1986-1987 alcanzaron la licenciatura 3.325 alumnos. Ese a?o, el n¨²mero de estudiantes de psicolog¨ªa en toda Espa?a era de 39.174.
Las dos fuentes m¨¢s claras de intrusismo en el campo de la psicolog¨ªa provienen de las llamadas paraciencias, que se administran en muchos casos sin preparaci¨®n acad¨¦mica m¨ªnima, y de aquellos profesionales de otras disciplinas, especialmente m¨¦dicos y pedagogos, que a veces invaden la parcela de actuaci¨®n propia del psic¨®logo.
En el ¨¢mbito escolar se ha incrementado r¨¢pidamente la presencia del psic¨®logo. Gran n¨²mero de colegios privados ofrecen los servicios de un gabinete psicol¨®gico, que los padres pagan como gasto aparte de la factura escolar.
Valent¨ªa
En algunos casos se han presentado denuncias de padres sobre la dudosa titulaci¨®n espec¨ªfica de determinados gabinetes psicol¨®gicos, en los que se somete a los alumnos a pruebas de personalidad y se les aconseja sobre sus aptitudes para la futura elecci¨®n de estudios superiores.
Fernando L¨®pez P¨¦rez de Castro, secretario general de la Conflederaci¨®n Cat¨®lica de Padres (CONCAPA), reconoce que "hemos detectado casos de pirater¨ªa", y a?ade que "lo que m¨¢s nos preocupa es que estos gabinetes psicol¨®gicos de los colegios tengan una garant¨ªa de calidad".
Las tres v¨ªas que propone Polaino-Lorente para atajar el intrusismo son: mejor formaci¨®n espec¨ªfica de cada profesional, valent¨ªa para realizar cuantas denuncias sean necesarias y campa?as de sensibilizaci¨®n social a fin de que "quien necesite un psic¨®logo o un psiquiatra pueda distinguir si el profesional lo es o no de verdad".
Se trata de evitar que se repitan casos como el de Teresa, de 10 a?os, que asisti¨® los tres ¨²ltimos a una escuela de educaci¨®n especial porque su maestra as¨ª lo aconsej¨® a sus padres, debido a que la ni?a era muy retra¨ªda y no alcanzaba el nivel de aprendizaje de sus compa?eras.
Lejos de mejorar esa situaci¨®n, la ni?a se ha vuelto agresiva, cuando antes se mostraba inhibida, y no quiere relacionarse con sus padres. ?stos han optado por que Teresa deje la escuela de educaci¨®n especial a donde acudi¨® los ¨²ltimos tres a?os y han puesto el caso en manos de un psic¨®logo.
Los estudios de este especialista no detectan en la peque?a minusval¨ªa intelectual alguna, sino que han revelado un antiguo problema de origen afectivo, que ya se ha empezado a tratar.
La felicidad empieza el lunes
La consulta telef¨®nica se puede realizar entre semana, de cinco a ocho de la tarde, con un gabinete psicol¨®gico que se anuncia, como otros muchos, en fachadas y postes de algunas calles c¨¦ntricas de Madrid. Esta escuela psicol¨®gica dice ofrecer diagn¨®stico y tratamiento para trastornos de conducta que van desde los estados depresivos hasta la dislexia, pasando por las toxicoman¨ªas o la eyaculaci¨®n precoz.-Si le corre mucha prisa no se retrase, porque el lunes empezamos un nuevo ciclo...
-Pero no s¨¦ si esas charlas ser¨¢n lo m¨¢s conveniente para mi problema.
-Venga y lo veremos. La inscripci¨®n la puede hacer en el mismo momento de empezar. Si tras la primera sesi¨®n no queda satisfecho, se retira del curso y le devolvemos el dinero.
-?Y durante cu¨¢nto tiempo cree que ser¨ªa necesario ... ?
-Eso hay que estudiarlo m¨¢s detenidamente. Los problemas de relaci¨®n no son tan f¨¢ciles de superar como otros. Pero podemos calcular dos o tres sesiones semanales durante al menos, un mes.
-?A 5.000 pesetas el ciclo mensual?
-Bueno, desde esa cuota. Ya digo que depende mucho de la terapia adecuada para su caso.
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