Strange se impuso a Faldo en el Torneo de EE UU
El norteamericano Curtis Strange logr¨® su primera victoria en un torneo del Gran Slam de golf al imponerse ayer al ingl¨¦s Nick Faldo en el desempate del Campeonato abierto de Estados Unidos. Strange, que cubri¨® los 18 hoyos suplementarios con 71 golpes, el par, recibi¨® un cheque de 180.000 d¨®lares (cerca de 21 millones de pesetas), del mill¨®n con que estaba dotado, mientras que a Faldo, que precis¨® 75, se le entreg¨® otro por 108.000 d¨®lares (casi 12,5 millones de pesetas).
El triunfo de Strange sobre Faldo se decidi¨® virtualmente en el hoyo 13. A su green llegaron con un golpe de ventaja del estadounidense, que iba con el par de The Country Club, de Brookline (Massachusetts), al haber conseguido dos birdies en el 5 y el 7, pero incurrido en otros tantos bogeys en el 4 y el 12. El ingl¨¦s s¨®lo hab¨ªa logrado el birdie en el 9 y hab¨ªa cometido dos bogeys consecutivos en el 10 y el 11.Sus bolas se hab¨ªan quedado muy cercanas entre s¨ª y a unos seis metros de la bandera. Los dos anduvieron sobre la trayectoria a seguir por sus lanzamientos limpiando el c¨¦sped de la m¨¢s min¨²scula part¨ªcula extra?a. Faldo fue el primero en utilizar el putter y su pelota pas¨® rozando el agujero y se detuvo unos tres metros m¨¢s all¨¢. Strange, a continuaci¨®n, hizo que la suya describ¨ªa una curva perfecta de derecho, a izquierda y enfilara hacia su destino con su empuje, ya en el ¨²ltimo instante, con el pu?o cerrado y la rodilla en tierra. Era su tercer birdie. La serenidad de Faldo vacil¨® y, en su nuevo turno, no pudo salvar el par por cuesti¨®n de mil¨ªmetros. Era su tercer bogey. La diferencia se hab¨ªa ensanchado a tres golpes en un abrir y cerrar de ojos. Strange, menos uno; Faldo, m¨¢s dos.
El desenlace
El t¨ªtulo ya no puede escaparse, pensaba para s¨ª cada uno de los chauvinistas aficionados estadouniderises. Y no se escap¨®. El margen ya era muy amplio. Adem¨¢s, si Strange se sent¨ªa nervioso por la proximidad de su primer ¨¦xito en una competici¨®n mayor, Faldo tampoco era capaz de conservar su sangre fr¨ªa ante la inmediatez de su derrota.As¨ª, el ingl¨¦s no pudo sumar m¨¢s que otro birdie, en el 14, con lo que su desventaja se reduc¨ªa a dos. Pero en el 15 no supo aprovecharse ya de que la bola de Strange hubiera ca¨ªdo en la arena y su rival no hubiese podido evitar el bogey. Y es que su pulso ya no era tan firme. Por eso mand¨® la suya del antegreen al antegreen, cruzando veloz junto al hoyo, y tambi¨¦n ¨¦l se vio abocado al bogey. Luego, en el 17, cuando otro bogey le dejaba de nuevo a tres del estadounidense, ni siquiera esper¨® a que Strange consumara su par. Faldo se dio media vuelta, se deshizo deprisa de su putter d¨¢ndoselo a su caddie y se dirigi¨® a la salida del 18 para terminar cuanto antes y no sufrir m¨¢s. Su despedida, ya acelerada, fue otro bogey en ¨¦ste.
En cambio, Strange, que descarg¨® su tensi¨®n camino del green final saludando a diestro y siniestro, brazos en alto, a su rendido p¨²blico, estuvo a punto le firmar su tarjeta victoriosa Don otro birdie. No lo alcanz¨® por muy poco, pero ya no importaba nada. Faldo le estrech¨® la mano con deportividad y Sarah, su esposa, se abraz¨® a ¨¦l. No era para menos. Clasificado el primero en el tour en 1985 y 1987, estaba considerado, a sus 33 a?os, como el mejor golfista estadounidense, pero le faltaba el espaldarazo.
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