Lefebvre consum¨® el cisma ante miles de peregrinos
El arzobispo integrista Marcel Lefebvre consum¨® ayer el cisma en Ec?ne (Suiza) al consagrar a cuatro obispos, los primeros de la Fraternidad de San P¨ªo X. Ante varios miles de personas, con nutrida representaci¨®n de la ultraderecha, el prelado dijo con voz trascendente: "La Virgen se ha aparecido en Quito (Ecuador), seg¨²n me ha contado un cura colombiano, y ha dicho que un obispo salvar¨¢ al sacerdocio... No quiero decir con ello que ¨¦ste sea yo". La aparici¨®n de la Virgen del Buen Suceso ya hab¨ªa sido relatada por Lefebvre. Explicada nuevamente ayer, le permiti¨® reforzar su papel de "enviado por la divina providencia" y perseguido por la Roma "modernista".
A los sones del concierto para dos trompetas de Vivaldi el que fuera arzobispo de Tulle y Dakar penetr¨® en la carpa que serv¨ªa de templo. Las mitras y b¨¢culos de Lefebvre y del obispo em¨¦rito de C ampos (Brasil), Antonio de Castro Mayer, se oteaban entrando en el recinto en el mornento en el que por los altavoces se afirmaba: "Guarden del debido respeto; esto ni es folclore, ni fiesta ni espect¨¢culo". No obstante, a juicio de los informadores ten¨ªa algo de todo ello. El folclore lo daban los trajes regionales con que se hab¨ªan ataviado algunas alsacianas; la fiesta estaba en el ambiente de triunfo sobre la Roma modernista; el espect¨¢culo era, en buena medida, el mensaje que Lefebvre dirigi¨® a sus seguidores."El Papa puso ayer [mi¨¦rcoles para el lector] un coche a mi disposici¨®n para que fuera a Roma 9. hablar sin decir ni a donde ni con quien", asegur¨® el obispo integrista relatando una historia con cierta base real. Efectivamente, el cardenal Josef Ratzinger, prefecto para la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe hab¨ªa enviado un telegrama a Ec¨®ne en el que dec¨ªa: "Por el amor de Cristo y de su iglesia, el Santo Padre os pide firme y fraternalmente venir hoy [mi¨¦rcoles] a Roma, sin proceder el 30 de junio a las ordenaciones episcopales que anunciast¨¦is".
De nada sirvieron los buenos modales que la Santa Sede ha mostrado hasta llegar al cisma, ni que el telegrama fuera entregado por el secretario de la Nunciatura en Berna, Dominique Regaux. El mercedes negro del representante del Estado vaticano parti¨® con la negativa de los de la Fraternidad San P¨ªo X. Lefebvre prefiri¨® quedarse entre seguidores de Petain, el delfin a un trono de Francia que desaparici¨®n hace 200 a?os, y los ultraderechistas espa?oles que hac¨ªan ondear por doquier la bandera nacional con el escudo franquista.
Guardar la tradici¨®n
En ese ambiente, nuevamente revivido ayer, el arzobispo integrista opt¨® por "seguir guardando el tesoro de la tradici¨®n contra el comunismo, el socialismo, el liberalismo, el modernismo y el sionismo", seg¨²n sus propia palabras. "No queremos por nada en el mundo crear un cisma y someternos a un poder cualquiera extra?o a Roma, consituyendo una suerte de Iglesia paralela como hacen por ejemplo los obispos del Palmar de Troya; lejos de nosotros esos pensamientos mi.serables de alejarnos de Roma", aseguraba Lefebvre poco antes de dar el paso decisivos de separarse de la obediencia de la Iglesia cat¨®lica.
Cuando faltaban 22 minutos para el mediod¨ªa, el arzobispo integrista consum¨® el cisma. Sin mandato pontificio -condicional para consagrar obispos- procedi¨® a ordenar a los nuevos prelados.
El espa?ol Alfonso de Galarreta fue el tercero en recibir la imposici¨®n de manos, que realiz¨® primero Lefebvre y despu¨¦s el em¨¦rito de Campos, Antonio de Castro Mayer, hasta ayer obispo de la iglesia cat¨®lica.
Los aplausos de los asistentes retronaron en,la carpa que serv¨ªa de templo. El alcalde neofascista de una peque?a poblaci¨®n de la zona de Bergano (Italia) se hab¨ªa colocado con el solemne faj¨ªn tricolor en primera fila y de pie. Los mensajes de Lefebvre y de Castro regalaron sus o¨ªdos, tal como luego confi¨® a este diario. La autoridad municipal fue uno de los que dirigieron sus miradas hacia un asistente que se atrevi¨® a gritar: "Searnos fieles al Papa" despu¨¦s de que Lefebvre dijera que el Concilio Vaticano II hab¨ªa desnaturalizado la Iglesia. Las otras cinco interrupciones fueron aplausos rabiosos de los casi 6.000 seguidores que se agolpaban junto a la carpa y terrenos adyacentes.
Pero los males ya hab¨ªan comenzado antes, seg¨²n Lefebvre, y los catastr¨®ficos designios del tercer misterio de F¨¢tima, que Juan XXIII guard¨® en un caj¨®n, se plasmaron -de acuerdo con el intregrista- en el concilio.
Tambi¨¦n lanz¨® su andanada a la Prensa -otro largo aplauso- "que no nos ayuda", dijo. Los informadores, situados a ambos lados del altar, aguantaron, sin embargo, las cuatro horas y media que dur¨® la ceremonia. Cada nuevo obispo ofici¨® su misa en un altar particular, ya que la Fraternidad San P¨ªo X est¨¢n en contra de la concelebraci¨®n.
"Ceguera"
[El portavoz de la Conferencia Episcopal espa?ola, Joaqu¨ªn Ortega manifest¨® ayer que el arzobispo integrista "ha dado muestras de una excepcional obstinaci¨®n" al ordenar a los cuatro obispos en Ec?ne, seg¨²n informa Efe. A?adi¨® que "se trata de un caso de ceguera de un obispo, ante el que se han agotado todas las posibilidades de paciencia y tolerancia".
Las reacciones de representantes de la Iglesia en la Rep¨²blica Federal de Alemania, Francia y el reino Unido denotaban un clima de "tragedia y tristeza" entre los cat¨®licos europeos". El portavoz del Vaticano, Joaqu¨ªn Navarro declar¨® que Lefebvre "se encontraba virtualmente fuera de la Iglesia"].
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