?Una muestra del cambio en la pol¨ªtica sanitaria?
La inquietud que en estos momentos tienen los MIR de medicina familiar y comunitaria respecto al desarrollo de los programas de atenci¨®n primaria de salud, est¨¢, en mi opini¨®n, m¨¢s que justificada, m¨¢s all¨¢ de algunos de sus planteamientos m¨¢s directamente interesados, porque tiene sus ra¨ªces en los grandes errores cometidos por el Ministerio de Sanidad en el campo de la formaci¨®n posgraduada de los reci¨¦n licenciados en Medicina.El sistema MIR, implantado con extraordinario ¨¦xito en Espa?a a mediados de la d¨¦cada de los sesenta, ha supuesto un enorme salto cualitativo en la formaci¨®n de los m¨¦dicos especialistas, que, hasta entonces y todav¨ªa en a?os posteriores, pod¨ªan adquirir el t¨ªtulo simplemente con la inscripci¨®n en las oficinas de los colegios de m¨¦dicos y dos a?os te¨®ricos (supuestos) de pr¨¢ctica de la especialidad sin control. Fue m¨¦rito indudable y reconocido de quienes constituyeron el Seminario de Hospitales el haber iniciado y consolidado un sistema de entrenamiento programado y supervisado, mediante el cual los m¨¦dicos reci¨¦n licenciados adquir¨ªan su preparaci¨®n cient¨ªfico-t¨¦cnica y pr¨¢ctica durante un per¨ªodo de tres a cinco a?os en los hospitales. Gracias a este sistema MIR, en Espa?a se produjo una generalizaci¨®n de la competencia profesional de los m¨¦dicos de hospitales tan notable que tienen un reconocimiento indiscutible en el avance hospitalario de los ¨²ltimos 20 a?os.
Sin embargo, el sistema MIR, durante los primeros a?os, estuvo limitado a la formaci¨®n de especialistas tradicionales que han ido ocupando los puestos en los hospitales. Un nuevo avance se produjo con la creaci¨®n de la especialidad de medicina familiar y comunitaria en 1978, por la que se iniciaba la formaci¨®n y entrenamiento de m¨¦dicos para la asistencia primaria y a la atenci¨®n primaria de salud. Desde la iniciaci¨®n de estos programas han salido de los hospitales y de los centros de salud docentes algunos pocos miles de m¨¦dicos, de cuya preparaci¨®n dan cuenta los resultados de las comunidades aut¨®nomas que han promovido los centros de salud.
A partir del a?o 1982 se produjo un proceso contradictorio dirigido por el PSOE. De una parte, la concepci¨®n y elaboraci¨®n de la ley General de Sanidad, que supon¨ªa un avance hist¨®rico en la planificaci¨®n del futuro sanitario de Espa?a al destacar el papel de la atenci¨®n primaria de salud, la creaci¨®n de centros de salud y la articulaci¨®n de las ¨¢reas de salud en un Sistema Nacional de Salud que ampliase y cubriese las demandas sanitarias en igualdad de condiciones para toda la poblaci¨®n. De otra parte, se iniciaba la restricci¨®n de plazas en la convocatoria anual de MIR para todas las especialidades -y que notoriamente yugulaba las posibilidades de formaci¨®n de especialistas de medicina familiar y comunitaria. Esto se produc¨ªa en base a un an¨¢lisis parcial de la realidad de la demanda y oferta de m¨¦dicos en Espa?a, que no contemplaba m¨¢s instrumentos pol¨ªticos para su regulaci¨®n que la de limitar las plazas de MIR sin tener en cuenta que cada a?o salen de las facultades entre 5.000 y 7.000 licenciados, que asisten, desesperados, al taponamiento de la v¨ªa que puede garantizar su formaci¨®n y entrenamiento, pero que no est¨¢n dispuestos a echar en saco roto los a?os de preparaci¨®n en la facultad. En realidad, el an¨¢lisis sobre la. demanda y oferta de m¨¦dicos en Espa?a constitu¨ªa la base ideol¨®gica de una pol¨ªtica de restricci¨®n de gasto cuya ejecuci¨®n indiscriminada ha provocado una importante crisis en los hospitales, especialmente de la periferia, en los que, por la acci¨®n combinada de la restricci¨®n y de un reparto desigual de los MIR, se produjo una merma considerable de los recursos humanos con los que desde hac¨ªa a?os se contaba.
Vacantes transitorias
?Qu¨¦ ha pasado? Como consecuencia de esta pol¨ªtica restrictiva de plazas de MIR han quedado fuera del sistema, que tan buen resultado y a tan bajo coste ha dado a Espa?a, miles de reci¨¦n licenciados, que han buscado las salidas profesionales que se les ofrec¨ªan: cobertura de vacantes transitorias y las distintas variedades de interinidades, que, obviamente, les daban el pan y el trabajo, pero que les negaban la formaci¨®n y el entrenamiento profesional sin riesgos para los enfermos. Ahora, lo que conmueve y moviliza a los MIR de medicina familiar y comunitaria es la pretensi¨®n del Ministerio de Sanidad de buscar la salida a sus errores y a su pol¨ªtica de restricci¨®n de plazas de MIR, en connivencia con el Consejo General de Colegios M¨¦dicos, en facilitar el t¨ªtulo de la especialidad de medicina familiar y comunitaria a los m¨¦dicos interinos si acreditan un cierto n¨²mero de a?os trabajados. O sea, la vuelta al viejo sistema de conseguir una titulaci¨®n por acumulaci¨®n de a?os y al margen de las garant¨ªas que proporciona el sistema MIR.
Al no tener salida por la v¨ªa MIR, pol¨ªtica y artificialmente taponada, ¨²nica que garantiza un entrenamiento supervisado sin amenaza para los enfermos, estos m¨¦dicos, inevitablemente, buscar¨¢n la que puedan o la que abran, aunque sea una fisura que se ensanche y eche por tierra durante los pr¨®ximos a?os los planes progresistas y beneficiosos para la poblaci¨®n contenidos en la ley General de Sanidad. ?C¨®mo es posible que el Ministerio de Sanidad no repare en que al abrir unas v¨ªas distintas a las del sistema MIR imposibilita el avance que hab¨ªa pretendido con la ley, General de Sanidad para la atenci¨®n primaria de salud y el desarrollo de los centros de salud con m¨¦dicos competentes? ?Tiene esto que ver con la nueva orientaci¨®n del Ministerio de Sanidad de alianza con el Consejo General de Colegios M¨¦dicos, con el. abandono de los planes m¨¢s progresistas y con las tentativas de liberalizar y privatizar el sistema sanitario con cargo a los presupuestos p¨²blicos?
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