Sin empleo oficial
?sta es la historia de Juan sin empleo oficial, El pobre Juan nunca pens¨® que su condici¨®n de no empleado estatal le iba a reportar tantos agravios comparativos en el reparto de los impuestos, de sus impuestos.Juan trabaja en una ernpresa de construcci¨®n, tiene cuatro hiJos. Sus cinco vecinos son empleados como ¨¦l, pero estatales: Renfe, Iberia, Telef¨®nica, Ministerio de Defensa, Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia.
Un buen d¨ªa, deciden ir todos juntos de vacaciones. Juan hace n¨²meros: seis bifietes de tren en segunda clase, ida y vuelta, a 4.000 pesetas el billete hace un total de 2,14.000 pesetas. Su vecino de Renfe posee un kliom¨¦trico de primera clase con 5.000 kil¨®metros para cada uno de los miembros de la Ciamilia, gratis, lo que multiplicado por cinco pesetas el kil¨®metro hacen un ahorro anual de 25.000 pesetas por persona. ¨ªPobre Ju¨¢n! El vecino de Iberia posee pases para toda la f¨¢rnilia, lo que supone un ahorro anual de m¨¢s de 50.000 pesetas persona/a?o. ?Pobre Juan!
Siguen los n¨²meros: llamada al hotel para reservar habitaciones: 750 pesetas. 'Su vecino de Telef¨®nica tiene una tarifa especial para el enganche de su tel¨¦fono. Lo que supone un ahorro de unas 8.000 pesetas. ?Pobre Juan!
Siguen los n¨²meros: 10 d¨ªas en el hotel, en pensi¨®n completa, a 10.000 pesetas por d¨ªa hacen un total de 100.000 pesetas. Su vecino del Ministerio de Defensa utiliza las residencias militares de descanso a un precio irrisorio. ?Pobre Juan!
Siguen los n¨²meros: tenernos que dejar dinero para hacer las matriculas de los ni?os en la Universidad. Cuatro matr¨ªculas a 50.000 pesetas hacen un tota.11 de 200.000 pesetas. Su vec¨ªntri del Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia est¨¢ exento del pago de matr¨ªculas universitarias. ?Pobre Juan!
Al final se qued¨® meditando, sus vecinos se hab¨ªan marchado de vacaciones. Pero, si el dinero que ellos se ahorran se obtiene de los impuestos de todos los espa?oles, ?por qu¨¦ esos privilegios? Tal vez, coment¨® a su esposa, el a?o pr¨®ximo Hacienda nos ponga una desgravaci¨®n por privilegios no disfrutados. En ese mismo instante aparecen dos siluetas de cabezas humanas en la televisi¨®n que dicen. "Contribuir para repartir. Hacienda somos todos". Juan siente que su cabeza se caLenta, que algo extra?o le invade, y en un ataque de rabia estrella el cenicero contra la pequer¨ªa pantalla. Pobre Juan, se ha quedado sin vacaciones y sin televisor.-
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