Solidaridad ante el virus
El autor de este art¨ªculo afirma que el SIDA no es s¨®lo un problema de salud p¨²blica, sino una cuesti¨®n que afecta a las libertades p¨²blicas. Y propone afrontarlo con solidaridad, y no criminalizando a los afectados.
A estas alturas, casi todos hemos sido informados en mayor o menor grado de cu¨¢les son las v¨ªas de contagio del virus del SIDA y de las medidas preventivas a adoptar. La informaci¨®n y la prevenci¨®n son absolutamente necesarias para evitar que se propague el virus del SIDA, pero resultar¨¢n insuficientes si no va acompa?adas de medidas y actitudes que protejan los derechos humanos y la dignidad de las personas afectadas por el SIDA en alguna medida, evitando la discriminaci¨®n, el rechazo y la marginaci¨®n.El art¨ªculo 14 de la Constituci¨®n consagra el principio de la igualdad en los siguientes t¨¦rminos: "Los espa?oles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminaci¨®n alguna por raz¨®n de nacimiento, raza, sexo, religi¨®n, opini¨®n o cualquier otra condici¨®n o circunstancia personal o social". La realidad indica que con la aparici¨®n del SIDA han sido y contin¨²an siendo violados derechos inalienables y fundamentales, como el derecho a la salud (art¨ªculo 43): "Compete a los poderes p¨²blicos organizar y tutelar la salud p¨²blica a trav¨¦s de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios"; derecho a la educaci¨®n (art¨ªculo 27): "Todos tienen derecho a la educaci¨®n"; derecho al trabajo (art¨ªculo 35): "Todos los espa?oles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elecci¨®n de profesi¨®n u oficio, a la promoci¨®n a trav¨¦s del trabajo y a una remuneraci¨®n suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ning¨²n caso pueda hacerse discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo"; derecho a la intimidad e imagen (art¨ªculo 18): "Se garantiza el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen"; derecho a alojamiento y vivienda (art¨ªculo 47): "Todos los espa?oles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada"; derecho a la libertad de residencia y circulaci¨®n (art¨ªculo 19): "Los espa?oles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional... Asimismo, tienen derecho a entrar y salir libremente de Espa?a en los t¨¦rminos que la ley establece"; derechos de los reclusos (art¨ªculo 25): "El condenado a pena de prisi¨®n que estuviere cumpliendo la misma gozar¨¢ de los derechos fundamentales de este cap¨ªtulo".
Afectados por el SIDA sufren habitualmente la violaci¨®n de estos derechos. En cuanto a los presos, salvo el derecho a la libre circulaci¨®n, el art¨ªculo 25 de la Constituci¨®n reconoce el disfrute de los derechos fundamentales por parte de estas personas. La ley penitenciaria, por otra parte, establece otorgar la libertad condicional cuando se trate de enfermos muy graves, con padecimientos incurables. Esto es lo que disponen el texto y el esp¨ªritu de la Constituci¨®n. Esto es lo que dispone la ley penitenciaria expresada en el art¨ªculo 60 de su reglamento. Esto es lo que no se cumple. Las pocas libertades otorgadas hasta ahora han beneficiado, por lo general, a internos que ya estaban agonizando.
Las c¨¢rceles
La situaci¨®n desastrosa de las c¨¢rceles espa?olas se ha visto agravada con la aparici¨®n del SIDA. Los internos carecen en su mayor¨ªa de informaci¨®n sobre el tema y no disponen de los medios para prevenirse (condones, jeringuillas). Los portadores no pueden proteger su salud, tanto fisica como ps¨ªquica. No basta con distribuir folletos y dar algunas charlas en las c¨¢rceles sin arbitrar al mismo tiempo una pol¨ªtica global socio-sanitaria que asegure a los presos una existencia digna. Los internos deben recibir una adecuada atenci¨®n; los que est¨¦n enfermos de SIDA deben ser trasladados inmediatamente a hospitales de la'red sanitaria p¨²blica; tener opci¨®n a tratamientos para dejar drogodependencias; mantener relaciones sexuales (heterosexuales u homosexuales) con sus parejas. El Estado puede, legalmente, privar de libertad, no de la salud, de la dignidad ni de la vida.
El SIDA no es s¨®lo un problema de salud p¨²blica, es un problema que tiene que ver con las libertades p¨²blicas. De ah¨ª la necesidad de la existencia de un movimiento ciudadano en el que participen desde los mismos afectados hasta toda la poblaci¨®n interesada en una convivencia solidaria y responsable.
El movimiento ciudadano anti-SIDA asume la responsabilidad de evitar que se culpabilice a los afectados y que se hagan distingos entre v¨ªctimas inocentes y otras culpables, pasivas (por transfusi¨®n) o activas (por pr¨¢ctica de riesgo). Hay un solo culpable: el virus, e inclusive ¨¦ste no es condenable moralmente. Asimismo rechaza todo intento tendente a controlar en forma compulsiva a determinados grupos de la poblaci¨®n, realizaci¨®n masiva e indiscriminada de la prueba de detecci¨®n de anticuerpos frente al virus del SIDA, control de fronteras, exigencia de la prueba a la hora de emplearse o estudiar, etc¨¦tera, por entender que estas medidas violan los m¨¢s elementales derechos humanos y carecen de toda eficacia o garan-. t¨ªa para impedir que el virus se siga propagando. S¨®lo la informaci¨®n, la educaci¨®n y la solidaridad detendr¨¢n al SIDA.
Tambi¨¦n exigimos que la prueba de detecci¨®n de anticuerpos sea en todos los casos voluntaria, de car¨¢cter confidencial y an¨®nima, y que el interesado, previa y debidamente, sea informado tanto sobre su significado en los aspectos m¨¦dicos como sobre sus posibles consecuencias de orden psicol¨®gico. Y que en todo lugar donde se realice la prueba se disponga de la infraestructura necesaria para apoyar realmente al posible portador.
El movimiento ciudadano anti-SIDA se empe?a en promover y desarrollar todos los esfuerzos posibles tendentes a combatir esta enfermedad. Trata de que las distintas Administraciones, central, aut¨®nomas y locales, e internacionales, como la Orgarlizaci¨®n Mundial de la Salud, cumplan cabalmente con la responsabilidad que les compete en el asunto, procurando la coordinaci¨®n de su labor con la del movimiento ciudadano, sin hipotecar ¨¦ste su independencia. Desde las asociaciones, comisiones y comit¨¦s anti-SIDA, asimismo, se intenta incorporar a esta labor a maestros, APA, sanitarios, psic¨®logos, periodistas, soci¨®logos, abogados, organizaciones relacionadas con la drogodependencia, derechos humanos, homosexuales, juveniles, de la mujer, Cruz Roja, C¨¢ritas, centrales sindicales, asociaciones vecinales, etc¨¦tera, ya que el SIDA es una cuesti¨®n de todos. Su prop¨®sito es conseguir m¨¢s salud y m¨¢s libertad para m¨¢s personas.
Varias son las causas que han hecho del SIDA un problema que excede el campo de la salud p¨²blica internacional: la inexistencia, hoy por hoy, de vacunas o m¨¦todos eficaces para combatirlo (aunque se est¨¢n realizando progresos significativos); la hero¨ªna, como condicionante fundamental de la infecci¨®n por sangre; los tab¨²es sexuales; el poco prestigio de los grupos sociales a los que por error se le vincula.
Pero es necesario entender que el SIDA, a diferencia de otras enfermedades, es de dif¨ªcil contagio y que se conocen los medios- de prevenci¨®n adecuados. Las recomendaciones son muy simples y se podr¨ªan sintetizar en tres puntos: utilizar condones en las relaciones sexuales, vaginales o anales, con personas desconocidas desde el punto de vista sanitario; en las relaciones sexuales boca-sexo es conveniente que el semen o fluido vaginal no se deposite en la boca; se deben utilizar agujas y jeringuillas desechables, y en ning¨²n caso compartirlas.
No existe el contagio casual. El SIDA no se transmite ni por picaduras de -insectos (mosquitos y afines), ni por aire (estornudos, toses), ni por ba?arse en piscinas, ni por concurrir a clase, ni por ir de copas, ni por masturbarse solo o acompa?ado, ni por besarse en la mejilla o en la boca, ni por abrazarse, ni por ir a la f¨¢brica o a la oficina, ni por ser amigo, vecino, madre, padre, hermano, novio o novia, mujer o marido, ni por leer e informarse, ni por ser solidario.
Como dice un folleto de la Federaci¨®n de Comit¨¦s y Comisiones Ciudadanas Anti-SIDA del Estado espa?ol: "Ni un ni?o sin escolarizar por causa del SIDA; ni un enfermo mal atendido por causa del SIDA; ni un despido ama?ado por causa del SIDA; ni un solo preso enfermo de SIDA que pase sus ¨²ltimos meses de vida en la c¨¢rcel; ni sider¨ªas ni sidatorios; ni discriminaci¨®n ni automarginaci¨®n por miedo. El SIDA no es excusa para los pre juicios".
es presidente de la Federaci¨®n de Comit¨¦s y Comisiones Ciudadanas Anti-SIDA del Estado espa?ol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.