Fuga de piernas
Una nueva generaci¨®n de bailarines espa?oles se abre camino en el extranjero
El p¨²blico conoce el caso de Trinidad Sevillano, que ya es una estrella en el London Festival Ballet, pero pronto oir¨¢ hablar de Jos¨¦ Cruz -elegido por el m¨ªtico Mijail Baryshnikov para su American Ballet Theatre-, y algunos aficionados quiz¨¢ puedan presumir de haber visto a Antonio Castilla -reci¨¦n fugado al San Francisco Ballet- bailar su primer Corsario en la Zarzuela. Junto con Trinidad Vives -primera bailarina del Cincinnatti Ballet-, encabezan la larga lista de bailarines espa?oles que est¨¢n abri¨¦ndose camino en el extranjero.
Desde los tiempos de Rosita Mauri, estrella de la ¨®pera de Par¨ªs a mediados del siglo pasado, los bailarines espa?oles se han visto obligados a emigrar para realizarse profesionalmente y muchos han triunfado m¨¢s all¨¢ de toda expectativa. Pero era porque aqu¨ª no hab¨ªa compa?¨ªas de ballet cl¨¢sico, no se reconoc¨ªa la danza, no hab¨ªa posibilidad alguna de bailar. Luis Fuente, Ana Laguna, V¨ªctor Ullate, Guillermina Coll e incluso Nacho Duato se marcharon cuando pretender dedicarse a la danza cl¨¢sica en Espa?a era m¨¢s dif¨ªcil que fundar un partido pol¨ªtico y casi igual de arriesgado.Lo sorprendente es que ahora -cuando hay una compa?¨ªa nacional con 10 a?os de solera y m¨¢s de 70 bailarines en plantilla, cuando est¨¢n empezando a surgir otras compa?¨ªas, cuando el ballet est¨¢ despertando inter¨¦s entre el p¨²blico general y recibiendo m¨¢s apoyo oficial que nunca- decenas de bailarines y bailarinas, muchos de ellos con a?os de experiencia en la compa?¨ªa oficial, siguen escogiendo el camino de la emigraci¨®n.
"A m¨ª me echaron del Ballet Nacional", explica Julia Olmedo, que fue solista desde la fundaci¨®n de la compa?¨ªa, en 1979, hasta 1986. El despido, por "exceso de peso", fue declarado improcedente, pero Julia, ahora, no volver¨ªa por nada del mundo: dentro de unas semanas se marcha a Suiza, contratada por Maurice B¨¦jart, para integrarse en su nueva compa?¨ªa.
Otros se han marchado del Nacional por voluntad propia, "porque no hay repertorio, ni proyectos, ni ilusi¨®n", o fueron despedidos durante la larga crisis de 1986-1987. La nueva etapa con Maya Plisetskaya no parece interesar a estos ¨²ltimos emigrantes, que tienen la suerte de estar mejor formados que sus antecesores y salir ya con sus contratos debajo del brazo. "Los que entramos al principio en el Ballet Nacional somos una generaci¨®n quemada por los cambios continuos de orientaci¨®n, por las luchas internas y las sucesivas direcciones", explica Olmedo. Otros, como Javier Aramburu -sin lugar a dudas la promesa m¨¢s brillante de todos los chicos que han pasado por el Nacional-, no han tenido la suerte o el coraje para superar sus dificultades y simplemente han dejado de bailar.
Pero la mayor¨ªa ha optado por el exilio. Mar¨ªa Jes¨²s Casado, una de las bailarinas m¨¢s destacadas del Ballet Cl¨¢sico Nacional desde su fundaci¨®n, baila desde hace dos a?os en el Ballet de la ¨®pera de Z¨²rich, donde tambi¨¦n est¨¢ Marta Munso; Felipe Aleoceba est¨¢ en el de Stuttgart, y ?ngel Rodr¨ªguez en el Ballet del Gran Teatro de Ginebra, donde tambi¨¦n est¨¢ Marta Ramallo, trabajando con ¨®scar Araiz. Alfredo Fern¨¢ndez es solista del Ballet Nacional de Marsella -y Marieta Torijo y Mar¨ªa Osende est¨¢n bailando en el Ballet de Berl¨ªn.
Brillantes solistas
Mar L¨®pez Bravo -otra de las brillantes solistas de la primera ¨¦poca del Ballet Nacional- ha sido contratada este a?o por el Ballet de Phoenix (Arizona). Y a Estados Unidos se est¨¢ yendo tambi¨¦n estos d¨ªas Antonio Castilla, que fue el primer compa?ero de Trinidad Sevillano -desde los tiempos del Ballet Cl¨¢sico de Zaragoza- y luego pareja estable de Arantxa Arg¨¹elles en el Nacional hasta hace unas semanas. Antonio Castilla -formado, como sus dos compa?eras, por Mar¨ªa de ?vila- ha sido fichado por el San Francisco Ballet, la compa?¨ªa cl¨¢sica de m¨¢s solera del continente.El caso de Trinidad Vives -la ¨²nica espa?ola hasta hoy que ha ganado el gran premio de Lausanne- es distinto. Alumna de Carmina Oca?a, se march¨® muy joven a Alemania. Fue en seguida nombrada solista del Ballet de la ¨®pera de Hamburgo y hoy en d¨ªa es -junto con su tocaya, la Sevillano- de las pocas bailarinas espa?olas que ha acumulado un verdadero repertorio cl¨¢sico en su curr¨ªculo profesional. Desde hace dos a?os es la estrella del Cincinatti Ballet. Lo m¨¢s sorprendente de la Vives es que nunca ha sido llamada para bailar, siquiera como invitada, con el Ballet Nacional.
La otra Trinidad, la Sevillano, desarrolla su carrera en Londres como un cuento de hadas: las maestras (Makarova y Kirkland) se la disputan, la cr¨ªtica la adula, el p¨²blico la adora y, a los 19 a?os, core¨®grafos de renombre mundial crean para ella ballets completos.
Jos¨¦ Cruz nada m¨¢s terminar sus estudios en el Instituto de Teatro de Barcelona se fue primero a Amberes para pasar despu¨¦s al Ballet de Z¨²rich, donde Alexander Minz le recomend¨® que fuera a Nueva York para audicionar en el American Ballet Theatre.
Sigue habiendo una desconfianza generalizada hacia los cambios de orientaci¨®n respecto al hoy llamado Ballet del Teatro L¨ªrico Nacional y se sigue teniendo la sensaci¨®n de que no hay una verdadera pol¨ªtica para el desarrollo de la danza que permita creer en el futuro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.