El ¨²ltimo gran examen del curso
Unos 500 estudiantes realizan esta semana la prueba de aptitud para ingresar en Bellas Artes
Alrededor de 500 estudiantes realizan a lo largo de esta semana la prueba de aptitud para el ingreso en la facultad de Bellas Artes de la universidad Complutense. El ¨²ltimo gran examen del a?o acad¨¦mico tiene lugar cuando ya el gigantesco campus madrile?o se encuentra desierto. Durante cinco d¨ªas consecutivos, los aspirantes a una de las 398 plazas deben realizar un dibujo de representaci¨®n, a partir de un modelo, y una prueba, que los alumnos han dado en llamar "de color", y que es, en realidad, un ejercicio de creaci¨®n libre sobre un tema propuesto.
El examen ha perdido gran parte del dramatismo de que estaba rodeado antes de convertirse en facultad la antigua escuela superior de Bellas Artes de San Fernando. Entonces, cientos de aspirantes luchaban cada a?o por conseguir una de las 25 0 50 plazas disponibles. La prueba actual es menos dura porque la Admnistraci¨®n exige que se cubran las 398 plazas todos los a?os.Rosa Garcer¨¢n, decana de la facultad, recuerda la lucha del claustro para conseguir recuperar el examen de ingreso, al que hubo de renunciar, un tanto parad¨®jicamente, a partir del a?o 1978, cuando la escuela se convirti¨® en facultad universitaria. Una interpretaci¨®n estrecha de la legislaci¨®n vigente prohib¨ªa cualquier prueba distinta a la de la selectividad.
Garcer¨¢n asegura que el absentismo del alumnado de Bellas Artes es de los m¨¢s bajos de la universidad, aunque no consigue explicar a qu¨¦ se debe el grado de entusiasmo que esa actitud encierra, sobre todo cuando se advierten las dificultades de toda ¨ªndole con que la facultad tiene que luchar.
"Con s¨®lo 93 profesores para 2.250 alumnos, impartir una ense?anza que, por definici¨®n, o es individualizada o no merece tal nombre, es algo que s¨®lo se puede conseguir a base del voluntarismo de todos. Muchos de los profesores se pasan el d¨ªa en la facultad duplicando su jornada obligatoria de trabajo, porque el contacto con el alumno tiene que ser permanente, y si cada profesor ha de orientar a cien alumnos, usted me dir¨¢ c¨®mo lo hace si no es a costa de su propio tiempo".Se acumulan los problemas derivados de la falta de espacio de talleres, de laboratorios, de presupuestos, en fin. Cuando se observa la acumulaci¨®n de caballetes en cualquiera de las clases de pintura es inevitable imaginarse la c¨®mica cat¨¢strofe que supondr¨ªa la ca¨ªda en cadena de todos esos artefactos como las fichas de un domin¨® gigantesco.
Pero la decana, optimista por naturaleza, ni siquiera se atreve a suscitar ahora la cuesti¨®n de la "Corona de Espinas", el singular edificio circular de los arquitectos Higueras, Mir¨® y Moneo, situado entre la facultad y el Palacio de la Moncloa. Despu¨¦s de miles de avatares, a punto de concluirse las obras de su definitivo acondicionamiento, el edificio empieza a ser ocupado por el Instituto de Conservaci¨®n y Restauraci¨®n de Obras de Arte, dependiente del Ministerio de Cultura. Los profesores de la facultad miran estos d¨ªas de reojo el ir y venir de gentes hacia la "Corona de Espinas", y se preguntan si alguien se acordar¨¢ del viejo compromiso con la Complutense, por el cual, al menos una cuarta parte del edificio ser¨ªa destinado al departamento de Restauraci¨®n de la facultad. "No nos quejamos, porque los problemas de nuestra facultad son similares a los de toda la universidad", concluye Rosa Garcer¨¢n; lo que nos preocupa es que, en un pa¨ªs eminentemente art¨ªstico como el nuestro, no acabamos de ver en la sociedad en general y en la Administraci¨®n en particular, una sensibilidad suficiente hacia la ense?anza del arte. Las Bellas Artes han entrado en la universidad, pero la sociedad sigue de espaldas a ellas, creo".
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