Noches de La Corrala
Ya est¨¢n aqu¨ª las noches de La Corrala. El patio ahora est¨¢ en obras de reparaci¨®n, se han llevado a alg¨²n sitio a los vecinos y faltan en el espect¨¢culo estos espont¨¢neos de camiseta o bata asomados a sus barandas, descendientes del sainete. M¨¢s vale que se les hagan c¨®modas y habitables las viviendas; el pintoresquismo suele ser mala cosa para lo pintoresco.Este a?o se han apretado m¨¢s las mesas unas con otras; desde una hora antes las gentes hacen colas para la comida, contenida en unas bolsas de pl¨¢stico: pollo fr¨ªo, empanadas, o un bocata que contiene una veloz similitud de la tortilla de patata. Los mozos pasan con sus gorrillas, hay altavoces estridentes con un son de manubrio, jarras de sangr¨ªa clarita, humo de churros que se dan en los junquillos para el chocolate de harina. Extranjeros que contemplan at¨®nitos, chavalas con minifalda, familiotas de barrio, viejos madrile?os esperanzados con el pasado, algunos famosos, mesas altas para las autoridades -con traje-, aleteo de abanicos, calor.
El bateo
De Paso y Dom¨ªnguez. Textos adicionales: Carlos Arniches. M¨²sica: Federico Chueca. Int¨¦rpretes: Nati Mistral, Pedro Valent¨ªn, Milagros Mart¨ªn, Berta G¨®mez, Arturo Querejeta.Direcci¨®n musical: Jos¨¦ Antonio Torres. Director de escena: Jos¨¦ Osuna. La Corrala, 22 de julio.
Pretexto
Tambi¨¦n hay teatro: es el pretexto. Como otros a?os, el director Jos¨¦ Osuna ha montado tres escenarios en frentes distintos -el efecto surrounding, que dicen ahora los t¨¦cnicos de lo audiovisital-; cada vez que cambia la acci¨®n se oye el arrastrar de sillas que modifican la posici¨®n de los espectadores -los m¨¢s indolentes prefieren la tort¨ªcolis, que es una palabra como de sainete-, y en esos escenarios se representa El bateo con la alegre y muy madrile?a m¨²sica de Chueca.La toca una orquesta en mangas de camisa -es el ambiente- con bastante claridad, sobre todo con una buena secci¨®n de viento, clara y empastada, dirigida por Jos¨¦ Antonio Torres; canta la voz brava y popular -de real hembra- de Nati Mistral, la eclucada de Milagros Mart¨ªn y del tenor ?ngel Gonzalo... Hablan en castizo los actores: Pedro Valent¨ªn, Berta G¨®mez, Arturo Querejeta... Hay un coro; y un ballet adiestrado por Alberto Portillo. De cuando en cuando, los micr¨®fonos y los altavoces se lo llevan todo; se acoplan, pitan, crujen. Todo forma parte de la tradici¨®n. El sainete se alarga: al acto original que escribi¨® Antonio Paso se a?aden di¨¢logos de Arniches, y a las m¨²sicas de El bateo, otras tomadas tambi¨¦n del inagotable Chueca.
Tampoco se va all¨ª a buscar arte, sino algo de fiesta nocturna, alg¨²n remedo de madri?elismo. Hubo tiempos, cuando empezaba esto, en que acud¨ªan chulillos con pantal¨®n abotinao y muchachas con pa?uelo a la cabeza y alg¨²n mant¨®n; en que a las verjas se pegaban gentes del barrio con pancartas y gritos que ped¨ªan que fuese gratis -?por qu¨¦ no?-; fue un momento sociol¨®gico en el que el madrile?o crey¨® que deb¨ªa recuperar algo de su vieja identidad, quiz¨¢ por razones de autodefensa o de imitaci¨®n. Luego se ha ido viendo que no merec¨ªa la pena y que Madrid es un poco m¨¢s Madrid siendo indiferente y desapegado que buscando alg¨²n folclor y alg¨²n nacionalismo. Esto es otra cosa. La Corrala tiene sus adictos, su orden, su organizaci¨®n de comidas y bebidas y canciones, sus forasteros que vienen a ver, y sus mesas se llenar¨¢n todas las noches. Si el tiempo no lo impide.
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