Es hora de hablar con Ir¨¢n
El ex secretario de Estado norteamericano cree llegado el momento de que EE UU e Ir¨¢n mejoren sus relaciones. En este art¨ªculo, extractado y que fue escrito antes de que Ir¨¢n anunciara su disposici¨®n a poner fin a la guerra con Irak, Kissinger describe los pasos que habr¨ªan de darse y ofrece una receta negociadora sobre la que basar el acercamiento entre Washington y Teher¨¢n.
De cuando en cuando, una cat¨¢strofe inesperada proporciona la oportunidad de enderezar un rumbo y marcar una trayectoria a una serie de actores principales que, como en la tragedia griega, parecen inclinados a cumplir con un destino que han dejado de controlar hace mucho tiempo. El tr¨¢gico derribo del avi¨®n civil iran¨ª por la Marina norteamericana puede ser la ocasi¨®n para que todas las partes implicadas en la guerra del Golfo hagan una pausa y reclamen el control sobre sus destinos.Los hechos fundamentales no exigen comentarios. Hasta los m¨¢s fan¨¢ticos habitantes de Teher¨¢n deben saber que Estados Unidos carec¨ªa de un motivo razonable para un acto como ¨¦se. Sin duda, las autoridades militares norteamericanas estudiar¨¢n todos los pormenores relativos a dicha acci¨®n con objeto de reducir al m¨ªnimo las posibilidades de que vuelva a producirse un acontecimiento similar. Pero, sobre todo, el accidente tendr¨ªa que brindar la ocasi¨®n de que las partes interesadas revisaran c¨®mo han llegado a una situaci¨®n en la que puede producirse un incidente as¨ª.
Fundamentalmente, hay muy pocas naciones en el mundo con menos motivos para discutir y con intereses m¨¢s compatibles que Ir¨¢n y Estados Unidos. Pese a que el sha lleg¨® a simbolizar la amistad entre ambos pa¨ªses durante la d¨¦cada de los setenta, tales intereses no depend¨ªan de ¨¦l. Este desgraciado accidente puede brindar la ocasi¨®n para reiniciar el di¨¢logo con Teher¨¢n. Como parte de dicho proceso, Estados Unidos podr¨ªa aceptar pagar una compensaci¨®n a los familiares de las v¨ªctimas del avi¨®n siniestrado, aunque colocando el dinero en dep¨®sito hasta el cese de las hostilidades entre Ir¨¢n e Irak y la liberaci¨®n de rehenes norteamericanos en L¨ªbano.
Objetivos de EE UU
Estados Unidos persigue tres objetivos fundamentales en el golfo P¨¦rsico:
- Garantizar la libertad de navegaci¨®n en sus aguas. La mitad, al menos, de las reservas de petr¨®leo mundiales est¨¢ situada en los pa¨ªses ribere?os del golfo P¨¦rsico. Una interrupci¨®n de la navegaci¨®n en esa zona amenazar¨ªa y pondr¨ªa en peligro a las democracias industrializadas con posibilidades de que volviera a producirse una crisis similar a la de la d¨¦cada de los setenta que dio lugar a inflaci¨®n, recesi¨®n y un paro creciente.
- Evitar el dominio sovi¨¦tico de la zona. Ya desde la ¨¦poca de Pedro el Grande, el control del golfo P¨¦rsico ha sido uno de los principales objetivos de la pol¨ªtica rusa. En el siglo XIX, de no haber sido por la intervenci¨®n brit¨¢nica, Ir¨¢n hubiera sido incorporado al imperio ruso, de la misma forma que algunos principados vecinos del Asia central fueron conquistados por los zares. De no haber sido por la intervenci¨®n norteamericana, la provincia noroccidental de Ir¨¢n el Azerbaly¨¢n, hubiera sido ocupada en 1946 por los comisarios como primer paso hacia el desmembramiento de Ir¨¢n, que tiene una frontera con la Uni¨®n Sovi¨¦tica de unos 2.500 kil¨®metros. La invasi¨®n de Afganist¨¢n signific¨® otra fase dentro del sue?o sovi¨¦tico de varios siglos de antig¨¹edad.
- Preservar la integridad territorial de pa¨ªses amigos y alentar sus progresos. En el golfo P¨¦rsico coexisten dos amenazas de tipo radical: el secular Irak y el Ir¨¢n fundamentalista. Irak tiene un historial de apoyo al terrorismo y de presionar sobre los moderados Estados vecinos. El Ir¨¢n fundamentalista ha buscado derrocar a todos los reg¨ªmenes moderados y humillar a Irak, que lo atac¨® en 1980. La victoria de cualquiera de los contendientes pondr¨ªa en peligro la seguridad de los pa¨ªses amigos del Golfo y afectar¨ªa a la prosperidad de las democracias industrializadas. Mientras pareci¨® que Ir¨¢n ganar¨ªa la guerra, Estados Unidos hubo de apoyar a Irak. Pero lo que est¨¢ claro es que Estados Unidos no tiene ning¨²n inter¨¦s en la victoria de ninguno de los contendientes.
?Hasta qu¨¦ punto se atiende a dichos objetivos por medio del compromiso norteamericano en el golfo P¨¦rsico?
Cuando en 1987 Estados Unidos comenz¨® a escoltar petroleros kuwait¨ªes, yo expres¨¦ mis reservas ante ese hecho. Me parec¨ªa que el objetivo -libertad de navegaci¨®n- no reflejaba nuestros verdaderos intereses. Ir¨¢n no tiene inter¨¦s en cerrar el Golfo, dado que lo utiliza para exportar su petr¨®leo. Irak s¨ª que ten¨ªa inter¨¦s en lograrlo, ya que de esta forma privaba a Ir¨¢n de su fuente principal de divisas. La verdad es que las estad¨ªsticas muestran claramente que durante 1987 la mayor¨ªa de los ataques contra buques que navegaban en el Golfo se produjo por parte iraqu¨ª. Los ataques iran¨ªes contra buques se deb¨ªan a represalias. Tampoco el hecho de escoltar buques kuwait¨ªes, que suponen menos del 2% del tr¨¢fico mar¨ªtimo por el estrecho de Ormuz, parec¨ªa tener importancia ni relaci¨®n con el problema de la libre navegaci¨®n. S¨®lo durante los ¨²ltimos tres meses Estados Unidos ha ofrecido su ayuda a todos los buques neutrales.
Estados Unidos no tiene ninguna raz¨®n para hacer pensar que mantiene una actitud irrevocablemente hostil contra Ir¨¢n, y menos a¨²n para que se suponga que est¨¢n comprometidos para lograr la victoria de Irak. Todo lo contrario: tiene un inter¨¦s positivo en que se conserve la integridad territorial de Ir¨¢n y su desarrollo econ¨®mico, siempre que sus dirigentes no causen problemas fuera de sus fronteras. Lo que llev¨® a la Armada norteamericana al golfo P¨¦rsico fue la pol¨ªtica expansionista del fundamentalismo iran¨ª. Lo que hace que resulte dificil el di¨¢logo entre Estados Unidos e Ir¨¢n es el apoyo iran¨ª a ciertas detestables formas de terrorismo y la manipulaci¨®n de los rehenes norteamericanos.
Aviso a Teher¨¢n
Los dirigentes de Teher¨¢n deben percatarse, antes o despu¨¦s, de la locura que supone enfrentarse al coloso m¨¢s distante, lo que acarrea un debilitamiento contra el gigantesco vecino, que ha ambicionado tradicionalmente desmembrar a Ir¨¢n y dominar el Golfo. Tampoco pueden albergar dudas sobre la buena disposici¨®n de la Administraci¨®n Reagan para lograr que mejoren las relaciones entre ambos pa¨ªses. Puede que el fanatismo ciegue a los iran¨ªes en cuanto a los motivos de dicha actitud. Interpretaron el fracaso del intercambio de armas por rehenes como un signo de debilidad. Pueden empezar a preocuparse tambi¨¦n sobre su integridad nacional si tratan con quien los mullahs decidieron calificar de Gran Sat¨¢n.
Aunque Estados Unidos no puede hacer nada para modificar las arraigadas posturas de Teher¨¢n, puede servirse del desastre acaecido en el Golfo para dar una nueva oportunidad a Ir¨¢n de iniciar un di¨¢logo. Esto se producir¨ªa en tres etapas: un pago por el tema de la aeronave, un alto el fuego en la guerra entre Ir¨¢n e Irak y el principio de un di¨¢logo m¨¢s fundamental.
Con respecto al avi¨®n, la Administraci¨®n Reagan expres¨® ya su pesar por la p¨¦rdida de vidas humanas. Seguir por ese camino y pedir disculpas supondr¨ªa el reconocimiento de una conducta criminal deliberada que podr¨ªa servir de pretexto para nuevos actos terroristas. Ya se ha incidido demasiado sobre ese punto.
La preocupaci¨®n de car¨¢cter ¨¦tico no se prueba por medio de bajezas. Pero se puede expresar dando los siguientes pasos:
- Permitir que se inicie una investigaci¨®n internacional del incidente.
- Ofrecer el pago de compensaciones a las familias de las v¨ªctimas.
Sin embargo, no se puede exigir a Estados Unidos que financie la guerra contra Irak o que pague una cantidad importante en divisas a un pa¨ªs cuyos partidarios contin¨²an manteniendo secuestrada a una serie de rehenes norteamericanos.
Washington debe hacer todo lo posible para lograr el fin de las hostilidades en el conflicto entre Ir¨¢n e Irak. Ahora que el Ej¨¦rcito iraqu¨ª ha recuperado la pr¨¢ctica totalidad del territorio ocupado por Ir¨¢n, ese objetivo parece m¨¢s realista. Para evitar interminables negociaciones entre los contendientes sobre los t¨¦rminos de alto el fuego, EE UU podr¨ªa presentar la siguiente propuesta de cinco puntos:
- Ir¨¢n e Irak declarar¨ªan por separado el cese de todas las acciones ofensivas m¨¢s all¨¢ de sus fronteras nacionales.
- Ir¨¢n e Irak aceptar¨ªan poner fin a sus ataques a buques.
- El secretario general de las Naciones Unidas crear¨ªa una comisi¨®n para investigar las causas de la guerra, con lo que se satisfar¨ªa una de las demandas claves iranies.
- Una vez que ambas partes hubieran declarado sus deseos de paralizar las acciones ofensivas de sus tropas -incluso en el caso de que s¨®lo Ir¨¢n lo declarara-, Estados Unidos dejar¨ªa de escoltar a los buques que navegan por el Golfo.
- A medida que se afianzara el alto el fuego, Estados Unidos reducir¨ªa su presencia naval en el Golfo a los niveles existentes antes de iniciarse la escolta a buques neutrales.
Una vez establecido el contexto, Estados Unidos deber¨ªa estar preparado para iniciar conversaciones confidenciales dirigidas a mejorar de forma permanente las relaciones entre Estados Unidos e Ir¨¢n. El error de la ¨²ltima iniciativa iniciada hacia Ir¨¢n fue tratar de lograr de forma inmediata la soluci¨®n de problemas concretos. Dado que tales problemas inclu¨ªan una serie de ansiedades profundas norteamericanas, los mullahs se sintieron tentados a iniciar un chantaje.
La semejanza china
De hecho, la situaci¨®n tiene cierto parecido con las primeras fases de las relaciones entre China y Estados Unidos. En este ¨²ltimo caso, dos pa¨ªses hostiles ideol¨®gicamente iniciaron un di¨¢logo basado en la premisa de que exist¨ªan intereses geopol¨ªticos que concordaban en cierto modo. Cada una de las partes present¨® su opini¨®n acerca de la situaci¨®n internacional y explic¨® en qu¨¦ puntos estaba de acuerdo y en cu¨¢les no con el otro pa¨ªs. De la misma forma, en un di¨¢logo con Ir¨¢n, ser¨ªa una p¨¦rdida de tiempo pensar que cualquiera de los dos pa¨ªses aprobara la escala de valores del otro. Sin embargo, es posible que el tiempo haga que surja un inter¨¦s com¨²n por la estabilidad de la zona del golfo P¨¦rsico. Estados Unidos s¨®lo puede presentar con mucho tino por qu¨¦ lo estima as¨ª. Al igual que en las negociaciones que tuvieron lugar con China, lo mejor ser¨¢ que un grupo reducido de personas tenga a su cargo este proceso y que todo se lleve a cabo de forma confidencial para evitar que surjan expectativas innecesarias que den lugar a desagradables explicaciones p¨²blicas.
Estados Unidos ha conseguido sus objetivos b¨¢sicos en el golfo P¨¦rsico. Ir¨¢n tiene la palabra. ?Est¨¢ dispuesto a enfrentarse a la realidad y a actuar basado en su inter¨¦s nacional? ?O seguir¨¢ tratando de lograr objetivos esencialmente revol uellon arios? Si opta por la primera opci¨®n, encontrar¨¢ un socio ju.sto y de mente abilerta en Estados Unidos. Si se: decide por la segunda opci¨®n, Estados Unidos no tendr¨¢ m¨¢s remedio que mantener el rumbo y defender sus intereses vitales y los de sus naciones amigas.
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