El desag¨¹e
Lo fundamental en la democracia son las formas. La primera de ellas consiste en que los desag¨¹es no se vean ni se oigan. En los pa¨ªses muy civilizados la pol¨ªtica tiene un tono pastel y los derechos humanos se sirven con la tabla de quesos. Las armas preferidas son la sonrisa y el estilete. Por otra parte, la buena educaci¨®n lo cubre todo: los sayones ceden el paso a las v¨ªctimas, los cl¨¦rigos con el cuello otra vez almidonado mandan a los fieles al infierno, pero no los empujan, los torturadores adoran a Bach, la televisi¨®n limpia todas las heridas con su algod¨®n color de rosa, y los guardaespaldas de cualquier rey del hampa son muy bellos y leen a Proust. En democracia nada puede hacerse sin los requisitos que establece la ley. As¨ª se rige ese balneario de lujo donde los hijos de Montesquieu se pasean con albornoz. Ninguno de ellos ignora que por debajo de sus pies pasa una cloaca alimentada por varios desag¨¹es, pero arriba, en los salones del establecimiento, estos felices salchicheros bailan. Los encargados de que el s¨®tano no huela son gente con dos carreras.Nuestro pa¨ªs se acaba de incorporar a esta maravillosa fiesta de Europa y ha aprendido precipitadamente alguna de sus reglas. Aqu¨ª los pol¨ªticos ya no eructan en mitad de un discurso, los banqueros no tienen los pies gordos; ahora los jefes machacan a los subordinados sin perder la sonrisa de crema, los empresarios se peinan la raya reflejados en el cristal de las urnas, y, por lo dem¨¢s, gritar ya no est¨¢ de moda. Nadie osar¨ªa dar una patada a este delicado jarr¨®n. Lo ¨²nico que no ha sabido hacer esta democracia es tapar la cloaca. ?sta discurre abierta por medio de la plaza, con todo el hedor de los bajos fondos arrastrando a mendigos, mafias de polic¨ªa, jeringuillas, tramas negras del Estado, la sordidez de las c¨¢rceles con la mayor parte de los presos infectada de SIDA. En el sal¨®n principal de nuestra democracia suena la cadena del retrete. Cada d¨ªa, por el desag¨¹e baja una carga de detritus hacia la cloaca m¨¢xima. Somos dem¨®cratas. T¨¢penla.
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