Dos puntos sobre las ies
La publicaci¨®n de un libro sobre la triste tragedia de Juli¨¢n Besteiro bajo el r¨¦gimen franquista, Cartas desde la prisi¨®n, ha inducido a Juan Marichal a escribir un buen art¨ªculo en EL PA?S, de fecha 2 de julio. El retrato ¨¦tico, los antecedentes y la trayectoria humanista e intelectual del presidente de las Cortes constituyentes republicanas est¨¢n muy bien trazados- tambi¨¦n la oportunidad de este recordatorio period¨ªstico. ?ltimamente se ha hablado mucho de Aza?a y de Tarradellas, pero muy poco de Besteiro, de Alcal¨¢ Zamora, de Juan Peir¨®. Pero hay dos aspectos en el texto de Marichal que me parecen bastante oscuros. El primero es el considerar a Jull¨¢n Besteiro como "un intelectual" por encima de todo, "un hombre del pensamiento que se mete a hacer pol¨ªtica para perder todas las batallas como el ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Besteiro (al que conoc¨ª y salud¨¦ en una multitudinaria manifestaci¨®n obrera y campesina de Alc¨¢zar de San Juan el a?o 1932) fue un pol¨ªtico militante entusiasta del PSOE y la UGT, con cargos muy relevantes, aunque tambi¨¦n ejerci¨® la c¨¢tedra de L¨®gica en la universidad Central de Madrid. Lo prueba el hecho de que, a causa de la huelga revolucionaria, estuvo preso con Angulano, Saborit y Largo Caballero. De hecho, ning¨²n intelectual puede ni pudo ser nunca uri pol¨ªtico aut¨¦ntico. ?tica e intelectualmente son dos vocaciones, de ra¨ªz, incompatibles. Ni Unamuno, Ortega, Azor¨ªn, Mara?¨®n, Baroja, G¨ªner de los R¨ªos, D'Ors, Coss¨ªo, ni ahora Aranguren u Ochoa, ostentaron nunca carn¨¦ de partido ni se distingu¨ªeron como militantes, aunque, naturalmente, todos ten¨ªan sus ideas en cuanto a los valores universales del pensamiento liberal y el eclecticismo de la cultura.El otro punto oscuro es cuando dice Marichal: "Para muchos antiguos defensores de la II Rep¨²blica fue lamentable que don Juli¨¢n Besteiro diera la autoridad de su voz a la rebeli¨®n del coronel Casado". Ignoro de qu¨¦ pie ideol¨®gico cojea el autor del aserto y si cojea de alguno, pero la verdad es que ah¨ª se desfigura, de hecho, el sentido hist¨®rico del ¨²ltimo tr¨¢gico mes de la Rep¨²blica espa?ola. Segismundo Casado, jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito del Centro, no se sublev¨® contra nada ni contra nadie. Sucedi¨® que agotada, por impotencia, la gesti¨®n del Gobierno de Negr¨ªn, que apoyado por los comunistas pretend¨ªa continuar una guerra imposible, se reunieron en Madrid los representantes del PSOE, Izquierda y Uni¨®n Rep¨²blicana, Partido Sindicalista, la UGT, la CNT y la FAI, para acordar, por unanimidad, proponer al coronel Casado y a Miaja la constituci¨®n de una Junta Nacional de Defensa, encargada de terminar la guerra, negociando con el enemigo las mejores condiciones de paz posibles. La voz de Besteiro all¨ª, aparte de su prestigio ¨¦tico y personal, fue la del partido y la sindical, a las que pertenec¨ªa desde su juventud. Como las de Eduardo Valls y Cipriano Mera en nombre del Movimiento Libertario.
Sin duda, Juan Marichal (y lo lamento muy de veras), al escribir as¨ª, ha bebido, sin pretenderlo, en fuentes muy difusas y tendenciosas, cuyas aguas historiogr¨¢ficas proceden del ¨²nico sector de izquierdas que se puso frente a la Junta de Defensa: el partido comunista.-
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