La capitana y la tormenta naranja
Hay confianza en que Sheinbaum es lo mejor que tenemos de cara a lo que se avecina. Ante el anuncio dominical, hay algunas preguntas sobre el curso del tim¨®n

La presidenta Claudia Sheinbaum dio este martes una prueba m¨¢s de que sabe aguantar la presi¨®n de la enorme incertidumbre que provoca ese acertijo que representa Donald Trump, la amenaza m¨¢s importante para M¨¦xico y el mundo en d¨¦cadas.
Tras concretarse ese d¨ªa los aranceles que el presidente de Estados Unidos impuso a sus socios del T-MEC y a China, la mandataria mexicana no se desbord¨® en la respuesta ante tan atrabiliaria decisi¨®n que, como bien dijo ella, es injustificada e irracional.
Ante la tarascada de Washington, Sheinbaum movi¨® ficha en dos planos.
En el primero, hizo una relator¨ªa de logros de su gobierno para demostrar, con argumentos y n¨²meros, que fue sensible a las demandas de Trump en materia migratoria y de tr¨¢fico de drogas. Somos buenos aliados si eso se pretende, fue su mensaje impl¨ªcito.
En segundo t¨¦rmino, la presidenta anunci¨® que habr¨¢ respuesta de M¨¦xico a Estados Unidos, y la naturaleza de la misma ser¨¢ detallada en un mitin el domingo. Al posponer el anuncio tranquiliza en casa, genera expectativa fuera y gana tiempo para explorar sus opciones.
Una vez m¨¢s, Claudia trata de zafarse del calabozo en donde la quiere Trump, aunque tambi¨¦n es cierto que ha quedado claro que los objetivos de ambos gobiernos en la negociaci¨®n tienen poco terreno en com¨²n, lo que prefigura un choque o al menos una tormenta.
Trump parece m¨¢s dispuesto que nunca a patear el tablero que rigi¨® la relaci¨®n comercial entre M¨¦xico y Estados Unidos en los ¨²ltimos 30 a?os; que el costo interno, al menos el que suponemos que calcula en lo inmediato, de romper lo que hoy es el T-MEC le importa bien poco.
Si tal es el camino decidido por la Casa Blanca, f¨²til ser¨¢ toda acci¨®n de Sheinbaum para apaciguar ese ¨ªmpetu proteccionista. Ni decomisos de droga, ni desmantelamiento de c¨¢rteles, ni ofrenda de narcos, ni freno a la migraci¨®n valdr¨¢ si el T¨ªo Sam quiere ese divorcio.
El Gobierno de M¨¦xico tuvo desde la llegada de Trump triunfos parciales. Logr¨® posponer un mes los aranceles y forj¨® una negociaci¨®n que, cosa nada trivial con este mercurial personaje, ha mantenido la cordialidad sin escatimar franqueza y menos firmeza.
Venturosamente, tal estrategia, famosa urbi et orbi como ¡°cabeza fr¨ªa¡±, vivi¨® el martes un cap¨ªtulo m¨¢s; sin embargo, es obligado preguntarse si a¨²n hay margen: no engancharse y ser proactivo en seguridad y migraci¨®n dio r¨¦ditos a M¨¦xico, pero, ?se puede conseguir lo esencial?
La presidenta Sheinbaum no se pod¨ªa dar el lujo de errar y es de reconocerse que su estrategia fue efectiva. ?Qu¨¦ pasa si, a pesar de lo que ella haga, lo que demanda o pretende Estados Unidos es simplemente imposible de cumplir o va por una ruta no deseada?
Ante el muy probable escenario de que Trump exija condiciones inaceptables, que por principio trastoquen mortalmente el tratado de libre comercio, toca prepararse para la tormenta.
Desde que comenzaron hace mes y medio los vientos de lo que se prefigura como un meteoro naranja de funesto pron¨®stico, la capitana no ha hecho, sino ganar renovado respaldo entre la mayor¨ªa de los que vamos en la nave que conduce.
Hay confianza en que Sheinbaum es lo mejor que tenemos de cara a lo que se avecina. Eso, que ella se ha granjeado a pulso desde octubre, no obsta para que dejemos de formular, en las horas por venir y ante el anuncio dominical, preguntas sobre el curso del tim¨®n.
M¨¢s que nunca est¨¢ justificado cuestionar con qui¨¦n se re¨²ne a discutir y explorar opciones la presidenta. Qui¨¦nes de esos van m¨¢s all¨¢ de la feligres¨ªa guinda. En pocas palabras: qu¨¦ tan dispuesta se encuentra a romper el molde sectario de su gobierno-partido.
El elogio de la templanza de Sheinbaum es reconocimiento que no debe provocar autosuficiencia de parte de ella y los suyos. Sobran motivos para el pesimismo en cuanto a creer que el r¨¦gimen que encabeza dimensiona que no es tiempo de diatribas partidistas.
Con la misma determinaci¨®n que Sheinbaum defiende el acuerdo comercial, y la b¨²squeda de una buena vecindad con EEUU desde el respeto a la soberan¨ªa, su gobierno ha de dar un giro para que eso de la ¡°cabeza fr¨ªa¡± tambi¨¦n la apliquen los suyos con la oposici¨®n.
Y vaya que hay opositores que no est¨¢n a la altura. Aun as¨ª, es a los que tienen el tim¨®n a quienes corresponde tomar todas las medidas, de forma y fondo, para que el azote de una grave disrupci¨®n de la econom¨ªa sea lo m¨¢s leve, y lo m¨¢s breve, posible.
Tenemos un gobierno ensimismado. Ello constituye una paradoja al menos desde el punto de vista de que el expresidente justificaba el desmantelamiento de instituciones y dependencias alegando que el caro aparato gubernamental se serv¨ªa sobre todo a s¨ª mismo.
Aunque haya un peque?o margen para negociar porque Trump siempre cree que tiene ases bajo la manga, lo responsable es de una vez por todas prepararse para la tormenta. Esta parece inminente porque lo m¨¢s seguro es que lo que Donald demande sea inaceptable.
En esos preparativos Sheinbaum tiene lo mismo una obligaci¨®n y una oportunidad. Las encuestas muestran que su legitimidad es mayor que nunca. Con eso ha de procurar las mejores decisiones, as¨ª se aparten de la ortodoxia obradorista, para el pa¨ªs. Y escuchar voces plurales. Sacar al gobierno de su encantamiento con el espejo del triunfalismo.
Esta crisis viene de afuera. Ella, parafraseando un momento oscuro de L¨®pez Portillo, no es responsable de la tormenta Trump; pero s¨ª es, hoy y de cara a la historia, quien en el tim¨®n ha de proteger de la mejor manera posible al pa¨ªs, su gente, su integridad, su econom¨ªa.
Hay mucho M¨¦xico. Mucho m¨¢s que el que cabe en el Z¨®calo y en las calles circundantes. Much¨ªsimo m¨¢s del que el domingo se puede desbordar desde la plaza mayor hasta el Paseo de la Reforma. Ese pa¨ªs la respalda hoy, presidenta. Ojal¨¢ sepa acercar a todos.
La inminencia de la tempestad no da para c¨¢lculos pol¨ªticos de r¨¦dito electoral. Es el momento grande de quien se gan¨® a pulso el puesto de capitana. Es el momento de la presidenta de M¨¦xico, Claudia Sheinbaum Pardo, de responderle a toda la naci¨®n. Sin distingos.
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