Bruce
Lo vi en el Retiro dos d¨ªas antes del concierto. Madre m¨ªa, aqu¨¦l no era mi Bruce, me le hab¨ªan cambiado. En vez de mi so?ado macizo de pro, de los que ya no quedan, me encontr¨¦ con un hombrecito de piernas arqueadas, como preso de un inconfesable escozor, y de la mano de la no menos decepcionante Patti Scialfa. Los dos llevaban camperas, una bolsa de palomitas en la mano libre y a punto estuvieron de ponerse en la cola de las barcas: total, que ese cachorrillo de le¨®n que trotaba enamorado por la avenida m¨¢s concurrida del Retiro no pod¨ªa ser m¨¢s normal.Esta normalidad, precisamente, es la que pierde a Bruce en directo. As¨ª como ¨¦l pas¨® casi inadvertido por el Retiro un domingo a las ocho de la tarde, su m¨²sica en vivo nos dej¨® con la neutra sensaci¨®n que producen las obras bien hechas, brillantes, pero sin garra. Y sin garra, sin magia esc¨¦nica, no hay quien mantenga en vilo a 60.000 personas sudorosas durante un concierto de cuatro horas. Bruce achuch¨® a su novia, su novia lo achuch¨® a ¨¦l, Bruce se puso de espaldas y mene¨® el trasero y subi¨® a unafan al escenario. Pero no consigui¨® el milagro. A la hora y media muchos de los asistentes ya est¨¢bamos deseando, aunque no lo dij¨¦ramos, correr al bar. ?Qui¨¦n de nosotros en el concierto de los Rolling Stones se acord¨® de que ten¨ªa sed? Nadie. El brujo de Jaegger, sin necesidad de saxofonistas numereros como los de Springsteen, nos mantuvo clavados en las gradas como seguro que nos mantuvo en las ¨ªdem la copia facial americana de Paloma San Basilio, Michael Jackson, cantante mucho menos interesante que Springsteen, pero que, sin embargo, tiene la capacidad de transmitir desde el primer bailoteo todos los demonios que su personalidad blanquinegra lleva dentro.
"Zapatero, a tus zapatos", que dice el refr¨¢n. Bruce, a pesar de su genialidad como compositor y cantante, y por muy mostrenco que se ponga su manager al respecto, no ser¨¢ nunca. un animal de escena. Est¨¢ visto que ni siquiera los camioneros de oro lo pueden tener todo en esta vida.
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