Cinco siglos

En relaci¨®n con la cr¨®nica de Jes¨²s D¨ªaz As¨ª que pasen cinco siglos, publicada por ese diario el 15 del presente, resulta interesante destacar su significaci¨®n y el mensaje que ofrece, dada la proximidad del V Centenario del Descubrimiento de Am¨¦rica por los europeos. El autorizado pensamiento de diversos intelectuales, hechos hist¨®ricos verificables y ciertas consideraciones filos¨®ficas sustentados por el autor se contraponen con un fen¨®meno ins¨®lito y curioso, que destaca desde la I Guerra Mundial, al otorgarse a "Estados Unidos, que carece de un nombre propio", la denominaci¨®n de Am¨¦rica, adoptada por Europa y autoadjudicada por los ciudadanos de ese pa¨ªs en forma candorosa mente irreflexiva y reiterativa.La cr¨®nica mencionada refleja una preocupaci¨®n que por razones obvias deber¨ªa ser asumida por el Instituto de Cooperaci¨®n Iberoamericana y el Comit¨¦ Organizador de la celebraci¨®n del V Centenario, as¨ª como por instituciones oficiales y particulares, como radio, televisi¨®n, diarios, revistas, textos escolares, nuestros corresponsales en el extranjero, etc¨¦tera, que pueden regirse por una normativa simple, correcta y eficaz, que ignore la denominaci¨®n de Am¨¦rica para un pa¨ªs que s¨®lo forma parte de ese continente. Una transgresi¨®n no por habitual debe mantenerse, dado que existe el antecedente de pretender cambiar la denominaci¨®n de golfo de M¨¦xico por golfo de Estados Unidos, hecho que no progres¨® y seguramente ha pasado inadvertido.

Una efem¨¦ride de la humanidad no debe ser desdibujada por la circunstancia de que a un pa¨ªs americano se le adjudique el nombre de todo un continente en el que el mayor n¨²mero de pobladores no es estadounidense, pero s¨ª americano. La distorsi¨®n geogr¨¢fica, hist¨®rica, pol¨ªtica y social que afecta a cientos de millones de habitantes no debe desvirtuar una realidad estrechamente vinculada con una de las m¨¢s grandes epopeyas universales.-