Eco
El eco siempre fue un sonido posterior. Primero es el alarido en el valle y luego llega la repetici¨®n. Ni siquiera Borges logr¨® invertir el c¨¦lebre fen¨®meno ac¨²stico: un eco que entra en el o¨ªdo antes de que el grito salga de la boca. 0 mejor, un hombre que habla despu¨¦s de escuchar su propio eco; una voz que plagia el sonido de su repetici¨®n; un tipo que antes de decir palabra oye lo que va a decir, y lo dice. Cada vez que Borges intentaba algo as¨ª, y mira que lo intent¨®, le sal¨ªan profetas, augures, precursores literarios, so?adores so?ados o simplemente el verbo hecho carne. Pero no me refiero a gentes m¨¢s o menos sagradas con buen o¨ªdo Para los decibelios del futuro. Eso no es eco. Yo me refiero a la posibilidad de un eco inverso y perverso, a esa repetici¨®n anterior al sonido original. A lo de Eco, exactamente.Ese atronante ruido que nos llega, y sobre todo le llega, no ya mucho antes de la edici¨®n de su novela, El p¨¦ndulo de Foucault, sino, sospecho (y deseo), antes de estar finalizada, cuando todav¨ªa est¨¢ en fase de escritura y puede adaptarla a sus propios ecos. Basta un nombre, un t¨ªtulo deliberadamente ambiguo, un vago hilo argumental y cuatro borrosas pistas narrativas para desatar la pol¨¦mica, inundar los medios con las m¨¢s variadas e ingeniosas especulaciones, cosechar de antemano tantas cr¨ªticas y comentarios como si el libro anduviera por la quinta edici¨®n. No s¨¦ de qu¨¦ va la novela de Umberto Eco, pero ya he le¨ªdo en la prensa media docena de versiones distintas; algunas, excelentes. Sin contar innumerables interpretaciones y an¨¢lisis de gran rigor ecol¨®gico por parte de sus disc¨ªpulos. Hay dos posibilidades: o este ruidoso eco anterior coincide con el a¨²n in¨¦dito p¨¦ndulo, lo cual no es improbable dada la variedad especulativa y el ingenio derrochado, o no coincide, y entonces, para no defraudar al lector, o simplemente para mejorar la obra y no contradecirse, Eco incorpora a la narraci¨®n esos brillantes ecos que su novela convoc¨® antes de existir. Y que le pertenecen como el eco pertenece a la voz.
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