Ferlosio y 'Egin'
Tan de sorpresa me pill¨® el otro d¨ªa una llamada telef¨®nica de Egin proponi¨¦ndome una entrevista que el ¨²nico hecho que me acudi¨® a la memoria para Improvisar una respuesta fue el de que hace ya tiempo hab¨ªan publicado una cr¨ªtica muy adversa de cierto librito m¨ªo; as¨ª que el prurito de mostrarme objetivo e inmune al rencor fue el ¨²nico elemento que obr¨® en mi decisi¨®n, que fue la de aceptar. Pero, enseguida, ya el propio contenido del libro y de la cr¨ªtica me puso ante los ojos la consideraci¨®n de que dif¨ªcilmente podr¨ªa encontrarse mayor distancia de ideas y menor n¨²mero de afinidades y puntos comunes que los que pueda haber entre Egin y yo. El libro era un alegato tan radical como gen¨¦rico y poco circunstanciado contra la inveterada superstici¨®n del sacrificio y contra el culto humano de la muerte, la sangre y el dolor como generadores de progreso y carism¨¢ticos portadoresPasa a la p¨¢gina siguienteViene de la p¨¢gina anterior
de prosperidad y de ventura; una superstici¨®n y un culto de los que, cada uno a su modo, participan, desde Pol Pot hasta Juan Pablo II y desde Daniel Ortega hasta Ronald Reagan, y cuya cr¨ªtica era l¨®gico y comprensible que fuese rechazada, con no menos fervor, por la ideolog¨ªa abertzale en la medida en que tambi¨¦n reconoce a la sangre y a la muerte como fuentes de purificaci¨®n y de liberaci¨®n.
Me temo, pues, que en esta proposici¨®n de entrevista, Egin haya incurrido en un equ¨ªvoco, que deseo, sinceramente, ahorrarle a tiempo. Y si este temor es infundado, pues adelante, hagamos la entrevista claramente y desde donde verdaderamente estamos. Pero antes deshagamos el equ¨ªvoco: el que yo, en determinadas publicaciones de Madrid, me haya despachado a gusto sobre el entredicho que actualmente recae, cada vez con mayor fuerza, sobre determinadas instituciones del Estado, incluso en lo que ata?e a actuaciones dirigidas contra alguna facci¨®n armada con la que Egin, si es que no me equivoco, parece cuando menos simpatizar, ha podido tal vez ser interpretado por este diario de un modo un tanto ingenuo y elemental. Nuestro Se?or Jesucristo no tuvo, ciertamente, la mejor tarde de su vida cuando dijo aquello de: "El que no est¨¢ conmigo est¨¢ contra m¨ª", fuente de toda clase de tr¨¢gicos malentendidos. El equ¨ªvoco que podr¨ªa haberse producido con Egin viene a ser, por poner un ejemplo ilustrativo, algo as¨ª como si, habiendo yo dado p¨²blicas y ostent¨®reas muestras de mi odio visceral al Real Madrid, los de la Real Sociedad se hubieran dicho: "Pues ¨¦ste igual es gente maja y simpatiza con la Real", sin comprender que mi odio al Real Madrid no puede hacer prever m¨¢s que un odio equivalente a la Real, porque, en verdad, lo que yo odio con toda mi alma no es ¨¦ste u otro equipo, sino ?el f¨²tbol! Por tanto, lo siento, pero no soy gente maja, ni para la Real Sociedad ni para nadie. Aclarado lo cual, hagamos, si Egin todav¨ªa lo desea, la entrevista, pero no para hablar sobre Amedo, los asesinos de los GAL, el terrorismo de Estado ni el fetichismo de la integridad territorial de Espa?a, que ser¨ªa, por mi parte, redundar en lo ya dicho en la Prensa de Madrid, sino para hablar de Santi Potros, de los asesinatos de ETA, del abertzalismo y del fetichismo de la identidad vasca, temas que ser¨¢n, sin duda, de mayor inter¨¦s para los lectores de Egin.- Rafael S¨¢nchez Ferlosio.
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