Shirley MacLaine alcanza la cumbre
Ya en medio de la resaca que sigue al torbellino de manipulaciones extracinematogr¨¢ficas del cine provocado por el esc¨¢ndalo Scorsese, en el que la ¨²nica blasfemia real ha sido la instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica de Cristo por organizaciones integristas cristianas, el cine de verdad ha vuelto a aparecer en el Lido. Cine grande el creado por Shirley MacLaine y Peggy Ashcroft en la pel¨ªcula brit¨¢nica dirigida por John Schelesinger Madame Sousatzka. La actriz norteamericana alcanza aqu¨ª su cumbre; la brit¨¢nica sigue en ella. Se volvi¨® a respirar celuloide despu¨¦s del vendaval de azufre disfrazado de incienso, precisamente ayer, primer y ¨²ltimo domingo de la Mostra.
Madame Sousatzka est¨¢ basada en la novela hom¨®nima de Bernice Rubens. No es un asunto ni nuevo ni extraordinario. Se han realizado multitud de pel¨ªculas similares y de similar calidad, tanto en el cine brit¨¢nico como en el estadounidense, que cuentan con muy s¨®lidas tradiciones teatrales y narrativas de tipo melodram¨¢tico. La pel¨ªcula es la punta de una de esas tradiciones, un melodrama directo, no tonante, sobre la vida cotidiana en un peque?a villa del viejo Londres.Est¨¢ muy bien hecho: Schelesinger, cuyos comienzos en el cine se remontan a los ¨²ltimos a?os cuarenta, intervino en los primeros sesenta en el movimiento londinense conocido como free cinema, lo que hace confluir en su sensibilidad las tradiciones melodram¨¢ticas cl¨¢sicas y el esfuerzo cr¨ªtico y testimonial, -derivado del impacto producido en el teatro brit¨¢nico por la acritud de los angry yound men, capitanedos por Osborne, Orton y dem¨¢s enrabietados colegas- por rebajar estas tradiciones lloronas a la altura del realismo directo y documental.
Cineasta de talento
En esta su ¨²ltima pel¨ªcula, Schelesinger sigue en esa l¨ªnea sint¨¦tica, en la que ha adquirido una soltura que le permite moverse dentro de ella como el pez en el agua. Su trabajo tiene la solvencia de lo que se ha heredado de uno mismo. Schelesinger -director de Cowboy de medianoche- es un modelo de cineasta con talento, pero sin genio. Nada extraordinario sale de c¨¢mara, pero de ella tampoco sale nada malo, ni siquiera nada mediocre. Hay mucha inteligencia concentrada dentro de sus muchas limitaciones. Su artesan¨ªa es primorosa, aunque s¨®lo por lo pelos alcanza condici¨®n de arte.
Dice Schelesinger: "He querido hablar de cosas que me apasionan, como la m¨²sica, la comida y el sexo, por este orden de preferencia. Y tambi¨¦n del ¨¦xito y el fracaso, y de la necesidad que tiene todo artista de superar los problemas que le crean uno y otro. Y de la fragilidad humana, de las ciudades que se derrumban, de la supervivencia, y tambi¨¦n he querido recordar a una mujer, la que fue mi profesora de piano, a la que un loco mat¨® de un disparo a quema ropa en una autopista". Sigue el silencio. Da la impresi¨®n de que Schelesinger prefiere o¨ªr a quien tiene enfrente.
Su mayor virtud escapa de su capacidad de renuncia a la voluntad de estilo que, en la gente pausada y que no tiene ganas de demostrar nada, se hace parad¨®jicamente estilo. Es Schelesinger un tipo de mirada penetrante, que sabe ver qu¨¦ ocurre debajo de la piel de los individuos y, sobre todo, de ese tipo de individuo por excelencia, fr¨¢gil y contradictorio, que llamamos actor. Ama Schelesinger a los actores. No los usa, hace que se usen a s¨ª mismos; les hace ser lo que son: creadores.
Trabajos eminentes
Y en creadoras del filme ha convertido a Shirley Maclaine y Peggy Ashcroft, que hacen trabajos eminentes en Madame Sousatzka, sobre todo, la primera, que contiene sus impulsos instintivos hacia la mueca y la sobreactuaci¨®n con un emocionante acuerdo con sus compa?eros de reparto y consigo misma.
En Espa?a se ver¨¢ la pel¨ªcula y habr¨¢ ocasi¨®n de volver sobre ese raro fen¨®meno que algunos int¨¦rpretes elevan a prodigio: c¨®mo logran extraer de su vejez su mayor belleza.
Maclaine, hermana de Warren Beatty y m¨ªtica protagonista de El apartamento e Irma la dulce, ha dejado detr¨¢s todas las moner¨ªas de chica guapa que hicieron de ella una estrella en forma de pompa de jab¨®n y, desde detr¨¢s de sus arrugas y de sus manos artr¨ªticas, nos pone en contacto con la actriz de inmenso y sobrio talento que lleva dentro, y que nos da idea de la belleza y la fuerza que hay dentro de esa fragilidad humana que el director brit¨¢nico ha querido cantar en este bello melodrama sobre la m¨²sica y la caducidad de la gente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.