Mejor en casa
Una terapia familiar correcta combate la toxicoman¨ªa al cambiar las relaciones afectivas del drogadicto
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Modificar el microcosmos en el que se mueve el adicto a la droga para conseguir su rehabilitaci¨®n es el objetivo de los terapeutas de familia. Las escuelas que instauran este tipo de tratamiento consideran al grupo familiar como un sistema que se organiza, con unas reglas que catalizan las relaciones afectivas entre sus miembros. La adicci¨®n a drogas de uno de los miembros del grupo indica una disfunci¨®n en las relaciones familiares. Correctamenrte aplicada, la terapia familiar consigue la rehabillitaci¨®n de tres de cada cuatro adictos, seg¨²n los expertos.
"El toxic¨®mano es un idiota de inter¨¦s social", dice Rodolfo Hoyuelos, terapeuta familiar y psic¨®logo de 37 a?os, que trabaja en el Plan Municipal de drogas del Ayuntamiento de Barcelona y ha tratado a m¨¢s de 60 familias. "Sirve, entre otras cosas, para que la madre del muchacho consiga que el padre perif¨¦rico, que ha perdido su vinculacion con el hogar, vuelva a casa con motivo de la adicci¨®n de su hijo". El paciente o el toxic¨®mano ser¨ªa el chivo expiatorio, el portavoz de una familia con relaciones alteradas."El enganche con la droga del toxic¨®mano es una forma de autorerapia, ya que disminuye el sufrimientro. En este proceso, las relaciones ambientales son decisivas", dice Francesco Colaccico, director del centro IBIS, de Roma, dedicado a la acogida y atencion del toxic¨®mano."El adicto se hace curable", afirma si se consigue modificar su relaci¨®n con la realidad. Aunque no se puede hablar estrictamente de terapia de familia, sino de terapia sist¨¦mica y relacional, que implica a todas las personas con importancia afectiva para el toxic¨®mano". Este modelo terap¨¦utico fue ensayado, sobre todo, en Estados Unidos con adictos a la coca¨ªna. "Y con enfermos mentales afectados de psicosis o de anorexia nerviosa", dice Hoyuelos.
"El tratamiento del cocain¨®mano y del alcoh¨®lico es muy dif¨ªcil, no reconocen su condici¨®n de adictos y no existe lo que nosotros denominamos demanda de ayuda. Intentamos entonces captar al mayor n¨²mero de personas con las que el toxic¨®mano tenga una relaci¨®n afectiva significativa y realizamos una labor preliminar a la terapia. Con ellos se hace la confrontaci¨®n, una dramatizaci¨®n de la situaci¨®n del adicto, en la que ¨¦ste se enfrenta a su estado. Entonces el toxic¨®mano se encuentra con el culo per terra, se desmorona y ya se puede trabajar", explica Colaccico.
"A nivel funcional, la toxicoman¨ªa mantiene una infancia ficticia y permanente, una vinculaci¨®n estrecha a la familia", dice Hoyuelos. El trabajo terapeuta en este caso consiste en trabajar sobre la desvinculaci¨®n e individuaci¨®n de toxic¨®mano y el apoyo a sus proyectos de vida. Colaccico refiere un estadio reciente de m¨¢s de 100 casos de adictos a drogas que cumpl¨ªan el citado perfil. El 63% de los casos culminaron de forma exitosa con la deshabituaci¨®n.
Familia con conflictos
El otro perfil de indicaci¨®n para la terapia de familia lo constituye el de una familia muy grave, con conflictos profundos y arraigados en el tiempo", como dice Hoyuelos, con una comunicaci¨®n hostil, que en la terapia posterior se resistir¨¢ mucho a los movimientos curativos. El adicto tiene tendencias autodestructivas -hay casos frecuentes de sobredosis- y un tipo de personalidad caracterizado. "Existen varios miembros con alteraciones patol¨®gicas, y en algunas ocasiones, si se cura la toxicoman¨ªa, aparecen trastornos mentales graves en un miembro distinto de la familla", comenta Hoyuelos. El chivo expiatorio cambia entonces de identidad, pero la alteraci¨®n persiste en las relaciones familiares.La terapia en este caso es diferente, m¨¢s compleja. "Se necesita gran habilidad pero los resultados son muy buenos", dice Colaccico. Aqu¨ª el porcentaje de curaciones es superior al anterior. Tres de cada cuatro toxic¨®manos se curan, seg¨²n este terapeuta. A grandes rasgos, el abordaje contraparad¨®jico de la familia consiste en que el terapeuta tendr¨¢ que provocar una crisis en el grupo dirigi¨¦ndole un mensaje parad¨®jico, justo lo contrario del objetivo que se quiere conseguir. La familla se encontrar¨¢ bajo presi¨®n, rechazar¨¢ el mensaje y finalmente se situar¨¢ donde el terapeuta ha querido llegar. "Se trata de desvelar, con otras claves, el significado de un s¨ªntoma e invitar, de forma provocadora, a la, familia a que haga persistir dicho sintoma. As¨ª, el colectivo encuentra otras formas de reorganizaci¨®n que hagan innecesario el s¨ªntorna", refiere Hoyuelos.
Blancanieves y Caperucita
Seg¨²n Colaccico, "hay enormes , dramatizaciones y acusaciones rec¨ªprocas", dice, "entre el toxic¨®mano y su medio. Al drogadicto se le env¨ªan desde su c¨ªrculo afectivo dos mensajes b¨¢sicos: le convierten en Blancanieves, una persona marginada que huye del odio de su madrastra. Encuentra apoyo en seres tambi¨¦n distintos, como ¨¦l. Los enanitos le cuidan y le comprenden. "O se le observa como una Caperucita desobediente, que no hace caso de los consejos de su madre y se dirige al bosque, donde encontrar¨¢ al lobo, que es la droga," concluye el experto italiano.
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