Gorbachov, antorcha modernizadora en el Este europeo
Los polacos son pr¨¢cticamente inmunes a toda fascinaci¨®n procedente de su gran vecino oriental. Sin embargo, los obreros en huelga en los astilleros Lenin de Gdansk mantuvieron un ret¨¦n para concluir un buque encargado por la URSS y lo decoraron con una pancarta que rezaba "Solidaridad con la glasnost". Por primera vez posiblemente en siglos, los polacos consideran sincero a un dirigente ruso. La mayor¨ªa no cree que vaya a tener ¨¦xito. Pero se lo desea. En Polonia hay respeto hacia Gorbachov.En Checoslovaquia muchos de los j¨®venes que se manifestaron el pasado domingo por las calles de la capital conmemorando el XX aniverario de la represi¨®n violenta de la primavera de Praga portaban en la solapa unas placas con el retrato del m¨¢ximo dirigente sovi¨¦tico. Debajo el lema: "I love Gorbachov".
Los gobernantes checoslovacos, a la defensiva, suelen subrayar que Gorbachov tambi¨¦n estaba en el bur¨® pol¨ªtico de Le¨®nidas Breznev y que el haber gobernado con un inmovilista no le descalifica como reformador. Los j¨®venes checoslovacos ven una diferencia. Gorbachov gu¨ªa e inspira las reformas. Sus dirigentes, impuestos para evitar las reformas, "tragar¨¢n sapos y culebras" si tienen que aplicarlas.
Las insignias que portaban los participantes en la primera gran manifestaci¨®n independiente en Praga desde hace casi 20 a?os, el mes pasado, no se fabrican en Checoslovaquia, donde la mayor parte de la direcci¨®n pol¨ªtica a¨²n no est¨¢ convencida de que Gorbachov sea realmente el caballo ganador por el que hay que apostar.
Se fabrican en un pa¨ªs vecino, Hungr¨ªa, donde algunos ¨¢giles comerciantes deben estar haciendo un buen negocio con la venta de este material subversivo a j¨®venes contestatarios de pa¨ªses socialistas m¨¢s conservadores como Checoslovaquia y Alemania Oriental. Los h¨²ngaros, precursores de las reformas del socialismo, se ven por primera vez con margen de maniobra pol¨ªtica. Lo aprovechan.
En algunas ciudades de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana se ha institucionalizado una nueva forma de protestar contra la denegaci¨®n de un permiso a emigrar a Alemania Occidental. Colocan las familias un retrato de Gorbachov con dos velas en una ventana de su vivienda que d¨¦ a la calle. Los j¨®venes de Berl¨ªn Este que quieren irritar a la polic¨ªa pol¨ªtica del comunista ultraconservador y ministro de la Seguridad de la RDA, Erich Mielke, se dedican a corear cerca del muro y en la avenida Unter den Linden el nombre del l¨ªder sovi¨¦tico.
En Bulgaria, toda la direcci¨®n dice estar plenamente de acuerdo con la nueva c¨²pula sovi¨¦tica, pero los que m¨¢s de acuerdo estaban, entre ellos Chudomir Alexandrov, el principal candidato a la jefatura del partido, han sido defenestrados pol¨ªticamente hace pocas semanas. Los j¨®venes b¨²lgaros y los dirigentes del partido que cre¨ªan poder deshacerse pronto de la ortodoxia senil de Todor Jivkov est¨¢n de nuevo a la espera. Mientras, leen el Literaturnaia Gazeta y el Pravda, intentan localizar un n¨²mero de la revista sovi¨¦tica Tiempos Nuevos o, a¨²n mas excitante, Novedades de Mosc¨².
Prensa subversiva
En Ruman¨ªa, la Prensa sovi¨¦tica es ya oficialmente subversiva. El jefe del Estado sovi¨¦tico, Andrei Groiniko, que no es precisamente un exponente de la perestroika, fue censurado en los medios rumanos durante su reciente visita oficial hasta un extremo que es calificado de afrenta por sus acompa?antes. Nicolae Ceaucescu parece considerar a Gorbachov un pol¨ªtico tan despreciablemente "burgu¨¦s-liberal" o "desviacionista de derechas" como pueda serlo para el "tit¨¢n de titanes rumano" un democristiano italiano o los comunistas h¨²ngaros. A ¨¦stos les acusa de fomentar las ideas revanchistas de dictadores filofascistas como el almiral Horthy.
Era previsible que Mija¨ªl Gorbachov creara tensiones en el este de Europa con sus ideas reformistas. La nomenklatura, como dec¨ªa el disidente sovi¨¦tico Mija¨ªl Voslenski, o la nueva clase del yugoslavo Milovan Djilas se resiste a cualquier cambio que ponga en peligro su posici¨®n privilegiada.
"Todo funcionario tiene terror a que su mujer le retire la palabra si ella tiene que hacer cola en las tiendas normales como todos los dem¨¢s. Si los ni?os no pueden ir a hospitales especiales y no puede la familia ir de vacaciones a hoteles y balnearios exclusivos. Si realmente se implanta una sociedad de rendimiento y efectividad, donde acabar¨¢ el ej¨¦rcito de mediocres, pelotas y chivatos privilegiados". Esta pregunta ret¨®rica de un periodista sovi¨¦tico es aplicable a todo el Este europeo.
No obstante, no es casualidad que sean los inconformistas, y sobre todo los j¨®venes, los que ven en Gorbachov la m¨¢xima esperanza. Gran parte de la poblaci¨®n de los pa¨ªses socialistas se ve como perdedora con las reformas sin haber sido privilegiada en la ortodoxia inmovilista. La "sovietizaci¨®n" de las sociedades europeas orientales supone ante todo la resignaci¨®n a vivir precariamente a cambio de trabajar poco y mal y no asumir responsabilidad alguna.
"Aqu¨ª hay un pacto secreto entre Gobierno y gobernados. ?stos roban al Estado lo que pueden, ya sean grifos en los talleres, horas, d¨ªas o meses de trabajo, latas de alimentos si son camareros o vendedores y divisas con el cambio negro todos y cuanto pueden. Trabajes o no, da lo mismo. El Estado lo tolera todo menos inmiscuirse en sus asuntos, el poder pol¨ªtico y la repartici¨®n de privilegios seg¨²n sus criterios e intereses. Esto funciona, pero se resiente la integridad y la dignidad de pueblos enteros. Diles ahora que trabajen mejor, sin garantizarles resultados inmediatos, como hace Gorbachov. P¨ªdeles responsabilidad. Esta sociedad es la de's¨¢lvese quien pueda". Estas palabras son las de un checo fatalista, pronunciadas en Praga tras el entusiasmo de la manifestaci¨®n del domingo 21 de agosto. Ha estado en Occidente y conoce la dureza de la sociedad capitalista. En Praga tambi¨¦n ¨¦l se apa?a como puede con su trabajo y el cambio negro.
Para los j¨®venes, por ansias de veracidad y libertad, y para aquellos que conocen la situaci¨®n real econ¨®mica de los pa¨ªses socialistas, por realismo, que son conscientes del inmovilismo, del parasitismo, la corrupci¨®n y la cada vez mayor diferencia en el nivel de desarrollo entre pa¨ªses industriaflzados occidentales y el este de Europa, Gorbachov se ha convertido en el s¨ªmbolo de la ¨²ltima esperanza de evitar que el viejo continente quede definitivamente dividido entre la modernidad y un orden econ¨®mico, pol¨ªtico y social definitivamente obsoleto.
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