'Los derechos humanos en Cuba
Como se sabe, una Comisi¨®n de Derechos Humanos de la ONU va a Cuba esta semana a inspeccionar la situaci¨®n de los derechos humanos all¨ª. Entre otros, se entrevistar¨¢ con el Comit¨¦ Cubano Pro Derechos Humanos, cuyo presidente, Ricardo Bofill, se ha negado a abandonar el territorio cubano, del cual el Gobierno quiere expulsarlo para impedir que sea o¨ªdo por la Comisi¨®n.El Comit¨¦ Cubano Pro Derechos Humanos es una instituci¨®n de reciente creaci¨®n. No es muy numeroso, por supuesto (unos 300 afiliados), y no exclusivamente por razones de su corta vida, sino porque en un R¨¦gimen como el cubano no es f¨¢cil que la gente se atreva a desafiar las represalias gubernamentales integrando una asociaci¨®n de tal naturaleza. Pero, no obstante lo reducido de su n¨²mero, a no poseer medio alguno de divulgaci¨®n y a no tener acceso a los medios de comunicaci¨®n, las autoridades cubanas han desatado una desorbitada campa?a contra ¨¦l; campa?a en la que ha tornado parte el propio Fidel Castro, quien respondi¨¦ndole a la periodista norteamericana Maria Shriver, declar¨® virulentamente: "En Cuba no existe un Comit¨¦ de Derechos Humanos, sino un grupito de contrarrevolucionarios, de ex presos contrarrevolucionarios, manipulados por la Oficina de Intereses de los Estados Unidos".
La campa?a contra el Comit¨¦ se inici¨® el 16 de marzo, cuando desde las p¨¢ginas de Granma se calific¨® a su presidente, Ricardo Bofill, como "verdadero Frankestein, fabricado por la CIA"; los integrantes de su ejecutiva eran "un grupito de mercenarios y vendepatrias"; "sus presuntos simpatizantes" estaban const¨ªtuidos por "varias decenas de ex presos contrarrevolucion arios". Y en su totalidad el Comit¨¦ era una mafia contrarrevolucionaria donde se junta todo tipo de delincuentes".
"?Qui¨¦nes son esta gente?". "?Qu¨¦ representan?", se preguntaba Granma. Repetir con el peri¨®dico que son "traidores", "vendepatrias", etc¨¦tera, y que representan a la CIA y al imperialismo, ser¨ªa una tautolog¨ªa. Pero resulta llamativo que ninguno de sus afiliados, absolutamente ninguno, est¨¦ en el Comit¨¦ por convicci¨®n o por desacuerdo con el R¨¦gimen imperante en Cuba. Granma, o sea, el Gobierno cubano, aplica, pues, el patr¨®n de todas las dictaduras para juzgar a sus oponentes, con el agravante para las marxistas de ser adem¨¢s dictaduras ideol¨®gicas: nadie, honestamente, puede disentir de ellas. Quienes las critican son irremediablemente traidores o mercenarios. La posibilidad de leg¨ªtima discrepancia u oposici¨®n est¨¢ absolutamente excluida.
A pesar de realizar actividades exclusivamente pac¨ªficas, sobre todo la denuncia de las violaciones que el Gobierno cubano comete en la Declaraci¨®n Universal de Derechos del Hombre -de la que es firmante-, violaciones que van desde el trato inhumano a los. presos pol¨ªticos hasta la retenci¨®n ?legal de las personas que quieren einigrar de Cuba, las autoridades no reconocen al Comit¨¦, por lo que ¨¦ste tiene que funcionar ilegalmente, como una asociaci¨®n proscrita. Ser¨ªa impensable que en Espa?a el Comit¨¦ Pro Derechos Humanos fuera ?legal; que lo sea en Cuba, no.
Y aun as¨ª, el editorial de Granma terminaba con una nada velada amenaza para la integridad fisica de sus miembros. Dec¨ªa: "Algo, sin embargo, debe quedar bien claro a los traidores: mientras vivan en Cuba, disfruten del bienestar que nuestro pueblo ha conquistado y coman del pan que sudan los trabajadores, tienen que acatar las leyes y respetar al pueblo combatiente. Serenidad no es sin¨®nimo de tolerancia a la contrarrevoluci¨®n, mucho menos de impunidad".
Lo parad¨®jico de esta actitud es que est¨¢ en diametral oposici¨®n a unas palabras de Fidel Castro pronunciadas ante la televisi¨®n cubana el 2 de abril de 1959: "Cuando se comienza a perseguir a un hombre por sus ideas pol¨ªticas, nadie puede sentirse seguro".
El 18 de marzo se desencaden¨® el grueso de la campa?a contra Bofill. Granma, que habitualmente tiene ocho p¨¢ginas, le dedic¨® dos ¨ªntegras este d¨ªa y el s¨ªguiente. Del diluvio de acusaciones que se le hacen destaca la adjetivaci¨®n. Se le llama "sujeto l¨¦pero, mendaz e inescrupuloso", ,,p¨ªcaro de la calle", "alima?a", "simulador", "f¨¢rsante"... Como resulta imposible describir el c¨²mulo de delitos de que es acreedor, digamos que ¨¦stos comienzan en la cuna, pues se le acusa de haber alterado la fecha de su nacimiento. Luego, de adolescente, como un Jean Valjean precoz, le rob¨® los candelabros al cura de su pueblo y ejerci¨® el rater¨ªsmo en una tienda de viveres (bodega, en cubano). Pero las m¨¢s graves acusaciones son las de haber sido chivato de la polic¨ªa batistiana y delator de sus compa?eros de prisi¨®n, ya en la revoluci¨®n. Igualmente "presurne de haber sido profesor de la universidad de La Habana".
Lo que se conoce de Ricardo Bofill en el extranjero es muy poco, y la informaci¨®n que brinda Granma es unilateral, ya que en ning¨²n momento se le ha dado a Bofill la oportunidad de contestar. Aun as¨ª, del espeso alegato saltan incongruencias advertibles en una simple lectura. Por ejemplo, se dice que Bofill fue confidente de la polic¨ªa de Batista. ?En que a?¨®? En 1957. Y como seg¨²n el prontuario de Granma, Bofill naci¨® en 1943, sucede que fue confidente policiaco ?a los 14 a?os!
Sobre la falacia de sus m¨¦ritos universitarios, en la nota biogr¨¢fica de Amnist¨ªa Internacional, cuando lo adopt¨® como preso de conciencia en 1985, se lee: "Ex catedr¨¢tico y soci¨®logo, Ricardo Bofill fue detenido en La Habana el 24 de septiembre de 1983 y actualmente est¨¢ en la prisi¨®n de Combinado del Este'.
Tres detenciones
Ya en este punto, digamos que Ricardo Bofill ha sido encarcelado tres veces. La primera en 1968, en un oscuro proceso que se conoci¨® en Cuba como de la microfracci¨®n. Se encart¨® a antiguos miembros del Partido Socialista Popular (comunista) por oponerse a la l¨ªnea del actual partido. Bofill "est¨¢ entre el min¨²sculo grupo que obtiene la condena m¨¢s severa: 12 a?os". Cumple cuatro, seg¨²n el documento gracias a "Generosa, la Revoluci¨®n", y en 1972 es puesto en "libertad condicional". La segunda detenci¨®n se produce en1980, acusado de mantener ,,v¨ªnculos con diplom¨¢ticos occidentales" y elaborar "documentos contrarrevolucion arios con destino al exterior". A m¨¢s de incriminar a sedes d¨ªplorn¨¢ticas occidentales en labores de conspiraci¨®n, de los cargos se puede concluir que la oposici¨®n de Bofill al sistema era pac¨ªfica, pol¨ªtica, pues siguiendo a Granma, "elaboraba documentos". Pero como en Cuba "la propaganda, oral o escrita", que "incite contra el orden social" constituye una figura delictiva, Bofill pas¨® dos a?os y medio en prisi¨®n. Su tercer encarcelamiento tiene lugar en 1983 y est¨¢ rodeado de toda una peripecia. Hostigado por la polic¨ªa, Bofill solicita la protecci¨®n de la Embajada de Francia. De inmediato, la polic¨ªa rodea el edificio. El Gobierno franc¨¦s recibe del cubano, exactamente de su vicepresidente, Carlos Rafael Rodr¨ªguez, la garant¨ªa de que no ser¨¢ detenido, y Bofill abandona la Embajada. Pero cinco meses despu¨¦s, en septiembre de 1983, es arrestado nuevamente. Amnist¨ªa da como motivo "una reuni¨®n con dos periodistas franceses", que a su vez estuvieron detenidos durante nueve d¨ªas antes de ser expulsados del pa¨ªs.
Granma consigna que en sus tres encierros, Bofill fue "un eficiente y no solicitado confidente", y reproduce cartas que dirigi¨® a las autoridades del presidio, cartas en las que va desde el elogio a sus carceleros a la delaci¨®n de Armando Valladares. ?l alega que esas cartas han sido fabricadas. Y explica c¨®mo: "Las pruebas documentales de su pu?o y letra son forjadas en una m¨¢quina especial de la Seguridad cubana que imita su caligraf¨ª".
La campa?a se traslad¨® a la televisi¨®n, y los d¨ªas 22, 23 y 24 de marzo se proyect¨®, por el canal m¨¢s visto y a la hora de mayor audiencia, una serie titulada Historia de unfullero. En el primer cap¨ªtulo (que es el ¨²nico cuyo texto conozco), Bofill conversa con un oficial de la Seguridad que lo hab¨ªa interrogado el 13 de noviembre de 1987. Como el programa no era en directo, sino filmado, y la intervenci¨®n de Bofill no es otra cosa que una autodelaci¨®n torpe y balbuceada, la sospecha de manipulaci¨®n, de montaje en la conversaci¨®n entre Bofill y el comisario, ha prosperado.
Pero faltaba lo m¨¢s grotesco. Y vino cuando el semanario humor¨ªstico Palante public¨® un tebeo en el que un Ricardo Bofill, caricaturizado y disfrazado de Superm¨¢n, era presentado como el Superfullero. Los dibujos ilustraban su supuesta vida, desde que comet¨ªa el robo en la iglesia hasta que terminaba cayendo en una letrina.
Bofill vive en una barriada popular de las afueras de La Habana, Guanabacoa, con una alta poblaci¨®n negra. Y vive all¨ª sitiado, pues no puede salir de su casa sin que polic¨ªas, que fingen ser trabajadores, comiencen a perseguirlo y a insultarlo, y aun a agredirlo. Una pedrada le astill¨® uno de los cristales de sus gafas. No tiene trabajo y se sostiene de la ayuda de sus amigos. La casa contigua a su apartamento est¨¢ ocupada por la polic¨ªa, que desde all¨ª, mediante sofist¨ªcados micr¨®fonos, escucha sus conversaciones, y se fotografia con c¨¢maras ocultas a quienes van a visitarlo.
Asedio policial
?Por qu¨¦ este asedio a un hombre que en ¨²ltima instancia, y en palabras del Gobierno, no dirige sino a "un grupito de contrarrevolucion arios? ?Por qu¨¦ se mantiene en la ilegalidad al Comit¨¦ Cubano Pro Derechos Humanos, tipo de organizaci¨®n c¨ªvica que, lejos de entorpecer, calorizan todos los estados democr¨¢ticos? Bofill ha dado la siguiente explicaci¨®n.
-El Gobierno quiere debilitar a la disidencia dando una lecci¨®n. Lo que me han hecho ¨²ltimamente no est¨¢ dirigido s¨®lo contra m¨ª, sino contra todos aquellos que en Cuba quieren participar en una oposici¨®n pac¨ªfica, por medio de ideas y cr¨ªticas. Es una advertencia.
Advertencia que el vicepresidente del Comit¨¦, Adolfo Rivero Caro, tambi¨¦n atacado por Granma, interpreta como una intimidaci¨®n: "Se busca disuadir a los cubanos que quieran denunciar abusos de venir al Comit¨¦, publicando fotos de Bofill con esas personas tomadas secretamente en el interior de su casa. ?Qui¨¦n quiere correr el riesgo de aparecer en la televisi¨®n en compa?¨ªa de un individuo acusado de traidor?". Sin embargo, la campa?a parece haber tenido un efecto bumer¨¢n, pues el n¨²mero de miembros del Comit¨¦ aument¨® tras la misma. Seg¨²n el doctor Samuel Mart¨ªnez Lara, uno de sus directivos: "Ese diluvio de publicidad negativa ha tenido la virtud de hacer que el nombre de Bofill tenga un eco inmediato en la poblaci¨®n cubana, que ya sabe que en el pa¨ªs existe una organizaci¨®n defensora de los derechos huinanos".
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