El fin del voto secreto en el Parlamento amenaza con derribar al Gobierno italiano

La abolici¨®n del voto secreto en el Parlamento italiano se ha hecho incandescente y amenaza con hacer caer el Gobierno y hasta con la disoluci¨®n anticipada de las c¨¢maras. La situaci¨®n es tan grave, que ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo, incluso sobre ¨¦l modo de votar, no fue posible zanjar la cuesti¨®n la semana pasada, como estaba previsto, aplaz¨¢ndose todo a la semana que viene.
Mientras tanto, los secretarios del Partido Socialista, Bettino Craxi, y del Partido Comunista, Achille Occhetto, duramente enfrentados, han subido uno detr¨¢s de otro las escaleras del Quirinal para protestar ante el jefe del Estado, Francesco Cossiga.El problema de fondo es doble. Primero, Craxi ha hecho de este voto un problema de principio: o desaparece el voto secreto del Parlamento o se derrumban Gobierno y legislatura. Pero hay m¨¢s. Craxi quiere que se vote s¨®lo la propuesta que hab¨ªa sido previamente aprobada por la mayor¨ªa del actual Gobierno para que, de este modo, en la supresi¨®n del voto secreto -primer acto de la gran reforma institucional- no participen los comunistas.
Al rev¨¦s, los comunistas piensan que eso es un abuso de poder del Gobierno, ya que la abolici¨®n del voto secreto es un problema no del Gobierno, sino del Parlamento y que, por tanto, en la discusi¨®n y en la decisi¨®n deben tomar parte todas las fuerzas vivas del Parlamento.
La Democracia Cristiana est¨¢ dividida. Su izquierda est¨¢ de acuerdo en que no se pueden empezar las reformas institucionales contra los comunistas o dej¨¢ndoles fuera del debate. De ah¨ª el que est¨¦n dispuestos a aceptar que la desaparici¨®n del voto secreto fuera menos dr¨¢stica, ensanchando el abanico de los casos en que a¨²n quedar¨ªa secreto, como, por ejemplo, para la reforma de la ley electoral, con tal de que tambi¨¦n los comunistas pudieran asociarse al voto.
Por su parte, el secretario general de los comunistas, Achille Occhetto, ha denunciado al jefe del Estado lo que ha llamado "intimidaci¨®n" del partido socialista a los diputados, amenanzando con disolver el Parlamento, cosa que adem¨¢s, ha dicho Occhetto, es s¨®lo una prerrogativa del presidente de la Rep¨²blica y que nadie puede arrogarse.
Otro problema de fondo es que, sobre todo en la Democracia Cristisna -pero un poco en todos los partidos, los llamados peones, es decir, los que tienen menor influencia en los partidos-, que ha podido hasta ahora ejercer su oposici¨®n s¨®lo en el secreto de la urna ante el miedo de posibles venganzas, no ven con buenos ojos que el voto secreto quede abolido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.