Baltazar hall¨® la inspiraci¨®n contra el C¨®diz
El Atl¨¦tico derrot¨® al C¨¢diz. As¨ª que consigui¨® su primer triunfo liguero y el corte de una adversa racha que duraba ya siete partidos consecutivos. Los rezos de Baltazar, uno de los dos atletas de Cristo que tiene Jes¨²s Gil en el vestuario -el otro es Donato-, debieron de ser escuchados porque al brasile?o le lleg¨® la inspiraci¨®n anoche. Sus tres espl¨¦ndidos goles contribuyeron al justo, y corto, triunfo rojiblanco frente a su floj¨ªsimo rival. Ahora queda la razonable duda de si servir¨¢n para que el Atl¨¦tico salga de? bache o, simplemente, para prolongar su agon¨ªa. La soluci¨®n, el pr¨®ximo mi¨¦rcoles ante el Groningen.?Se acab¨® la crisis? Los hinchas rojiblancos m¨¢s optimistas apostar¨¢n, probablemente, por la tesis de que los tres goles de Baltazar han sido algo as¨ª como las tres primeras paladas de tierra para enterrarla. Pero, como suele ocurrir en estos casos, en los que el rival no lo es, los esc¨¦pticos argumentar¨¢n que ninguno de los 18 restantes equipos de Primera puede ser tan malo como el C¨¢diz.
O quiz¨¢ todo se deba a la m¨²sica: esta semana los jugadores rojiblancos han podido sentir las vibraciones musicales que les llegaban a trav¨¦s de los altavoces de? estadio mientras se entrenaban o, lo que es igual, mientras trataban de encontrar soluciones a su larga agon¨ªa de derrotas. En el ensayo del jueves, por ejemplo, segu¨ªan las instrucciones t¨¢cticas de la conocida pareja Maguregui-Briones -nada que ver con aquella otra, Mauri-Maguregui, que hizo historia en el f¨²tbol espa?ol-, a los sones de El condor pasa y Love story. Y el C¨¢diz contribuy¨® a que el Atl¨¦tico hiciera sonar su primera nota musical sin desafinar. No es que las melod¨ªas del Calder¨®n amansaran a la fierecilla gaditana. Sencillamente, el C¨¢diz no lanz¨® ni un gru?ido.
Maguregui introdujo cambios y todos acertados. Futre dio la impresi¨®n de empezar a comprender que el bal¨®n no es exclusivamente de su propiedad. Todos los jugadores trataron de hacer frente com¨²n en su charla anticrisis con notables muestras de serenidad. Entre eso y los soplos de inspiraci¨®n divina de Baltazar, sali¨® un Atl¨¦tico ordenado y serio que mereci¨® incluso m¨¢s goles. Manolo exhibi¨® destreza con el bal¨®n, Marina dirigi¨® bien al equipo sin dejarse estorbar por la querencia de Donato a trasladarse desde la derecha hacia el centro, Sergio cubri¨® las lagunas de Marrero y Abel acredit¨® su buen momento el par de veces que el C¨¢diz se equivoc¨® y le puso a prueba.
El entrenador del C¨¢diz, Helinut Senekowisteh, dijo al final que no hab¨ªa existido tanta diferencia y que el resultado era injusto. Al austr¨ªaco, evidentemente, el humo le ceg¨® los ojos. S¨®lo as¨ª cabe explicar tambi¨¦n el cambio de M¨¢gico Gonz¨¢lez por un tal Jos¨¦. Salvo que el salvadore?o se quedase dormido en una de las camillas de masaje de? vestuario, como ya le ocurri¨® hace algunos a?os en el mism¨ªsimo Calder¨®n.
Con el partido sentenciado, la triste an¨¦cdota qued¨® reducida en el segundo tiempo a la fuerte humareda provocada por el incendio de unas grandes lonas p¨¦simamente instaladas bajo uno de los vomitorios. Hubo momentos de confusi¨®n y fue necesaria la presencia de los bomberos para sofocar el fuego. Eso s¨ª, los altavoces del estadio anunciaron que no hab¨ªa .ning¨²n motivo de alarma". La llamada a la serenidad popular se produjo s¨®lo 15 minutos despu¨¦s de haberse iniciado el incendio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.