La productividad desigual entre las naciones
El consumo y producci¨®n desigual de energ¨ªa, de pa¨ªs a pa¨ªs, determina, en cierto modo, la riqueza o la miseria entre las naciones. Desde 1800, en que comenz¨® a usarse la energ¨ªa mec¨¢nica con la fuerza del vapor y el empleo del carb¨®n mineral, la productividad del trabajo humano fueaumentando constantemente con la utilizaci¨®n de m¨¢s y mejores m¨¢quinas de vapor, primero; el¨¦ctricas y de explosi¨®n, despu¨¦s, y finalmente, m¨¢quinas automatizadas cibern¨¦ticas.
Esas tres etapas del progreso cient¨ªficotecnol¨®gico marcan las tres revoluciones industriales que se han sucedido entre 1800 y 1950, en cuyo ciclo largo, con el progresivo aumento de las riquezas, la poblaci¨®n mundial pas¨® de 978 a 2.513 millones de habitantes, y entre 1950 y 1987, a unos 5.000 millones. Sin el acrecentamiento de la producci¨®n y el consumo de energ¨ªa, la poblaci¨®n del mundo habr¨ªa quedado estancada a los niveles de recursos econ¨®micos escasos de las sociedades esclavistas y feudales.La superpoblada China, sin ser el primer productor mundial de carb¨®n y un discreto productor de petr¨®leo, no podr¨ªa abastecer de energ¨ªa su industria, agricultura y servicios para satisfacer las necesidades econ¨®micas de sus 1.060 millones de habitantes, menos poderosos que los 240 millones de norteamericanos porque ¨¦stos consumen 7.278 kilogramos de petr¨®leo equivalente por persona contra 201 kilogramos aqu¨¦llos. As¨ª las cosas, la fuerza muscular humana cuenta mucho en China, especialmente en la agricultura, que ocupa, m¨¢s o menos, el 707. de su poblaci¨®n activa, mientras que en Estados Unidos s¨®lo representa el 3% de la misma, pero produciendo varias veces m¨¢s por agricultor que en el campo chino.
Brasil, casi tan grande geogr¨¢ficamente como Estados Unidos, ten¨ªa en 1985, aproximadamente, 21 veces menos producto interno bruto (PIB) que Estados Unidos, porque las m¨¢quinas y los trabajadores de Brasil consum¨ªan, en el proceso de producci¨®n, 10 ve,ces menos energia mec¨¢nica que un norteamericano. Y en energ¨ªa el¨¦ctrica, por ejemplo, EE UU consum¨ªa 2.472.000 millones de kilovatios en 1985 contra 423.429 millones de kilovatios Am¨¦rica Latina.
En este sentido, el atraso econ¨®mico y tecnol¨®gico de Am¨¦rica Latina respecto de Norteam¨¦rica se deber¨ªa en gran parte a que aqu¨¦lla consume seis o siete veces menos energ¨ªa que ¨¦sta en cifras absolutas y mucho menos en energ¨ªa por habitante. Uno de los grandes males de Latinoam¨¦rica consiste en que desutiliza el 90% de la energ¨ªa de sus grandes r¨ªos y, en vez de consumir, exporta la mayor parte de su petr¨®leo (como en el caso de M¨¦xico, Ecuador y Venezuela), que fluye hacia Estados Unidos. Si este petr¨®leo fuera consumido en la industria, la agricultura, los servicios sociales y p¨²blicos y en usos dom¨¦sticos, adicionando a ello la energ¨ªa el¨¦ctrica hidr¨¢ulica perdida, Am¨¦rica Latina podr¨ªa aspirar a un desarrollo econ¨®mico y tecnol¨®gico no inferior al de Europa occidental, Jap¨®n y Estados Unidos, constituy¨¦ndose as¨ª en una potencia del siglo XXI. Estados Unidos es la potencia m¨¢s rica del mundo, en gran parte debido a que consume un cuarto, m¨¢s o menos, de la energ¨ªa mec¨¢nica mundial.
Modelos de desarrollo
Los modelos de desarrollo econ¨®mico y tecnol¨®gico, privilegiando exclusivamente la industriat pesada en detrimento de la industria ligera, como ha sucedido en la URSS, o con una industria pesada y ligera de tipo convencional, poco automatizada, como sucede en Europa occidental, si ambas no cambian r¨¢pidamente este modelo se van a quedar atrasadas, no pudiendo competir suficientemente en el mercado mundial. Aumentar¨ªa as¨ª la desocupaci¨®n de traba adores, el d¨¦ficit de las balanzas de. comercio exterior, la falta de divisas de libre convertibilidad y, a su vez, ir¨¢ disminuyendo la productividad del trabajo, lo que har¨¢ incrementar los costes del paro obrero y de la seguridad social. Una econom¨ªa moderna, alcanzando ampliamente el nivel de automatizaci¨®n del trabajo manual y mental mediante el empleo de m¨¢quinas cibern¨¦ticas, al finalizar el siglo XX y comenzar el siglo XXI dejar¨ªa muy atr¨¢s no s¨®lo a los actuales pa¨ªses subdesarrollados sino tambi¨¦n a pa¨ªses de medio desarrollo de Europa, a menos que ¨¦sta no responda al reto tecnol¨®gico de Estados Unidos y de Jap¨®n.
La sociedad de la creciente productividad del trabajo exige la sustituci¨®n del m¨²sculo humano por esclavos mec¨¢nicos, de los cuales, por cada trabajador, ya dispon¨ªa EE UU de 250 en la d¨¦cada 1960-1970. As¨ª las cosas, el fertilizante qu¨ªmico ha sustituido al escaso abono org¨¢nico, el tractor a muchos millones de mulas y caballos, la cosechadora mec¨¢nica a millones de sudorosos segadores, las m¨¢quinas industriales controladas por ordenadores a millones de trabajadores, pero multiplicando la productividad por trabajador ocupado restante.
Ahora bien, desde el punto de vista sociopol¨ªtico y econ¨®mico es deseable que las m¨¢quinas automatizadas vayan liberando del trabajo penoso a los obreros, pero lo injusto es que todo este progreso prive del derecho al trabajo a quienes no tienen m¨¢s que ¨¦ste para subsistir. En este sentido, por una iron¨ªa dial¨¦ctica, el progreso cient¨ªfico y tecnol¨®gico, mal usado social y econ¨®micamente, produce retroceso moral y social, paro tecnol¨®gico, porque el progreso no se desarrolla pol¨ªtica y socialmente en beneficio de todos los habitantes de un pa¨ªs y de todos los pueblos del mundo. Por tanto, el gran desafio de la sociedad contempor¨¢nea es poner en concordancia el progreso material, con sus reformas sociales y econ¨®micas correspondientes, dentro de cada pa¨ªs, igualando las grandes diferencias econ¨®micas entre los pa¨ªses pobres y ricos del mundo, condonando deudas p¨²blicas externas impagables y haciendo fluir, sin condiciones neocoloniales, los capitales excedentes de los pa¨ªses ricos hacia los pa¨ªses pobres. S¨®lo as¨ª habr¨¢ paz, libertad y prosperidad en el mundo.
es economista internacional.
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