S¨®lo una amable visita
Frustraci¨®n entre los disidentes cubanos tras la marcha de la Comisi¨®n de Derechos Humanos de la ONU
ENVIADO ESPECIALUna buena parte de Cuba ha visto en los ¨²ltimos 15 d¨ªas su destino en manos de seis hombres -un senegal¨¦s, un nigeriano, un filipino, un irland¨¦s, un b¨²lgaro y un colombiano- que forman parte de la Comisi¨®n de Derechos Humanos encargada por la ONU de fiscalizar, por primera vez en la historia, el trato que el Gobierno de La Habana da a sus compatriotas. Cuando todos los datos est¨¢n ya archivados en voluminosas carpetas en una oficina de Ginebra, en los c¨ªrculos de oposici¨®n cubanos se respira una cierta frustraci¨®n.
No es que la visita de la misi¨®n entre los d¨ªas 17 y 26 del mes de septiembre, no haya. puesto en apuros a las autoridades de la isla -el primero fue una manifestaci¨®n sin precedentes, en la que un centenar de personas dieron vivas a los disidentes Ricardo Bofill y Armando Valladares-, sino que las esperanzas de una parte de la poblaci¨®n y de las organizaciones ilegales de dere chos humanos no se correspondieron con las posibilidades de actuaci¨®n de los seis notables."Muchos creyeron que iba a visitar Cuba una especie de su pergobierno con poder para solucionar cada uno de los problemas personales por encima de la voluntad del Gobierno cubano" se?ala uno de los interlocutores que los miembros de la comisi¨®n han encontrado en la isla. Con esa idea se acercaban cada d¨ªa al hotel Comodoro, que ha sido sede provisional de la comisi¨®n, gentes que quer¨ªan ver a los diplom¨¢ticos o entregar sus escri tos de queja. Fue como una an gustiosa peregrinaci¨®n hacia un lugar equivocado y con un prop¨®sito imposible.
Deseos de abandonar el pa¨ªs
Al despacho de una influyente personalidad no gubernamental lleg¨® durante los d¨ªas de la presencia de la comisi¨®n una persona en busca de consejo y respaldo. Quer¨ªa saber qu¨¦ ten¨ªa que hacer para ser recibido por los ilustres visitantes. "Imposible", le contest¨®, "ya tienen presentadas muchas m¨¢s solicitudes de las que podr¨¢n atender". El problema del demandante consist¨ªa en que no consegu¨ªa cumplir su ambici¨®n de viajar a Estados Unidos, pero no porque el Gobierno cubano le negase la autorizaci¨®n, sino porque las autoridades norteamericanas no le conced¨ªan el visado necesario. Aconsejado por la mencionada personalidad que su denuncia ser¨ªa utilizada contra Estados Unidos y no contra el Gobierno cubano, el frustrado denunciante decidi¨® regresar a su pueblo.
No es ¨¦ste, ciertamente, el caso m¨¢s com¨²n, pero s¨ª un caso que ilustra varias cosas: el deseo extendido entre parte de la poblaci¨®n de abandonar Cuba, la imposibilidad de que EE UU pueda satisfacer a todos los solicitantes y la creencia de que la Comisi¨®n de Derechos Humanos ha visitado Cuba y prepara un informe sobre este pa¨ªs para perjudicar al Gobierno comunista.
La comisi¨®n se ha llevado de la mayor de Las Antillas 1.532 denuncias, la mayor¨ªa de las cuales son relativas a las dificultades que encuentran las personas que desean abandonar el pa¨ªs, bien para reunirse con sus familiares en el extranjero, principalmente en Miami, o simplemente para escapar de una situaci¨®n que consideran insoportable.
No es muy arriesgado decir que esa cifra no se corresponde con el total de cubanos que tienen esa misma ambici¨®n, pero no todos est¨¢n dispuestos a asumir los riesgos que supone solicitar formal y nominalmente permiso para abandonar Cuba. Elizardo S¨¢nchez, presidente de la Comisi¨®n de Derechos Humanos y Reconciliaci¨®n Nacional, que fue autorizado recientemente, en un gesto sin precedentes, a salir y regresar a Cuba, considera que el permiso que a ¨¦l se le concedi¨® "es la prueba de que se le niega ese derecho a millonesy millones de cubanos".
Oposici¨®n en el interior
Abandonar Cuba se ha convertido en la ¨²nica forma de oposici¨®n al Gobierno. No es necesaria, probablemente, una concienzuda actuaci¨®n policiaca para controlar focos de resistencia interna, simplemente porque no existen. No es f¨¢cil hacer oposici¨®n al r¨¦gimen cubano desde el interior, pero tampoco ha sido ese, hasta ahora, el objetivo de los distintos movimientos de disidencia. El que est¨¢ en contra, simplemente, se va. O, mejor dicho, intenta irse. El Gobierno cubano ha entregado en el ¨²ltimo a?o 27.000 permisos para perso nas que quer¨ªan incorporarse a la peque?a Habana de Florida, pero s¨®lo 4.000 de ellas han obtenido hasta ahora el visado norteamericano.
La organizaci¨®n de Elizardo S¨¢nchez, una de las fuentes consultadas por la comisi¨®n de la ONU, est¨¢ propiciando la necesidad de quedarse en la isla para ganar espacios de libertad desde dentro. Con este objetivo, la principal demanda que S¨¢nchez ha presentado es que intervengan en favor de la legalizaci¨®n de su movimiento. "Esto demuestra", dice el disidente y ex preso pol¨ªtico, "nuestra voluntad de obediencia de las leyes vigentes, aunque cuestionemos la propia legalidad de estas leyes. Esto refleja nuestra voluntad de no predicar el derrocamiento del r¨¦gimen, sino de actuar dentro de los l¨ªmites legales".
El informe de la comisi¨®n de la ONU, que debe ser presentado el pr¨®ximo mes de marzo, probablemente reconocer¨¢, seg¨²n la opini¨®n de observadores, los avances que se han registrado, pero sancionar¨¢ a Cuba por las violaciones que se mantienen pendientes, fundamentalmente la imposibilidad de viajar al extranjero, ni siquiera para reunificar familias.
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