Aclaraci¨®n de Araceli Pereda
El pasado 17 de octubre aparece en el peri¨®dico que usted dirige un art¨ªculo sobre apellidos en el poder, titulado Dos m¨¢s no importan, numerosas gentes ocupan altos cargos en la Administraci¨®n p¨²blica, con dos p¨¢ginas de texto y cinco fotograf¨ªas.En su medio se dice que una imagen vale m¨¢s que 1.000 palabras. Las empleadas en el art¨ªculo para describir mi profesi¨®n son 46. De las cinco fotograf¨ªas, una corresponde a mi persona y aparezco en solitario y debajo del t¨ªtulo del art¨ªculo. El texto dice que yo fu¨ª nombrada directora general del Patrimonio Cultural antes de que lo fuera mi marido; sin embargo, mi foto en medio de la p¨¢gina parece representar el paradigma de su art¨ªculo: "Parece... que el PSOE conf¨ªa en sus allegados m¨¢s directos a la hora de compartir responsabilidades pol¨ªticas, y evidencia al mismo tiempo una firme defensa de la familia. ..".
Tengo 41 a?os, trabajo en la Administraci¨®n del Estado desde los 24, despu¨¦s de terminar la licenciatura en Historia del Arte, y, salvo mis tres primeros a?os como contratada laboral, todos los puestos que he desempe?ado durante los 14 a?os restantes han sido debidos a mi condici¨®n de funcionaria y licenciada. As¨ª ocurri¨®, por ejemplo, entre 1979 y 1985, cuando ejerc¨ª la direcci¨®n del Centro de Documentaci¨®n e Informaci¨®n del Patrimonio Art¨ªstico en el Ministerio de Cultura. Soy directora general del Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid desde el 5 de septiembre de 1985, despu¨¦s de que ganara mi ¨²ltima oposici¨®n en la Administraci¨®n general del Estado. He sido nombrada en junio de 1988 acad¨¦mica correspondiente por Madrid de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Como puede ver, una carrera profesional bastante normal para una persona cualificada.
Es cierto que, adem¨¢s de una vida profesional propia desde hace m¨¢s de 17 a?os, tengo una vida personal en la que, como muchos ciudadanos, estoy casada y tengo dos hijos. Resulta que la persona con la que comparto mi vida privada es, desde julio de 1986, ministro del Gobierno. Normalmente, la gente tiene una familia. Tambi¨¦n es normal que la pareja comparta intereses sociales y militancia pol¨ªtica.
Le aseguro, se?or director, que yo no sab¨ªa cuando me cas¨¦ que mi marido iba a ser designado ministro. Tampoco lo sab¨ªa cuando acept¨¦ mi responsabilidad en la Comunidad de Madrid. Pero lo que indudablemente no sab¨ªa es que las esposas, o los maridos, socialistas tienen que divorciarse o renunciar a una actividad profesional y pol¨ªtica de muchos a?os cuando su pareja es promocionada a un cargo de responsabilidad. No me atrevo a pensar que su peri¨®dico defienda semejante idea. Ni tampoco que abogue porque las mujeres sean obligatoriamente "partidarias de quedarse en casa", cualquiera que sea la situaci¨®n de su pareja. Desde luego, una duda m¨¢s sobre la cualificaci¨®n profesional, de un hombre o una mujer casado o unido por cualquier v¨ªnculo familiar a un alto cargo en la Administraci¨®n p¨²blica, s¨ª importa.-
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