"S¨®lo pens¨¦ en la muerte"
El m¨¦dico Pedro Goyache vuelve a Espa?a tras ser herido mientras estaba con la guerrilla salvadore?a
ANA CAMACHO, El hospital se hallaba en una ladera. Pedro Mar¨ªa Goyache, m¨¦dico espa?ol, estaba curando a algunos enfermos de la guerrilla salvadore?a en una de las zonas liberadas de El Salvador. De pronto, las granadas y los tiros quebraron la calma de la tarde. Los paracaidistas del Ej¨¦rcito regular los hab¨ªan sorprendido. Pedro intent¨® huir. Hab¨ªa recorrido apenas unos 50 metros cuando un proyectil le abati¨®. "S¨®lo pens¨¦ en la muerte", recuerda tumbado en la ambulancia en la que ayer fue trasladado a su ciudad natal, la navarra Estella, tras su llegada a Madrid, donde har¨¢ frente a una larga convalecencia.
Pedro Mar¨ªa Goyache, de 30 a?os, lleg¨® a El Salvador hace dos a?os y medio para ejercer como m¨¦dico al servicio de organizaciones humanitarias. "Me dieron a elegir entre Chile y El Salvador, y fue una casualidad que me decidiera por el segundo; pero el pueblo salvadore?o tiene un talante por el que se hace querer en seguida y me enganch¨¦", explica con una leve sonrisa que no oculta la fatiga del largo viaje que a¨²n debe continuar hacia un hospital de su ciudad, Estella.
Hace tres meses, cuando finalizaron sus contratos con organismos de ayuda internacionales, acept¨® la oferta de los compas, como llaman en El Salvador a los guerrilleros de FMLN, para que trabajara en las zonas que se hallan bajo su control. "Pens¨¦ en los numerosos civiles que viven en las zonas liberadas y que tambi¨¦n necesitan ayuda", relata el joven m¨¦dico.
Hace dos a?os fue detenido por la polic¨ªa de Hacienda, temida por ser la principal responsable de la desaparici¨®n de civiles. "En El Salvador, la guerra siempre est¨¢ cerca; apenas a 12 kil¨®metros de la capital, en Guazapa, ya es zona liberada", afirma Pedro. "La poblaci¨®n alimenta y apoya a los guerrilleros; el FMLN tiene un gran poder pol¨ªtico y militar: si el Gobierno no se decide a la ¨²nica soluci¨®n razonable, negociar, los compas pueden ganar", explica.
A las cuatro de la tarde
El pasado d¨ªa 11 se hallaba de visita en uno de los hospitales de los territorios liberados, en el centro del pa¨ªs. "Estaba situado a medio camino de una ladera, en una explanada de tupido c¨¦sped, bajo grandes ¨¢rboles, de donde colgaban, como es habitual, las hamacas en las que descansan los enfermos", recuerda Pedro.
"Eran las cuatro de la tarde, todo estaba tranquilo; aunque los hospitales no son zonas militarizadas, los compas generalmente suelen tener el control de todos los que salen y entran de las zonas liberadas por lo que no hay que tener miedo". Pero aquel d¨ªa se presentaron los paracaidistas del Ej¨¦rcito salvadore?o. "Los paracaidistas son un cuerpo de elite formado en EE UU que, a pesar de su nombre, siempre atacan por tierra", explica Pedro. "Probablemente, ellos tampoco esperaban encontrarnos all¨ª y empezaron a tirar contra nosotros como locos", a?ade. "Ech¨¦ a correr cuesta, abajo. Un tiro de los paracaidistas me alcanz¨® la pierna. Ca¨ª al suelo Los soldados estaban a 10 metros de distancia, y parec¨ªa que eran muchos. Los paracaidistas son famosos porque no perdo nan. S¨®lo pens¨¦ en la muerte, estaba seguro de que iban a bajar y rematarnos a todos".
Cay¨® la noche. Pedro logr¨® arrastrarse hacia un barranco Segu¨ªa el tiroteo. Con unas ra¨ªces cav¨® un agujero en la pared del precipicio y se ocult¨® en ¨¦l tap¨¢ndose con unos arbustos. As¨ª pasaron largas horas, hasta que al d¨ªa siguiente los compas lo encontraron y lo rescataron.
Le diagnosticaron fractura m¨²ltiple de tibia producida por una esquirla. Sus colegas salvadore?os se pusieron en contacto con la Embajada espa?ola en San Salvador que, tras numerosas gestiones y la intervenci¨®n de la Cruz Roja, logr¨® que Pedro fuera repatriado ayer. Ahora el joven m¨¦dico s¨®lo piensa en la convalecencia, que, seg¨²n prev¨¦, durar¨¢ al menos seis meses.
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