Leningrado festeja el regreso de los emigrados
En el palacio de Petrodvorets se inaugur¨® el Museo de la Familia Benois
La apertura de un museo poco convencional cerca de Leningrado ha sido una de las ¨²ltimas manifestaciones de la perestroika. En el palacio de Petrodvorets, habitado en otro tiempo por las damas de la corte imperial, se acaba de inaugurar el Museo de la Familia Benois. Pertenecientes a la intelligentsia de la capital zarista, los Benois, acusados de "cosmo politismo" por Stalin, se dispersaron por todo el mundo. Ahora, la apertura M museo donde se re¨²nen todas sus colecciones ha sido motivo de dos d¨ªas de festejos oficiales.
"Declaro abierto el Museo de la Familia Benois". Las palabras de VIadislas Kazenin, viceministro de cultura sovi¨¦tico, volaron, el 28 de septiembre, con el viento de? ?rtico que sacud¨ªa el follaje dorado de] parque de Petrodvorets, cerca de Leningrado. Los 200 invitados, un poco cansados por tanto discurso, comprendieron y se precipitaron con impaciencia en el interior de] delicioso edificio barroco.
La escena se parec¨ªa m¨¢s al reencuentro de una gran tribu que a una inauguraci¨®n oficial. Codo a codo con los aparatchiky de la cultura, vestidos de oscuro, se encontraban los rniembros de la di¨¢spora Benois. La m¨¢s joven, Sarina, una nortamericana de 20 primaveras, descendiente de la l¨ªnea de los m¨²sicos Cherepnin, sosten¨ªa al m¨¢s anciano, R¨¦my Cl¨¦ment, un franc¨¦s de 89 a?os rejuvenecido por el entusiasmo. El actor Peter Ustinov deslizaba palabras maliciosas en los o¨ªdos de sus vecinos: la viuda de Nicol¨¢s Benois, ex director de la Scala de Mil¨¢n,y Pierre Braslawski, m¨²sico dejazz y arquitecto franc¨¦s, coautor del palacio del Festival de Cannes.
A trav¨¦s del tiempo
Todos estos Benois venidos de Occidente reencontraban a sus primos que se hab¨ªan quedado en la URSS. Se daban abrazos, gritos de bienvenida, e iban, agarrados del brazo, a buscar su rama en el gran baobab geneal¨®gico colgado, como es de rigor, en la primera sala del museo. Despu¨¦s, y tras haber verificado que el nombre figuraba en la lista de los 40 donadores grabada en m¨¢rmol, caminaban de sala en sala viendo con detalle las 150 obras all¨ª expuestas. Un viaje a trav¨¦s del tiempo y el espacio.
Asombroso destino el de esta familia. Un destino que comenz¨® en la Revoluci¨®n Francesa cuando cierto cocinero llamado Louls-Jules Benois sigui¨® a su amo, el duque de Montmorency, en su huida de la guillotina de los sans-culottes. Al poco tiempo era catador de la zarina en San Petersburgo. Uno de sus 17 hijos, Nicol¨¢s (1813-1899), lleg¨® a ser arquitecto de la corte y form¨® parte con los suyos de la intelligentsia de la capital zarista.
Los Benois se mezclaron con los Cavos, de origen veneciano, con los Lanceray, descendientes de un soldado de Napole¨®n pero tambi¨¦n con ind¨ªgenas llamados Ustinov, Cherepnin o Braslawski. Estos cruces con otras familias burguesas cultivadas generaron una fruct¨ªfera dinast¨ªa de artistas.cuyos personajes y aventuras dar¨ªan lugar a una apasionante serie de televisi¨®n.
Uno de los miembros m¨¢s conocidos es Alexandre Benois (1870-1960) que fue, tras la revoluci¨®n de 1917, conservador del Museo del Ermitage. El endurecimiento del r¨¦gimen con Stalin le llevaron a rehacer en sentido contrario el camino de su antepasado. Estuvo en Par¨ªs, Londres y Mil¨¢n y fue figurinista de la ¨®pera, director art¨ªstico de cine, acuarelista, ilustrador, historiador de arte. Su itinerario fue tambi¨¦n el de muchos otros Benois que emigra ' ron a Francia, Suiza,
Italia, Gran Breta?a, Estados Unidos, Alemania, e incluso Ar gentina. Ya en la cuarta genera ci¨®n, hab¨ªa el peligro de que esta di¨¢spora se diluyera. Uno de los hijos de Alexandre, Nicol¨¢s Be nois (1901-1988), residente en Italia y director de la Scala, deci di¨® en 1986 impedir que esto ocurriera.
El milagro
Aprovechando la apertura de Gorbachov, propuso a los sovi¨¦ticos donar sus colecciones a condici¨®n de que abrieran en Leningrado un museo en el que se reagruparan las obras de su familia. La idea fue puesta en marcha por Pierre Braslawski, un arquitecto franc¨¦s que habla ruso desde su infancia y es uno de los miembros m¨¢s influyentes del Partido Comunista Franc¨¦s.
Tanto en Mosc¨² como en Leningrado, la nomenklatura acept¨®. El lugar elegido fue una de las dependencias del palacio de Petrodvorets, el Versalles del B¨¢ltico. Construido por Pedro el Grande, destruido por los alemanes durante la ¨²ltima guerra mundial y suntuosamente reconstruido despu¨¦s, es un lugar por el que pasan seis millones de visitantes cada temporada.
En un a?o-milagro de la perestroika se ha arreglado el pabell¨®n y se han reagrupado las 1.800 obras salidas de 18 colecciones privadas de la URSS y de otros ocho pa¨ªses. Para la inauguraci¨®n, los sovi¨¦ticos echaron, durante dos d¨ªas, las campanas al vuelo: inauguraci¨®n del museo con un concierto en el mismo, velada en el Kirov, descubrimiento de una placa en la vieja casa familiar que ser¨¢ restaurada, mesa redonda para la Prensa en los salones del ayuntamiento, ballet nocturno con fuegos artificiales incluidos y cantidad de rese?as en la televisi¨®n y la Prensa.
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