La voluntad de Pedro el Grande
LE MONDE, El inmenso despliegue que los sovi¨¦ticos han hecho con el Museo de la Familia Benois parece inspirado en, al menos, tres motivos. Se trata, en primer lugar, de borrar una de las meteduras de pata de la ¨¦poca estaliniana rehabilitando a una familia cuyo cosmopolitismo fue sospechoso durante mucho tiempo. "Los Benois hablaban todas las lenguas", ha dicho un personaje oficial, "pero pensaban en ruso",
Hay que dar tambi¨¦n las gracias a los donantes privados, sovi¨¦ticos y extranjeros, que han dado su confianza a las autoridades y a la perennidad de la perestroika. El regreso de los Benois prepara el terreno a otras recuperaciones de obras exiliadas o escondidas. Se habla de la vuelta de ciertos documentos sobre Pushkin pertenecientes a la viuda de Sergio Lifar o de una colecci¨®n de pintura que hace tiempo parti¨® a la India.
Y, finalmente, hay que subrayar la voluntad de apertura que anima a los nuevos equipos. El fondo cultural sovi¨¦tico, creado hace dos a?os para escapar a la lentitud administrativa, ha sido la pieza clave de la operaci¨®n Benois. Sus dirigentes no ocultan que tienen otros proyectos de cooperaci¨®n cultural con el extranjero. Hay en curso negociaciones en las que participan diplom¨¢ticos sovi¨¦ticos, la familia Benois y la Unesco, cuyo objetivo es la creaci¨®n en Petrodvorets de un centro cultural internacional, una suerte de la romana Villa M¨¦dicis, que acoger¨ªa a artistas del mundo entero.
Tambi¨¦n es evidente la apertura econ¨®mica. Con ocasi¨®n de las festividades de la inauguraci¨®n de museo, Robert Hoiz enviado de la confederaci¨®n francesa de la peque?a y mediana empresa, elabor¨® un proyecto de protocolo con Viadimir Jodorev, alcalde de Leningrado para trabajar conjuntamente en el terrero t¨¦cnico y comercial.
Pedro el Grande quer¨ªa que San Petersburgo fuera una ventana abierta a Occidente. Tambi¨¦n sobre este punto, Leningrado se reconcilia con su pasado.
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