Cazar al 'liberal'
El vicepresidente norteamericano Bush pone de moda la intolerancia en su lucha por la Casa Blanca
En los a?os cincuenta, los a?os de la caza de brujas anticomunista, el senador Joseph McCarthy se hizo tristemente famoso por su denuncia de los "miembros de carn¨¦ del Partido Comunista", que infestaban, seg¨²n ¨¦l, el Departamento de Estado y otros organismos p¨²blicos de Estados Unidos. Hoy, el candidato republicano a la presidencia, George Bush, ampar¨¢ndose en ocho a?os de reaganismo que han convertido la palabra "liberal" en algo sucio, califica de izquierdista a Michael Dukakis con el argumento de que es un miembro de carn¨¦ de la American Civil Liberties Union (ACLU)", que ya luch¨® a favor de las v¨ªctimas del maccarthysmo.
?Es la ACLU, con una sede de ocho pisos en el coraz¨®n de Manhattan, en Nueva York, un "lobby de criminales", como la calific¨® el hasta hace poco ministro de Justicia Edwin Meese? No parece. Pero esta organizaci¨®n de defensa de los derechos humanos y civiles, amparados por la Constituci¨®n norteamericana y por la Declaraci¨®n de Derechos (Bill of Rights), se ha convertido en el pararrayos de la intolerancia conservadora dominante en este momento hist¨®rico de este gran pa¨ªs.La pertenencia a la ACLU -250.000 miembros que pagan 20 d¨®lares al a?o [unas 2.500 pesetas], defensora ya en 1933, en una batalla judicial anticensura, de que se admitiera en EE UU el Ulysses, de James Joyce, y hace s¨®lo unos a?os de los derechos del Partido Nazi a manifestarse en Illinois- se presenta como sin¨®nimo de una inexistente izquierda norteamericana.
Pornograf¨ªa infantil
La Am¨¦rica profunda y su nue vo l¨ªder, el candidato republicano George Bush, acusan a la ACLU de favorecer la porno grafia infantil -porque se opo ne a leyes antipornograr¨ªa que enmascaran la censura y, en su opini¨®n, impiden la publicaci¨®n de libros de educaci¨®n sexualo que quiere quitarle a la Iglesia cat¨®lica las exenciones fiscales, aduciendo que son una organizaci¨®n antirreligiosa, anticristiana. Y de estar en contra del juramento a la bandera o del rezo en las escuelas p¨²blicas.A este respecto, el directo de la ACLU, Ira Glasser, ha re cordado que su organizaci¨®n defendi¨® en los a?os cuarenta el caso de 2.000 ni?os testigos de Jehov¨¢ que fueron expulsados de las escuelas por negarse a saludar a la bandera. Y el Su premo fall¨® a su favor y dijo que "una de las cosas que simboliza la bandera es el derecho a no saludarla. La bandera repre senta tambi¨¦n la libertad religiosa de no hacerlo". Ya enton ces aquellos ni?os fueron ?la mados "traidores", en Nebraska uno fue castrado y quemaron una iglesia de los testigo de Jehov¨¢. "Algunos de noso tros", explic¨® Glasser, "pensa mos que este pa¨ªs fue fundado para evitar este tipo de fanatis mo e intolerancia".
La ACLU, que naci¨® en los a?os veinte para defender los derechos de expresi¨®n de los socialistas y anarquistas que inmigraban de Europa y batall¨® contra la deportaci¨®n de los que ten¨ªan ideas radicales, ha contraatacado. Y el actor Burt Lancaster, nada sospechoso de comunista emboscado, aparece en un anuncio de televisi¨®n afirmando: "Yo soy un miembro de carn¨¦ de la ACLU". Y pregunta: "?Sabe usted qui¨¦n nos apoya? Radicales como el general Douglas McArthur, Eisenhower, Harry Truman".
La asociaci¨®n, que fue la primera en pedir el procesamiento de Richard Nixon pero que tambi¨¦n ha defendido el derecho a expresarse del Ku Kux Klan o, hace semanas, ha apoyado a Oliver North por entender que estaba siendo infringido su derecho constitucional a no utilizar sus declaraciones ante el Congreso como base para su procesamiento, est¨¢ vendiendo con gran ¨¦xito chapas de solapa en las que se ve al T¨ªo Sam con un carn¨¦ de la ACLU. Las peticiones de ingreso y las llamadas a sus oficinas -2.000 abogados, de ellos 66 a tiempo completo, que presentan 6.000 casos ante los tribunales anualmente- se han multiplicado.
Fue el presidente Ronald Reagan quien dio el toque de clar¨ªn al definir al candidato dem¨®crata a la presidencia como un liberal con ele may¨²scula, convirtiendo la campe?a en un refer¨¦ndum sobre un falso liberalismo.
Porque cuando en esta Am¨¦rica, que est¨¢ a punto de iniciar una nueva etapa de reaganismo sin Reagan, se utiliza el t¨¦rmino liberal, se est¨¢ significando algo opuesto a lo que se entiende en Europa. En Estados Unidos es un sin¨®nimo de rojo, radical, extremista, progresista, antisocial, socialista. En definitiva, ant¨ªpatriota y antinorteamericano. Y no . partidario de la pol¨ªtica de libre mercado y de la disminuci¨®n del papel del Estado, a lo Reagan y a lo Thacher.
Es la Am¨¦rica en la que no causa sonrojo Bush al afirmar que Dukakis, con sus planes para ampliar la cobertura de la Seguridad Social a todos los trabajadores, quiere "socializar la medicina". O donde los ide¨®logos republicanos acusan a los dem¨®cratas de intentar "redistribuir la riqueza". Es un ambiente pol¨ªtico que, olvidando el Great Deal de Roosevelt o los programas sociales contra la pobreza de la Gran Sociedad de Johrison en los sesenta, ha hecho posible -a pesar de la existencia de 35 millones de pobres- hacer anatema de la intervenci¨®n estatal.
Pero Dukakis no se atreve a responderle a Bush que la crisis bancaria de su Estado, Tejas est¨¢ siendo resuelta gracias al Fondo Federal de Garant¨ªa de Dep¨®sitos Bancarios, obra del presidente liberal Franklin Roosevelt. O que la salvaci¨®n del sistema bancario en el crash de Wall Street de octubre de 1987 fue posible gracias a la intervenci¨®n de la Reserva Federal. Y el presidente era Ronald Reagan.
As¨ª como en los a?os sesenta pocos ciudadanos se atrev¨ªan a definirse como conservadores, en 1988 nadie quiere ser etiquetado como liberal. Los propios dem¨®cratas est¨¢n acusando a Dukakis de haber permitido que Bush convierta este adjetivo en algo innombrable y que defina lo que es el liberalismo. El gobernador de Massachusetts, que como mucho ser¨ªa un socialdem¨®crata europeo, se ha achantado y no se atreve a defender la herencia dem¨®crata liberal de Franklin Roosevelt o los derechos civiles de John Kennedy y Lyndon Johrison.
Prefiere presentarse como un centrista moderado que basa su campa?a en la competecia tecnocr¨¢tica, dejando la bandera de la ideolog¨ªa y el patriotismo, el monopolio de los "valores", a George Bush. ?ste afirma que Dukakis est¨¢ fuera de la "corriente central del pensamiento americano", y "no creo que Estados Unidos quiera ir tan a la izquierda como el gobernador de Massachusetts lo quiere llevar".
La ACLU, fundada bajo el principio de que "rnientras tengamos suficiente gente en este pa¨ªs dispuesta a luchar por sus derechos nos seguiremos llamando una democracia", ser¨ªa en Espa?a, para entenderse, una asociaci¨®n progre de abogados. Recluta sus miembros en gran medida entre la profesi¨®n jur¨ªdica, y est¨¢ implantada en los 50 Estados. No tiene etiqueta partidaria y no apoya abiertamente candidatos en las elecciones, aunque, obviamente, su coraz¨®n est¨¢ con los dem¨®cratas.
Racismo
Act¨²a por s¨ª misma seleccionando casos de gran impacto que lleva a los tribunales, y, en ocasiones, a petici¨®n de comunidades, personas individuales o minor¨ªas discriminadas, y frecuentemente en casos de racismo o discriminaci¨®n contra la mujer. Actualmente tiene ante el Tribunal Supremo 22 casos en los que estima que se violan los derechos constitucionales de libre asociaci¨®n y libertad de expresi¨®n, de religi¨®n. Su objetivo es defender el derecho a expresar las ideas por impopulares y minoritarias que sean y ,,,evitar la erosi¨®n de las l¨ªbertades".La ACLU defendi¨® judicialmente, por ejemplo, el derecho de los objetores de conciencia a no combatir en Vietnam. S¨®lo el pasado a?o, alterando una pol¨ªtica de neutralidad ante los nombramientos que hace el presidente de los jueces del Suprerno, mont¨® una campa?a nacional para derrotar al ultraconservador Robert Bork.
La asociaci¨®n es muy activa contra, la pena de muerte -cuesti¨®n que Bush ha convertido tambi¨¦n en "prueba de patriotismo"-, en la defensa contra los intentos de volver a criminalizar el aborto y en su apoyo a legalizar el consumo de drogas.
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