Peste equina
Sobrecogido a¨²n por el reportaje de Informe semanal sobre la peste equina, todav¨ªa no s¨¦ si me conmueve m¨¢s lo que he visto o lo que he dejado de ver. Las im¨¢genes eran atroces. Caballos sangrando por los ojos, belfos cubiertos de espuma verdosa, ijares convulsos, quijadas rotas por un ¨²ltimo estertor... y mozos que mientras el animal agonizaba lo sacaban a patadas del box para que una vez muerto les diese menos trabajo transportarlo.Pero lo que no he visto? No he visto al veterinario ayudando a morir al animal con una inyecci¨®n misericordiosa. Ni a un responsable sanitario vigilando la inhumaci¨®n o la cremaci¨®n de los cad¨¢veres, por lo que ¨¦stos exhiben a¨²n sus cascos al aire bajo el escaso palmo de tierra con que se han dignado cubrirles sus amos, a quienes tampoco he visto, por cierto. A lo mejor les avergonzaba tener a sus caballos estabulados en boxes sin condiciones m¨ªnimas de habitabilidad. Por cosas as¨ª se va a la c¨¢rcel en otros pa¨ªses. En fin, el nombre lo dice todo: peste africana-
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