Ballenas

?Por qu¨¦ han organizado todo este jaleo los medios de comunicaci¨®n, completado con intervenciones de las dos superpotencias, con esas dos ballenas atrapadas en el hielo? Hemos contemplado una vez m¨¢s a la raza humana revolc¨¢ndose en un mar de compasi¨®n electr¨®nica (lo que no quiere decir que la indiferencia hacia las ballenas sea superior o preferible). Sin embargo, la mayor ola de sentimentalismo antropom¨®rfico desde la invenci¨®n del panda gigante como una superestrella de los medios de comunicaci¨®n puede ser vista como otro caso de huida de la realidad en un mundo lleno de otros problemasmucho m¨¢s serios. Afortunadamente para nuestro propio sentido del equilibrio, sabemos por una reciente experiencia que una tragedia humana como una sequ¨ªa en ?frica puede tocar tambi¨¦n las fibras sensibles.El esfuerzo por rescatar las ballenas ha contado con la colaboraci¨®n de esquimales, cient¨ªficos y militares, as¨ª como con la de dos helic¨®pteros, un avi¨®n Galaxy, un cortahielos que no se usaba hace tiempo y dos rompehielos cedidos por la Uni¨®n Sovi¨¦tica. El presidente Reagan llam¨® a los encargados del rescate para desearles buena suerte, actuando como si fuera apresentarse a una tercera reelecci¨®n.

Ha sido la televisi¨®n la que ha despertado e intensificado nuestro inter¨¦s. Sin la c¨¢mara, no hubiera habido drama. Filos¨®ficamente hablando, no hay ruido en el bosque cuando cae un ¨¢rbol- si no hay nadie all¨ª para escucharlo.

, 26 de octubre