El ensayo, un g¨¦nero que no vende en Espa?a
Las editoriales no lo publican, y apenas existe apoyo oficial
La industria editorial vive un desorden regulado, mostr¨¢ndose inca paz de ofrecer estimaciones estrictas sobre el valor total de su producci¨®n en n¨²mero de ejemplares y t¨ªtulos. Esa situaci¨®n afecta directamente al subsector del ensayo, en cuanto que imposibilita que se tomen medidas correctivas en aras de potenciar una actividad -la producci¨®n de pensamiento- crucial para el desarrollo intelectual de un pa¨ªs.
Pese a las medidas voluntaristas de la Direcci¨®n General del Libro y Bibliotecas, que se circunscriben a ocho ayudas anuales de 750.000 pesetas cada una y un Premio Nacional de Ensayo dotado con 2.500.000 pesetas, el tema del ensayo sigue estando oficialmente desubicado y comercialmente relegado."No hay apoyo econ¨®mico al ensayo en este pa¨ªs", refunfu?a Juan Serraller, editor de Fundamentos, que fue en los setenta una editorial punta en la potenciaci¨®n del ensayo. "?C¨®mo es posible no apoyar a un sector que es fundamental para la educaci¨®n de un pa¨ªs?", remata. "Visto desde fuera, no hay nada que se pueda llamar ensayo espa?ol", afirma taxativamente el editor de Taurus, Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n. "Con Ortega y Gasset termina el ensayo aut¨®ctono con trascendencia internacional", prosigue Mill¨¢n.
?Existe algo llamado ensayo en nuestro pa¨ªs? Basta con echar un vistazo a los cuadros estad¨ªsticos de la agencia ISBN o de las instituciones oficiales para apreciar la ardua delimitaci¨®n de ese campo. Los ¨ªndices indicativos registran r¨²bricas como generalidades, filosofia, teolog¨ªa, sociolog¨ªa, ciencias pol¨ªticas, o derecho sin que sea posible evaluar los t¨ªtulos que corresponden al ensayo.
Para Julia Varela, profesora de Sociolog¨ªa en la facultad de Ciencias de la Informaci¨®n de la Complutense de Madrid, "El ensayo que se publica hoy es una continuaci¨®n de tesis doctorales; hay un clima extra?o en la Universidad espa?ola: la gente tiene que hacer curriculum y publica cualquier cosa; el resultado no puede ser peor".
Ese panorama pat¨¦tico inci ta a los editores espa?oles a seguir apoyando a los valores seguros de la producci¨®n extranjera. Se inclinan por la traducci¨®n de autores consagrados. La editorial Tusquets tiene previsto lanzar a principios de noviembre una colecci¨®n de ensayo con un intelectual de fuera, J¨¹nge. "Si hemos cedido en la ¨²ltima feria de Francfort los derechos de una obra de Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall, es tan s¨®lo un indicio de que tenemos a personajes que son conocidos fuera, pero es un caso ¨²nico", arguye Mill¨¢n. De hecho, pocos son los que intentan paliar la situaci¨®n: prefieren escudarse en la justificaci¨®n tajante de que el mercado ha impuesto su ley: el ensayo no se vende.
"Las cifras del ordenador iban dici¨¦ndomelo constantemente: no se vende", comenta Serraller, "?c¨®mo voy a sacar un libro que me cuesta 700.000 pesetas, si luego s¨®lo obtendr¨¦ 200.000?". Los que siguen en la brecha del ensayo moderno, como la editorial Pre-Textos, lo hacen a costa de perder dinero. Son de las pocas casas que contin¨²an editando ensayo de calidad, pero procedente de la gran tradici¨®n cr¨ªtica francesa.
Tradici¨®n cultural
De las editoriales nacionales que han optado por el ensayo aut¨®ctono sobresale Anthropos, que dirige Esteban Mate. "Que no se preste la atenci¨®n debida a nuestros ensayistas es un problema de tradici¨®n cultural", precisa, "Tenemos una serie de nuevos valores que vienen a ser pensadores innovadores". Y ah¨ª est¨¢n los nombres emblem¨¢ticos: Quesada, Sanmart¨ªn o Jim¨¦nez, cuyos trabajos tienen una tirada com¨²n a la mayor parte de las ediciones en ese ¨¢rea y que oscila entre los 1.500 y 3.000 ejemplares.El Fondo de Cultura Econ¨®mica ha inaugurado dos colecciones de pensamiento espa?ol. "Buscamos nuevos valores". Pero los nombres que figuran en el cat¨¢logo son los de siempre: Savater, Subirats, Argullol, Morey, El¨ªas. "No hay ensayistas nuevos, los que escriben hoy son los mismos que escrib¨ªan hace 15 a?os", justifica Subirats. "Ser¨ªa necesaria una generaci¨®n de relevo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.