Dudas en la OTAN sobre la modernizaci¨®n de los misiles de corto alcance

Una nueva voz discrepante, la de B¨¦lgica, ha surgido entre los aliados europeos de la OTAN sobre la oportunidad de modernizar las ¨²nicas armas nucleares atl¨¢nticas (las de corto alcance) basadas en tierra despu¨¦s del acuerdo concluido entre Washington y Mosc¨², sobre el desmantelamiento de los misiles de alcance medio.

Los ministros de Defensa de 14 pa¨ªses aliados -Francia e Islandia no participan en el encuentro- est¨¢n reunidos desde ayer en el marco del Grupo de Planes de Defensa (GPN) en un hotel de la playa de La Haya para conocer y debatir un informe de un grupo de expertos que recalca la necesidad de disponer de armas nucleares con un alcance inferior a 500 kil¨®metros mientras la URSS mantenga su superioridad en este terreno y en materia de armas convencionales.Presidido por el secretario de Defensa adjunto, Ronald Lehman, el grupo aboga por el despliegue de un mayor n¨²mero de aviones de doble capacidad, que pueden transportar armas nucleares, e insta a EE UU y al Reino Unido a proseguir sus esfuerzos por poner a punto el misil nuclear aire-tierra TASM.

Hasta ahora era Alemania Occidental -el pa¨ªs donde est¨¢ instalada la mayor¨ªa de los misiles nucleares- el aliado m¨¢s reacio a su modernizaci¨®n, y no en balde el titular alem¨¢n de Defensa, Rupert Scholz, record¨® ayer que "por ahora no es necesaria una decisi¨®n" que el Gobierno del canciller Helmut Kohl desear¨ªa aplazar hasta por lo menos noviembre de 1990, despu¨¦s de las elecciones generales.

Pero B¨¦lgica ha dado la impresi¨®n de sumarse ahora a la tesis alemana. El ministro belga de Defensa, el socialista Guy Coeme, afirm¨® el martes que ser¨ªa prematuro brindar su respaldo al informe, y el primer ministro, Wilfried Martens, acab¨® reconociendo al d¨ªa siguiente, en el curso de un agitado debate parlamentario, que su Gobierno, al que se incorporaron los socialistas en mayo, compart¨ªa la postura de Kohl.

Coeme anunci¨® ayer una conferencia de prensa que despu¨¦s aplaz¨® hasta hoy, y el ministro Scholz se extra?aba en su lugar ante la Prensa de que "los belgas se enfrasquen en asuntos que no van a¨²n a ser decididos". Mientras tanto, en los pasillos del lujoso hotel Kurhaus se intensificaban los contactos para intentar redactar un comunicado final que satisfaga a todos.