Nuria Espert estrena hoy 'Madame Butterfly' en el Covent Garden de Londres
Nuria Espert estrena esta noche en el Covent Garden londinense Madame Butterfly, la ¨®pera de Giacomo Puccini que ofreci¨® con singular ¨¦xito el a?o pasado en Glasgow. El precedente no elimina los temores de la actriz convertida en directora, que, sin embargo, aguarda con mayor tensi¨®n la presentaci¨®n en diciembre, en la misma Royal Opera House, de su producci¨®n de Rigoletto. Espert, que lleva tres semanas en Londres preparando su Madame Butterfly, ha tenido ocasi¨®n de verse con Glenda Jackson y acordar el montaje en 1990 de La hija del aire, de Calder¨®n.
Espert ha irrumpido en Londres con la fuerza de un vendaval. La Prensa se ha volcado con ella y no le ha ahorrado ep¨ªtetos elogiosos. La actriz y directora est¨¢ agradablemente sorprendida y atribuye tal inter¨¦s al galard¨®n logrado por la direcci¨®n de La casa de Bernarda Alba en 1986, con Glenda Jackson y Joan Plowright. Antes de aquel ¨¦xito nadie la conoc¨ªa y los peri¨®dicos apenas le dedicaron unas l¨ªneas. Ahora, todos se hacen eco de su presencia en el Covent Garden como directora de Madame Butterfly y, a partir del 8 de diciembre, de Rigoletto."Se tiene la certeza de que Madame Butterfly ha gustado", comenta la directora en el apartamento que ocupa durante estos d¨ªas, pr¨¢cticamente a la sombra del teatro de Covent Garden, "y por eso no tengo los nervios que tendr¨¦ cuando estrene Rigoletto".
La mirada del director
"Cada director aporta su pro pia mirada sobre los personajes y la atm¨®sfera y, por ser mujer y proceder del teatro, la m¨ªa con Butterfly es muy personal y bas tante diferente a lo mostrado hasta ahora", dice Espert de una obra de la que un cr¨ªtico dijo que era "una de las m¨¢s re veladoras direcciones de esta ¨®pera en los ¨²ltimos 25 a?os"."He alejado al personaje de la iconografia tradicional y lo he convertido en un ser humano. No es una geisha de cara blanca e inexpresiva, sino una joven en el per¨ªodo inmediatamente anterior a la guerra mun dial que vive en un barrio mise rable de Nagasaki, en un mundo hostil por haber abandonado su religi¨®n, por casarse con un extranjero y por ser despu¨¦s abandonada".
El venidero Rigoletto est¨¢ ya todo en su cabeza, pero para ella es enfrentarse "a lo absolu tamente desconocido". Lo va a enmarcar en la ¨¦poca en que fue concebido y de la que Verdi tuvo que trasladarlo al siglo XVII por presiones de la censura. "Al situarla en 1850-1860, los personajes son menos de cart¨®n, se vuelven m¨¢s huma nos", se?ala Espert. "Esta ¨®pera iba a llamarse El rey se divierte y era una cr¨ªtica terror¨ªfica a la Italia del siglo pasado. Son personajes del XIX con actitudes de su ¨¦poca".
Espert no quiere que se piense que las modificaciones que ella introduce son gratuitas. "No trato de ser original ni de escandalizar", asegura. "Los cambios que hago proceden de la m¨²sica; no son caprichos ni responden a una moda".
El llevar el tirn¨®n es una experiencia nueva para Espert que s¨®lo ha dirigido La casa de Bernarda Alba en teatro y dos ¨®peras, Elektra, de Richard Strauss, y Butterfly. Cada campo tiene sus peculiaridades. "El trabajo dram¨¢tico tiene una parcela mayor de b¨²squeda, se puede ser sutil y dubitativo, mientras que en el teatro de ¨®pera se necesita una mano m¨¢s fuerte y segura, porque en ¨®pera no hay tiempo para nada", seg¨²n su experiencia. "La ¨®pera deja menos posibilidades, pero eso no es una limitaci¨®n".
Espert tiene por delante varios proyectos y ofertas, algunas para 1997, lo que le parece una locura. En cartera, sin embargo, no hay ning¨²n plan oper¨ªstico con cantantes espa?oles, algo que a ella le encantar¨ªa realizar. "Me acabo de enterar de que esta Butterfly va a Los ?ngeles y que Pl¨¢cido Domingo dirigir¨¢ la orquesta, pero lo que a m¨ª me gustar¨ªa es trabajar con ¨¦l como cantante".
Mientras esas ambiciones se materializan o no, a Espert no le va a faltar actividad. En la pr¨®xima primavera va a presentar La Traviata en Glasgow y en el teatro de la Zarzuela de Madrid; en noviembre de 1989, ofrecer¨¢ La Celestina en el National Theatre de Londres, con Plowright en el papel protagonista, y al a?o siguiente La hija del aire, con Jackson. Para 1991, ya tiene comprometida Carmen en el Covent Garden, con Zubin Mehta al frente de la orquesta. Mucho trabajo fuera de Espa?a. "Las cosas han venido as¨ª y estoy satisfecha", dice. "Me enorgullece".
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