Mafalda nos hace cosquillas
Mafalda nos hace cosquillas. Mueve esos extra?os resortes psicol¨®gicos de la autocr¨ªtica, rebuscando con ternura en los defectos t¨ªpicos de la clase media y provocando una sonrisa complacida, cuando es el caso del vecino, y reticente cuando sospechamos que tambi¨¦n hemos sido tocados.Cuando Quino llevaba sus chistes mudos a una redacci¨®n de Buenos Aires -ser¨ªa el a?o 1958 o 1959- era un muchacho introvertido y alguien susurraba que era un poco anarquista, como se dec¨ªa entonces de quien no estaba pol¨ªticamente clasificado.
Sus chistes sin palabras entraban a veces en una larga sucesi¨®n alrededor de un mismo tema: los n¨¢ufragos o un grueso cristal con la leyenda "r¨®mpase en caso de incendio" (detr¨¢s del cual se ve¨ªa en una de las vi?etas, un rosario). Cuando agotaba una de esas series, hab¨ªa escrito un peque?o tratado de filosof¨ªa cotidiana, eso que tambi¨¦n se suele llamar "sentido com¨²n", pero a contrapelo: pon¨ªa bruscamente en descubierto las contradicciones elementales entre la realidad y el sistema de normas y t¨®picos en el que nos movemos.
Cuando entr¨® en el mundo infantil de Mafalda, Quino se hizo mayor: ya no atacaba con fotos fijas los conflictos entre la presunta sensatez y la l¨®gica, sino que iba filmando d¨ªa tras d¨ªa los violentos altercados entre las ambiciones y los l¨ªmites de una clase media emergente. Parec¨ªa Quino un producto genuinamente argentino, pero sus tiras resultaron al fin tan europeas como los brillantes juegos literarios de Cort¨¢zar o las espl¨¦ndidas alegor¨ªas de Borges. Tal vez precisamente porque son las clases medias europeas las que persisten en esa lucha entre las ambiciones y los l¨ªmites de la realidad. En Argentina, en cambio, los l¨ªmites se han hecho insalvables y las ambiciones fueron a parar al desv¨¢n de los recuerdos.
Mafalda y su pandilla nos adelantaban lo que los soci¨®logos y los psic¨®logos denuncian solemnemente: el dinero como valor supremo, los mecanismos para respetar las formalidades de la sociedad burguesa, bordeando -o saltando- la moral burguesa...
Pero una ventaja tiene Quino por encima de todas las especulaciones: que nunca pretende estar dando ninguna lecci¨®n, sino, simplemente, cosquillear debajo de nuestros t¨®picos y prejuicios.
Babelia
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