Manuel Herrera y Francisca Mu?oz

Manuel Herrera y Francisca Mu?oz se dieron cuenta hace siete a?os de que no s¨®lo compart¨ªan una serie de gustos comunes, sino que cuando uno empezaba un cuadro pod¨ªa aceptar tranquilamente que el otro lo continuara. As¨ª decidieron crear a dos manos una obra pict¨®rica que firman con un ap¨®cope de los dos apellidos, M¨²her, y que los ha llevado a recorrer el mundo en busca del colorido que los paisajes les sugiere para su obra. Dos artistas que son, en realidad, un solo pintor.

Francisca Mu?oz, de 31 a?os, era interiorista y dibujante publicitaria, y Manuel Herrera, de 27, arquitecto. Ambos se conocieron en unas clases de dibujo, y varios a?os despu¨¦s, en el estudio, empezaron a desarrollar un m¨¦todo de trabajo que se ha convertido en su forma de expresi¨®n. Trabajan juntos desde hace siete a?os y mantienen desde entonces una relaci¨®n que les ha llevado este a?o incluso al matrimonio.?C¨®mo lo hacen? Manuel trata de explicarlo: "Ante cada obra, el artista tiene dudas sobre c¨®mo resolverla. Entre dos, para nosotros, resulta m¨¢s f¨¢cil hacerlo". Y ella contin¨²a: "Para pintar un cuadro, casi cualquier cosa que veas en el camino puede servir para resolverlo; la experiencia de dos personas es m¨¢s rica que la de uno. Como todo el mundo tenemos discusiones, y hay d¨ªas en que a uno le apetece trabajar y al otro no; pero cuando uno empieza, el otro se contagia, y as¨ª seguimos. No actuamos a duo con intenci¨®n de llamar la atenci¨®n, sino porque nos sale as¨ª".

"Generalmente tenemos el mismo gusto en pintura y somos muy abiertos y positivos con la obra de otros", a?adi¨® ¨¦l. Uno toma la palabra y el otro es capaz de continuar la frase o de callar oportunamente para que el otro explique la idea.

En cuanto al proceso que siguen, lo expresan de esta manera: "Por lo general, manchamos mucho el fondo de la tela, luego definimos algunos colores puros y unas l¨ªneas. Como nuestros cuadros no son figurativos, lo que procuramos expresar son nuestras impresiones. Jugamos con un expresionismo suelto".

Por eso decidieron ir en busca de impresiones y de nuevos paisajes. Estuvieron primero unos meses en Canarias, de donde dicen haber extra¨ªdo los tonos tierra de sus cuadros en esa ¨¦poca.

Luego viajaron a Egipto y permanecieron all¨ª un a?o. "Necesit¨¢bamos una luz distinta a la de Madrid, y por eso viajamos. Hicimos un largo crucero en fal¨²a por el Nilo y nos impresionaron mucho los colores del paisaje, los ocres y naranjas. Llegamos hasta Abu Simbel por el desierto y vimos espejismos. Decidimos que pod¨ªamos expresar esa sensaci¨®n a trav¨¦s de veladuras en nuestros cuadros" dice Francisca.

M¨¢s tarde fueron al tr¨®pico y visitaron Santo Domingo, Bahamas y Venezuela. "Era muy parecido a Egipto en colorido, pero ah¨ª descubrimos los paisajes submarinos, sus formas y texturas", dice Manuel.

Este a?o fueron invitados a exponer en Santo Domingo, en el Instituto de Cultura Hisp¨¢nica, con una ayuda del Ministerio de Cultura. Tienen una oferta, que incluye una especie de beca, para regresar a una residencia de artistas el pr¨®ximo a?o. "Hay artistas que nos dicen que no permitir¨ªan que nadie metiera un pincel en su obra. Nosotros tampoco", dice Francisca con humor.