Dos estilos,dos filosof¨ªas

Nunca como en la noche del martes, en la forma en que eligieron presentarse por ¨²ltima vez en la campa?a al pa¨ªs -media hora de televisi¨®n pagada-, quedaron m¨¢s claras las diferencias de estilo y filosofia de George Bush y Michael Dukakis. El candidato dem¨®crata tampoco en este do de pecho final consigui¨® abandonar el tono defensivo. Mientras que el vicepresidente apareci¨® optimista, seguro de s¨ª mismo y, en definitiva, presidencial.Los programadores del gobernador de Massachusetts decidieron humanizarle al m¨¢ximo para contrarrestar su alma de ordenador. Eligieron vestirle con un jersei de lana rojo fuerte de cuello redondo, de yuppie de fin de semana, hablando ante una estanter¨ªa repleta de libros. Y Dukakis trat¨® de estar desenfadado y c¨¢lido, emocionado incluso. Pero estuvo pidiendo perd¨®n durante media hora.
La pena de muerte
Primero, con 20 d¨ªas de retraso, contest¨® con emoci¨®n a la terrible pregunta que le fue formulada en el segundo debate televisado y cuya fr¨ªa respuesta dej¨® pasmada entonces a la opini¨®n publica: "?Pedir¨ªa la pena de muerte para quien violara y luego asesinara a su mujer, Kitty?". Y ayer habl¨® de la pasi¨®n que le impeler¨ªa a tomarse la revancha, compensada con su respeto por la ley.
Les dijo a los norteamericanos que "quiz¨¢ haya tardado demasiado en responder a los ataques, pero por fin hemos luchado". Pero preguntado por su bajo ¨ªndice de pasi¨®n, Dukakis volvi¨® a ser el gestor tecn¨®crata y afirm¨® que "mi pasi¨®n reside en mi servicio a la causa p¨²blica".
George Bush habl¨® ya como presidente. No pidi¨® perd¨®n por nada, sino todo lo contrario. Se refiri¨® a la inflaci¨®n del 13% y el dinero al 21%, con colas en las gasolineras, de los tiempos de Carter, para recordar que "hemos levantado la econom¨ªa". "Estamos creando empleos, nuestras defensas son s¨®lidas, y nuestro esp¨ªritu ha sido restaurado". Para preguntar a continuaci¨®n, "?debemos seguir adelante o arriesgar una vuelta atr¨¢s?".
Y aunque su intervenci¨®n estaba m¨¢s dirigida al bolsillo de los votantes y a su patriotismo -"prometo mantener a Am¨¦rica orgullosa de s¨ª misma"-, no olvid¨® la pol¨ªtica internacional. A los norteamericanos, aunque mayoritariamente ignorantes sobre el mundo, les gusta saber que su presidente s¨ª tiene una visi¨®n global. "Mantendr¨¦ a Estados Unidos fuerte, segundo de nadie, a trav¨¦s del realismo prudente y una diplomacia basada en la fortaleza". Y dej¨® hablar a su mujer, Barbara, y a sus cinco hijos. Eso s¨ª, mantuvo escondido al ?innombrable Dan Quayle, su vicepresidente.
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