Bochorno para la justicia
LA ?LTIMA payasada montada por Jos¨¦ Mar¨ªa RuizMateos ante las puertas de la Audiencia Nacional, as¨ª como la interminable presencia del caso Urquijo en la opini¨®n p¨²blica, con juicios paralelos en busca de lo que se sospecha que ha quedado tapado por la investigaci¨®n, representan un serio desafio al cr¨¦dito y a la solvencia de que debe gozar una justicia digna de tal nombre. Constituye un bochorno que, con independencia del juicio que pueda merecer su comportamiento, Ruiz-Mateos lleve cinco a?os a la espera de ser juzgado. Y es realmente preocupante que, ocho a?os despu¨¦s de cometido el crimen y con dos sumarios abiertos, el asesinato de los marqueses de Urquijo siga a¨²n judicialmente inconcluso, dando p¨¢bulo con ello a que las sospechas se extiendan indiscriminadamente a culpables e inocentes.En lo que se refiere al desaf¨ªo planteado por RuizMateos, la ¨²nica forma de acabar con el permanente rid¨ªculo al que el empresario jerezano pretende someter a la polic¨ªa, la judicatura, las instituciones penitenciarias y al propio Gobierno es que se le detenga, se le vigile con m¨¢s seriedad que hasta ahora y se le juzgue cuanto antes. Ruiz-Mateos es muy libre de dar rienda suelta a sus indudables dotes para el enredo y la comedia. Sin duda, la claque que le acompa?a all¨ª donde act¨²a se lo agradece con sus aplausos. Pero el Estado debe impedir que sea a su costa y que la negligencia, la ineptitud y la desidia mostradas hasta el momento sigan sirviendo de argumento a la obra teatral.
Desde que en febrero de 1983 se procedi¨® a la expropiaci¨®n de Rumasa, la actuaci¨®n de Ruiz-Mateos ha sometido a prueba la eficiencia de instancias de poder de cuyo buen funcionamiento depende en gran medida el cr¨¦dito que los ciudadanos conceden al propio Estado. La negligencia policial en su salida clandestina al Reino Unido hace cinco a?os -puesta de manifiesto nuevamente ahora con su fuga ante las propias barbas de la Audiencia Nacional y antes con su excursi¨®n veraniega a Portugal-, el injustificable retraso de su comparecencia ante la justicia y la exasperante falta de coordinaci¨®n entre los tribunales y la polic¨ªa son el entramado sobre el que este aprendiz de actor ha montado el escenario de su comedia. Y todo parece indicar que la representaci¨®n va a continuar todav¨ªa durante un tiempo.
A estas alturas s¨®lo cabe acelerar los tr¨¢mites para que Ruiz-Mateos se siente cuanto antes en el banquillo de los acusados y alegue ante los tribunales lo que con tanta abundancia prodiga en declaraciones y derroches emocionales. Es cierto que este presunto estafador y real fuguista no est¨¢ en peores condiciones que miles de procesados, muchos de ellos en prisi¨®n, que esperan a?os a que se les juzgue. Pero no hay motivo para que el proceso penal sobre el caso Rumasa se dilate durante tanto tiempo. La Audiencia Nacional no es un ¨®rgano jurisdiccional sobre el que se amontonen los asuntos y tiene medios suficientes para tramitarlos con la diligencia y la celeridad que requieran. Por otra parte, por m¨¢s dificultosa que sea la investigaci¨®n de los delitos fiscales y de contenido econ¨®mico del caso Rumasa, cinco a?os parece tiempo m¨¢s que suficiente para concluirla y llevar ante los tribunales a quienes resulten acusados.
El crimen de los Urquijo y las peripecias del pimpinela escarlata de Jerez no son las ¨²nicas asignaturas pendientes de la justicia. Pero lo emblem¨¢tico de sus protagonistas y la repercusi¨®n p¨²blica que ha tenido su desarrollo exigen con urgencia, por bien del prestigio de las instituciones afectadas, que se resuelvan cuanto antes y pasen pronto a formar parte de la memoria colectiva de los espa?oles.
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