Grosz: "Por m¨ª, en Hungr¨ªa puede haber 10 partidos"
El secretario general del PSOH y primer ministro reconoce algunos de los errores cometidos en nombre del comunismo
MARIL? RUIZ DE ELVIRA ENVIADA ESPECIALKaroly Grosz lo tiene un poco m¨¢s f¨¢cil que Mijail Gorbachov, aunque no demasiado. Al menos en Hungr¨ªa no hay, seg¨²n sus palabras, una "verdadera rebeli¨®n" antireformista, aunque ello no quiere decir que no existan personas o grupos que ofrezcan resistencia. En cambio, en opini¨®n del m¨¢ximo dirigente h¨²ngaro, "en la Uni¨®n Sovi¨¦tica una parte importante de la sociedad no quiere perestroika", a pesar de que "en las reformas est¨¢ el futuro". Grosz, a quien, seg¨²n confesi¨®n propia no le gusta viajar, visita esta semana Espa?a y Francia. Europa centra su pol¨ªtica exterior, una Europa que se parezca lo m¨¢s posible a la casa com¨²n por la que aboga denodadamente Gorbachov.
El Danubio parece fluir por el centro de Budapest bastante m¨¢s deprisa que las reformas que los ciudadanos h¨²ngaros anhelan. Desde su despacho en el majestuoso Parlamento, el primer ministro (hasta el pr¨®ximo d¨ªa 24) y secretario general del Partido Socialista Obrero H¨²ngaro (PSOH), Karoly Grosz, de 57 a?os, contempla el r¨ªo que, atravesando el coraz¨®n de Europa, traspasa las fronteras entre el Este y el Oeste para ir a morirea las costas sovi¨¦ticas del margro. Sin duda sus pensamientos intentan dar con la piedra filosofal que le permita navegar en las turbulentas aguas reformistas sin perder el rumbo socialista.Grosz llega el martes a Espa?a en su primera visita oficial como sucesor del legendario Janos Kadar, a quien sustituy¨® en la Secretar¨ªa General del partido el pasado mes de mayo. Esta vez el protocolo no le permitir¨¢ visitar las tabernas madrile?as, a las que se aficion¨® hace ya a?os de la mano del futbolista Ferenc Puskas, y que volvi¨® a frecuentar en 1986 cuando, conscientemente, perdi¨® el avi¨®n. "Si no se lo dice a nadie le dir¨¦ que he aprovechado todas mis visitas a Espa?a para pasar algunas horas con viejos amigos, con h¨²ngaros que se fueron en 1956 o antes". Pero su afici¨®n a las tapas no entra en contradicci¨®n con su adicci¨®n al trabajo. Esta entrevista, la ¨²nica concedida en exclusiva a un diario espa?ol en v¨ªsperas de su llegada a Espa?a, se realiz¨® al amparo de la festividad del 7 de noviembre, d¨ªa en que se conmemora la Revoluci¨®n Sovi¨¦tica.Pregunta. Hungr¨ªa es considerada un laboratorio pol¨ªtico de vanguardia. ?Qu¨¦ buscan los investigadores?Respuesta. La pr¨¢ctica pol¨ªtica que inauguramos hace 40 a?os ha agotado sus posibilidades de desarrollo. La econom¨ªa est¨¢ estancada, la superestructura pol¨ªtica tampoco es v¨¢lida. Hay que dar un paso hacia adelante. Los investigadores intentan descubrir cu¨¢les son los valores que deben salvaguardarse, cu¨¢les fueron v¨¢lidos y ya no lo son porque la vida misma los super¨® y cu¨¢les fueron los errores que hay que erradicar. Este trabajo de laboratorio no podr¨ªa ser perfecto si s¨®lo analizara el pasado. Debe proyectar mejor el futuro, y eso no es f¨¢cil. Por un lado porque hay que romper con algunos dogmas te¨®ricos, pero a¨²n no contamos con tesis nuevas. Mientras tanto, hay que moverse en el terreno pr¨¢ctico, porque la sociedad h¨²ngara es muy cruel. No nos permite pensar e inventar teor¨ªas con tranquilidad, sino que hay resolver los problemas de cada d¨ªa mientras se elaboran nuevas teor¨ªas.
P. ?Cree posible que el proceso cobre una din¨¢mica que haga que se le escape de las manos?
R. Estos procesos, por su propia naturaleza, siempre conllevan una tendencia centr¨ªfuga. La clave est¨¢ en dejar un ¨¢rea muy amplia para la investigaci¨®n, porque as¨ª no existe un marco del cual escaparse. Cualquier descubrimiento se encontrar¨¢ dentro del margen de tolerancia.
P. Alg¨²n l¨ªmite debe de haber.
R. Ya est¨¢ dictado desde hace mucho por la Constituci¨®n.
P. Pero se est¨¢ preparando un nuevo texto constitucional.
R. En cuestiones de principio nada cambiar¨¢. ?Puede usted imaginarse un sistema socialista en el que la Constituci¨®n dicte que quiere el capitalismo? Para eso, primero habr¨ªa que librar batallas callejeras. ?Puede usted imaginarse un sistema en Hungr¨ªa donde la mayor¨ªa de la gente quiera el enfrentamiento como pr¨¢ctica pol¨ªtica? ?Puede usted imaginarse una Constituci¨®n h¨²ngara que sancione el odio hacia otros pueblos, que limite los derechos humanos, las libertades?P. Usted es partidario de que en Hungr¨ªa siga habiendo un partido ¨²nico. ?Cree que si se sometiera esto a refer¨¦ndum sus conciudadanos estar¨ªan de acuerdo?R. S¨ª, creo que s¨ª. Si pudiera verle un sentido a la existencia en Hungr¨ªa de varios partidos, lo apoyar¨ªa. Pero no lo veo.P. La experiencia de los ¨²ltimos 40 a?os ha demostrado que el modelo monopartidista socialista se agota en s¨ª mismo. En cambio, la democracia pluralista, en el sentido occidental, parece m¨¢s eficiente a la hora de descubrir los conflictos y actuar como motor de desarrollo.R. No estoy de acuerdo. S¨ª consideramos Estados Unidos parte de Occidente, podemos tomarlo como ejemplo. Si en la contienda electoral ambos partidos liquidan pr¨¢cticamente la pol¨ªtica exterior, porque tienen la misma, esto no es otra cosa que un ejercicio para caballeros y no una lucha pol¨ªtica. No estoy en contra del multipart¨ªdismo. Por m¨ª, aqu¨ª pueden existir 10 partidos, pero creo que no es esto lo que m¨¢s le importa a la sociedad.P. ?Qu¨¦ es lo que preocupa a los h¨²ngaros?R. Creo que lo principal es tener una superestructura que pueda sacar a la superficie los intereses de los distintos sectores sociales.P. Siendo incuestionable el papel dirigente del partido, ?c¨®mo pretende incorporar a la discusi¨®n p¨²blica el pluralismo real que existe en una sociedad moderna como es la h¨²ngara?R. Ampliarnos cada d¨ªa las posibilidades para que las organizaciones sociales [se va a promulgar una ley de Asociaciones y existir¨¢ una C¨¢mara Alta a la que podr¨¢n enviar representantes] puedan expresar su opini¨®n en todo momento. Lo que tenemos que hacer todos es cometer menos errores.
P. Ya ha empleado dos veces el t¨¦rmino error. ?Cu¨¢les son, en su opini¨®n, los mayores errores que se han cometido en Hungr¨ªa?
R. Hay varios. Por una parte est¨¢ el hecho de que no hemos prestado la atenci¨®n suficiente a nuestra identidad nacional. Por otro lado, algo que yo considero una cuesti¨®n ideol¨®gica: hemos simplificado mucho la etapa del socialismo como transici¨®n hacia el comunismo. Pens¨¢bamos que ser¨ªa una etapa muy breve, de unos 50 o 60 a?os. Pero esto no es cierto. Va a ser m¨¢s largo.
P. ?Cu¨¢nto?
R. A mi juicio, tres o cuatro veces m¨¢s. Como pens¨¢bamos que el per¨ªodo de transici¨®n Iba a ser muy corto, aniquilamos muy r¨¢pidamente la propiedad privada. El 6% del producto interior bruto sale del sector privado. Esto es un error. Tenemos que dar marcha atr¨¢s. Lo ideal para nuestro nivel de desarrollo ser¨ªa que un 30% de la producci¨®n se realizara en el sector privado y el 70% en el estatal o cooperativizado. Es evidente que el pueblo no est¨¢ preparado para que haya un 94% de propiedad estatal. Y el tercer aspecto es que los sentimientos de propiedad en los ciudadanos no est¨¢n a¨²n tan desarrollados que puedan sentir como suya esta propiedad.
P. ?Qu¨¦ le lleva a pensar que alguna vez van a estar preparados? ?De qu¨¦ depende?
R. De sus intereses.
P. Alguna vez ha comentado que no est¨¢ satisfecho con su gesti¨®n como primer ministro. R. S¨ª, estoy muy insatisfecho. Y no porque no tuve los poderes y la posibilidad de cambiar las cosas, sino porque no pude conseguir el apoyo de amplios sectores para el programa que pretendemos impulsar. No pude ganarme a los responsables econ¨®micos de nivel intermedio. He tenido un apoyo social muy amplio, pero cuando despu¨¦s de las palabras ven¨ªan los hechos, entonces los intereses locales y la voluntad de algunas personas eran m¨¢s fuertes que la voluntad popular.
P. ?Puede identificarlas?
R. Podr¨ªa dar nombres, pero se trata de capas sociales. Toda reestructuraci¨®n conlleva no s¨®lo un orden, sino tambi¨¦n un desorden. Y algunos ven s¨®lo el desorden en el orden nuevo. Es muy dificil aguantar el desorden, y por eso insisten en que si no hubi¨¦ramos tocado nada no tendr¨ªamos este desorden.
P. Usted ha advertido recientemente que s¨®lo puede haber un secretario general del partido. ?Alguien le disputa el puesto?
R. No. Pero he de aclarar que yo no me he quejado. S¨®lo expres¨¦ mi opini¨®n sobre un fen¨®meno. No creo que haya personas en Hungr¨ªa que quieran ser secretarios generales, no creo que haya gente que quiera que yo me vaya. Mi observaci¨®n se refer¨ªa al hecho de que los dirigentes del partido y del Gobierno no pueden ir por libre, realizar pol¨ªticas individuales.
P. Janos Berecz, el ide¨®logo del partido, habl¨® recientemente de que uno de los peligros fundamentales que amenazan al proceso reformista viene de "las fuerzas burguesas radicales y liberales". ?Est¨¢ de acuerdo?
R. S¨ª. Se trata de las fuerzas semiorganizadas o semidesorganizadas que con el t¨ªtulo de renovar el socialismo quieren derrotar al socialismo.
P. Antes se ha referido a que uno de los errores era no haber defendido suficientemente la identidad nacional. ?Tiene esto algo que ver con el peso que la URSS tiene en Hungr¨ªa?
R. S¨ª. En 1945 empezamos a formar la estructura social h¨²ngara de tal forma que copiamos la pr¨¢ctica sovi¨¦tica. Es muy f¨¢cil de explicar. Los dirigentes del movimiento comunista, una vez concluida la guerra, estuvieron en la Uni¨®n Sovi¨¦tica y volvieron creyendo que aquello era lo m¨¢s perfecto.Mil tanques para Rumania
P. Hay muchos h¨²ngaros que piensan que su reciente encuentro con el presidente rumano, Nicolae Ceaucescu, le ha supuesto una merma de prestigio.
R. Si un pol¨ªtico act¨²a s¨®lo por prestigio es mejor no hacer nada. Creo que es deshonesto. Porque si yo lo hubiera hecho por prestigio habr¨ªa ido a Arad con 1.000 tanques. Conf¨ªo en que haya resultados a largo plazo.
P. ?Qu¨¦ espera de la visita a Espa?a, d¨®nde Hungr¨ªa es admirada por su car¨¢cter pionero?
R. Mi primer objetivo es conversar y buscar los terrenos pol¨ªticos en los que podamos elevar a un nivel superior la colaboraci¨®n. Evidentemente, tambi¨¦n me interesa mucho el desarrollo industrial espa?ol.
P. ?Qu¨¦ Europa quisiera que existiera dentro de 20 a?os?
R. A pesar de que a muchos no les guste, me es muy cara la idea de la casa com¨²n europea de Mijail Gorbachov. No me gustar¨ªa ver en esta Europa a la OTAN, ni al Tratado de Varsovia. Me gustar¨ªa ver un verdadero movimiento de capitales, de mano de obra y de fuerzas intelectuales. Una Europa en la que el individuo pueda encontrar su felicidad donde pueda y quiera.
P. Parece optimista.
R. Si no lo fuera, ?puede usted imaginarse que estuviera aqu¨ª?
P. Hace dos a?os, cuando visit¨® Espa?a, coment¨® que estaba pensando dejar la vida p¨²blica, que estaba cansado. ?Qu¨¦ le ha hecho cambiar de parecer?
R. Sigo cansado, pero mientras pueda moverme y cuenten conmigo seguir¨¦ trabajando. Cuando ten¨ªa 15 a?os prest¨¦ juramento a estos principios, he sufrido muchas desilusiones, pero pude superarlas. ?Por qu¨¦ tirar la toalla ahora?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.