Un triunfo del di¨¢logo
EL ACUERDO entre el Ministerio de Educaci¨®n y Ciencia y cuatro sindicatos de profesores de la ense?anza p¨²blica no universitaria puede servir para poner fin a uno de los conflictos m¨¢s largos y graves que se recuerdan en el ¨¢mbito de la escuela estatal. Hay que felicitarse por ello porque el acuerdo es el fruto de un di¨¢logo entre la Administraci¨®n y los representantes de los trabajadores, que no es precisamente lo que se estila en estos tiempos. El hecho de que en este terreno hayan logrado coincidir el Gobierno y las dos centrales sindicales que m¨¢s cuestionan su pol¨ªtica socioecon¨®mica en un momento en que se agudiza su enfrentamiento global no puede dejar de ser percibido por muchos ciudadanos como un signo m¨¢s de la confusi¨®n y de la contradicci¨®n que dominan la vida de este pa¨ªs.Es evidente que bajo la direcci¨®n del nuevo titular de Educaci¨®n y Ciencia, Javier Solana, se ha producido un cambio cualitativo en el talante de la Administraci¨®n. Tanto en el conflicto de los estudiantes de ense?anzas medias en el curso 1986-1987 como en el de los profesores el pasado a?o acad¨¦mico, los entonces responsables de la pol¨ªtica educativa, empe?ados en hacer prevalecer la autoridad sobre el di¨¢logo, consiguieron provocar la irritaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica y agravar y prolongar los conflictos. No menos evidente es que el mismo Gobierno, que se mantuvo inflexible en la oferta econ¨®mica al personal docente, ha modificado sustancialmente sus planteamientos meses despu¨¦s. Cuando el responsable de la pol¨ªtica econ¨®mica del Ejecutivo afirmaba en el pasado mes de abril que no se ofrecer¨ªan m¨¢s de 30.000 millones de pesetas para las mejoras salariales del profesorado, no intu¨ªa que en noviembre -con otro ministro de Educaci¨®n- se llegar¨ªa, cuando menos, a 64.000 millones de pesetas. Una rectificaci¨®n a tiempo habr¨ªa evitado numerosas molestias a los ciudadanos.
La satisfacci¨®n por el acuerdo suscrito el pasado s¨¢bado es obvia cuando se piensa que la permanente frustraci¨®n del profesorado no es el clima m¨¢s adecuado para avanzar en el camino de la mejora de la calidad de la ense?anza, objetivo del que se habla mucho, pero que parece haberse convertido en una expresi¨®n hueca. Los profesores recuperan con el acuerdo un clima indispensable para afrontar la reforma del sistema educativo que la sociedad espa?ola demanda. En este sentido ser¨ªa ¨²til recordar, tanto a los sindicatos como a sus representados, lo que tantas veces repitieron unos y otros durante los duros meses de la huelga del pasado curso, es decir, que las reivindicaciones no se limitaban a una mejora de las retribuciones, sino que encerraban el objetivo de la mejora de la calidad de la ense?anza. La escuela p¨²blica ha sufrido un grave deterioro de su imagen como consecuencia del largo conflicto, y es responsabilidad de los sindicatos y de los profesores convencer a los ciudadanos de que la condici¨®n de funcionario, el ¨²nico trabajador por cuenta ajena que goza de la estabilidad en su puesto de trabajo, no s¨®lo no es un obst¨¢culo, sino un est¨ªmulo para que el servicio p¨²blico esencial de la ense?anza funcione con eficacia.
La sorpresa final de la defecci¨®n de la Confederaci¨®n de Sindicatos Independientes de Funcionarios (CSIF) alegando los resultados de una confusa consulta a los profesores es una muestra m¨¢s de la lamentable aton¨ªa sindical en que vive el pa¨ªs. Los cuatro sindicatos firmantes le han recordado a la independiente confederaci¨®n que en buena medida el acuerdo estaba condicionado en sus aspectos retributivos por el que en su d¨ªa firm¨® la CSIF con el Gobierno, en solitario y sin consultar a nadie. Una confederaci¨®n que tambi¨¦n firm¨® en mayo pasado un preacuerdo al que sus dirigentes llegaron a calificar de hist¨®rico para, a rengl¨®n seguido, combatirlo abiertamente ante sus representados. Pedir con esta conducta de vaivenes que la militancia sindical aumente es pedir la Luna.
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