Lengua e identidad
Es curiosa la proclividad de algunos de los grandes narradores latinoamericanos de hoy por ensayar otros g¨¦neros art¨ªsticos: Alejo Carpentier hac¨ªa m¨²sica, Borges escribi¨® letras para milongas, Cort¨¢zar hizo comics, Garc¨ªa M¨¢rquez sigue empe?ado en que sus obras triunfen en el cine o en la televisi¨®n, Mario Vargas Llosa intenta infructuosamente el teatro, y hasta Carlos Fuentes, que ma?ana ser¨¢ pen¨²ltimo premio Cervantes, tambi¨¦n ha intentado crear f¨¢bulas teatrales.Fuentes es artista y personaje proteico. Es sobre todo novelista, pero tambi¨¦n ensayista, periodista, profesor, diplom¨¢tico, escritor experimental y trabajador incansable; se le ha llamado "Fuentes el interamericano", pero habr¨ªa que llamarlo m¨¢s bien internacional, ya que sus zonas de influencia se extienden tambi¨¦n al mundo norteamericano, a Espa?a y Europa. En su carrera como novelista tambi¨¦n utiliza estilos distintos. Sus textos teatrales, poco representados todav¨ªa, poseen un indudable inter¨¦s literario y muestran a un hombre fascinado por los mitos de hoy.
Algunos de estos mitos los encuentra en el mundo del teatro y del cine. Ya el protagonista de Zona sagrada se llama Guillermo, y le llaman Guillermito, esto es Mito, y es hijo de una estrella, y su destino estar¨¢ marcado por la relaci¨®n con esa madre hechicera, que muy bien hubiera podido llamarse Dolores del R¨ªo o Mar¨ªa F¨¦lix. Su primera obra teatral, Todos los gatos son pardos, de 1970, era solemne, basada en la historia, pero se presentaba como un rito y como una reflexi¨®n intelectual. Su ¨²ltima novela, Crist¨®bal nonnato, pretend¨ªa acentuar el proceso de destrucci¨®n mexicano, para operar un nuevo resurgimiento. El tuerto es rey, otra obra teatral de 1970, resultaba m¨¢s simb¨®lica y conceptual, menos barroca pero acaso m¨¢s profunda; fue representada en franc¨¦s por Mar¨ªa Casares y Sammy Frei.
Este juego de s¨ªmbolos y mitos no ha desaparecido del texto de Orqu¨ªdeas a la luz de la luna, como tampoco el rastreo de la identidad mexicana. Dos actrices ya viejas y recordando glorias pasadas, que pueden ser o no Dolores del R¨ªo y Mar¨ªa F¨¦lix, empiezan negando al p¨²blico y afirm¨¢ndolo al mismo tiempo como si existieran, y as¨ª se afirman y se niegan a s¨ª mismas, mientras se sienten culpables ante una madre de la que huyen y de la que no pueden escapar -otra vez M¨¦xico-, y ante las cuales el admirador ser¨¢ a la vez verdugo y v¨ªctima, para dejar que ellas, esos mitos perdidos, sigan luchando entre s¨ª sin parar. Una ganar¨¢, pero da igual. Fuentes dice que las actrices que representen los papeles deben ser altas, morenas y delgadas, pero que da igual que sean rubias, bajitas y llenitas, o que sean hombres. El texto funciona a su trav¨¦s. El lenguaje es popular y sirve a un argumento muy complejo e intelectual, desarrollado con t¨¦cnicas de melodrama o follet¨ªn. Una lengua que busca una vez m¨¢s la identidad mexicana.
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