Novelas espa?olas para la escena francesa
V¨¢zquez Montalb¨¢n, Tomeo y F¨¦lix de Az¨²a estrenar¨¢n adaptaciones de sus narraciones
El boom que la novela espa?ola experimenta actualmente en Francia ha desbordado las editoriales, los clubes de lectores, las librer¨ªas y los elogiosos comentarios de la Prensa especializada, alcanzando, tambi¨¦n, a los escenarios. Tres novelas de autores espa?oles han sido adaptadas y van a ser o son susceptibles de ser estrenadas en Francia durante la presente temporada teatral: Amado monstruo, de Javier Tomeo (Monstre aim¨¦, adaptaci¨®n de Jaques Nichet -codirector del Th¨¦?tre des Treize Vents, Centro Dram¨¢tico Nacional de Montpellier-, Jean-Jacques Pr¨¦au y Jo?lle Gras, a estrenar el 13 de enero de 1989 en el Th¨¦?tre National de la Colline, de Par¨ªs, en un montaje del propio Nichet); El pianista, de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n (Le voyage oti les cadavres exquis, adaptaci¨®n del propio autor, traducci¨®n de Georges Tyras y direcci¨®n de Ariel Garc¨ªa Vald¨¦s, a estrenar durante marzo/abril de 1989 en el Centro Dram¨¢tico Nacional de Grenoble), e Historia de un idiota, de F¨¦lix de Az¨²a (Histoire d?un idiot racont¨¦e par lui-m¨ºme ou la recherche du bonheur, adaptaci¨®n de Micheline Bourgoin, la cual aguarda esta misma semana una respuesta definitiva por parte de los teatros Ode¨®n y Maturins, ambos en Par¨ªs).
Para V¨¢zquez, Montalb¨¢n, la proposici¨®n de Ariel Garc¨ªa Vald¨¦s de adaptar su novela El pianista para el teatro fue toda una sorpresa. "Yo no conoc¨ªa a este chico", dice el escritor. "Me llam¨® diciendo que hab¨ªa le¨ªdo mi obra" -a la saz¨®n, es decir, hace cosa de un a?o, cuando Ariel preparaba el estreno de su montaje de l?Intercanvi, de Claudel, en el Romea, tan s¨®lo se hab¨ªan traducido en Francia tres textos de V¨¢zquez Montalb¨¢n-; "que hab¨ªa le¨ªdo El pianista, en castellano, y que ve¨ªa muy f¨¢cil la transferencia de una parte de la novela, concretamente el viaje por los tejados a la busqueda de un piano, a una situaci¨®n teatral".A V¨¢zquez no acababa de convencerle la idea. Pero volvi¨® a leer la novela y pens¨® que s¨ª, que hab¨ªa una posibilidad de adaptar aquel viaje, si bien presentaba alg¨²n que otro problema. En primer lugar, el de la identidad y el encuentro de Teresa y Rosell, el pianista, que en la novela est¨¢ tratado mediante un flash-back harto elocuente, dif¨ªcil de resolver en el teatro; y, en segundo lugar, la necesidad de quitarle al trexto un cierto naturalismo, esa carga de posguerra civil que, en un escenario, lo acercar¨ªa tal vez demasiado a un sucedaneo de Historia de una escalera u otro memorable exponente de esa historicidad, de ese naturalismo que, a toda costa, el autor deseaba evitar.
Sonoridad
Adem¨¢s, estaba el problema de la sonoridad. V¨¢zquez Montalb¨¢n est¨¢ acostrumbrado a leer su poes¨ªa, e incluso sus novelas, en voz alta, a medida que las escribe, pero, claro, "no es lo mismo", dice, "el sentido euf¨®nico de un poema o de un retazo de novela que el de un texto que de antemano sabes que ha de ser le¨ªdo, declamado por un actor, con una determinada entonaci¨®n". En cualquier caso, la adaptaci¨®n de El pianista, del viaje del pianista a trav¨¦s de las azoteas a la busqueda del ansiado piano -"significante de la dignidad humana (del pianista); de aquella gente que ve en la cultura un fetiche que nos va a ennoblecer", dice V¨¢zquez-, est¨¢ ah¨ª, lista para que Georges Tyras, el traductor, profesor de la Universidad de Grenoble, "autor de la mejor bibliograrla que jam¨¢s se haya publicado sobre mi obra, en cualquier lengua", dice V¨¢zquez Montalb¨¢n, y Garc¨ªa Vald¨¦s se pronuncien sobre la bondad y la calidad sonora de la misma.El estreno de ese Voyaqe ou les cadavres exquis est¨¢ previsto para el mes de marzo o abril de 1989, en Grenoble, donde Vald¨¦s comparte con Chantal Morel la direcci¨®n de su Centro Dram¨¢tico Nacional. Al parecer, se realizan gestiones para que este espect¨¢culo pueda ofrecerse tambi¨¦n en Espa?a, en castellano y en catal¨¢n, y, en tal sentido, es posible prever una coproducci¨®n entre el Centro Dram¨¢tico Nacional de Grenoble y el Centre Dram¨¢tic de la Generalitat, o el Festival de Tardor de Barcelona.
La relaci¨®n de la obra de V¨¢zquez Montalb¨¢n con el teatro es muy tangencial y espor¨¢dica. Arranca con Guillermotta en el pa¨ªs de las Guillerminas, un encargo que la Motta y Mario Gas le hacen en 1969/70 y que es rechazado seis veces consecutivas por la censura. En 1975, muerto ya el dictador, Ventura Pons consigue que se levante la prohibici¨®n que exist¨ªa sobre aquel texto, pero no encuentra productor. El coste del espect¨¢culo es muy elevado -el autor confiesa haberlo escrito "a lo bestia, sin escatimar personajes, m¨²sicos y medios en general"- y hay que renunciar a ¨¦l. Posteriormente V¨¢zquez escribe un sketch para Sara Montiel, Antes de la revoluci¨®n -"la vida de una t¨ªa como ella ante la proclamaci¨®n de la Rep¨²blica", dice; "muy en plan Groucho Marx"-, que no llega a estrenarse; La abuela de Barbal, un texto para arropar unos recitales del cantautor Enric Barbat, que s¨ª lleg¨® a representarse; Se vive solamente una vez, adaptaci¨®n de Cuestiones marxistas (Anagrama, Barcelona, 1974), realizada por Guillermo Heras, estrenada por' el grupo T¨¢bano; un mon¨®logo sobre una folcl¨®rica, "un mon¨®logo de Lola Flores", al decir del autor, que no recuerda d¨®nde ni cu¨¢ndo se estren¨®; y una representaci¨®n de un texto teatral que figura al final del Manifiesto subnormal (Kairos, Barcelona, 1970) y que al parecer se represent¨® en la Universidad de Salamanca, all¨¢ por 1973. Am¨¦n, claro est¨¢, de la versi¨®n de Julio C¨¦sar, de Shakespeare, que Llu¨ªs Pasqual estren¨® la pasada temporada en el Centro Dram¨¢tico Nacional.
En el caj¨®n quedaron, junto al sketch de la Montiel, la versi¨®n inacabada del Ub¨² de Jarry que en su d¨ªa le pidi¨® Jos¨¦ Luis G¨®mez y una continuaci¨®n de las Cuestiones marxistas, escrita hace m¨¢s de diez a?os, primero en estructura de novela, luego de cuento y finalmente teatral. Esa continuaci¨®n de su obra "sobnormal" es precisamente la que ahora le agradar¨ªa estrenar a V¨¢zquez Montalb¨¢n. Y no renunc¨ªa a ello, todo lo contrario.
"En esa continuaci¨®n", dice Manolo, "hay tres o cuatro sketches que tienen una cierta unidad. Muestran el encuentro nocturno de cuatro o cinco personajes mientas asistimos a la conquista del espacio, una conquista en la que participa un espa?ol. Los he titulado precisamente El d¨ªa en que participamos en la conquista del espacio. Alrededor de Ferm¨ªn, un cosmonauta navarro, aparecen su padre natural, su hermano intelectual, una puta que tuvo relaciones con Ferm¨ªn.... En realidad, se trata de un esperpento total, un aquelarre, un sarcasmo sobre la espa?olidad, del que me seduce el elemento visual, la tele tratada como un personaje m¨¢s de la obra".
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