Circo americano

Cuando se aproximan las Navidades llega el circo. Este a?o, la m¨²sica ha querido apuntarse a la tradici¨®n, y el cantante norteamericano David Lee Roth present¨® en Madrid un espect¨¢culo digno de los mejores d¨ªas del Price. David hace de todo: maestro de ceremonias, saltimbanqui y contorsionista. Por si fuera poco, hay tambi¨¦n un ring de boxeo y una gigantesca tabla de surf transportada por costaleros, sobre la que el cantante interpret¨® el California girls como si fuera un Jes¨²s del Gran Poder. Y para completar el show, hasta se trajo un malabarista personificado en el guitarrista Steve Vai, un aut¨¦ntico virtuoso.David Lee Roth conoci¨® el ¨¦xito con Van Halen, su anterior grupo, y sus pretensiones de gran estrella le han llevado a iniciar una carrera en solitario. No cabe duda que tiene un gran chorro de voz, y hasta es posible que sea el amo del falsete, pero su m¨²sica es una sucesi¨®n de t¨®picos sin mayor inter¨¦s. Canciones muy duras, interpretadas con vehemencia y sin ninguna aportaci¨®n significativa. Lo que intenta ofrecer el cantante es originalidad en su espect¨¢culo genuinamente americano, y en este aspecto no tiene ning¨²n pudor en mostrar con ostentaci¨®n sus desvar¨ªos, apoyados en unas canciones que Lee Roth maneja a voluntad para introducir sus chistes, gracias y desplantes.

Para los aficionados al heavy, estilo al que m¨¢s puede acercarse David Lee Roth, el concierto debi¨® parecerles chocante por la cantidad de elementos dispares que utiliza el cantante. Canciones de los Beatles y Everly Brothers interpretadas ac¨²sticamente, incorporaci¨®n de una bater¨ªa de steel drum (tambores met¨¢licos) para hacerse el caribe?o ritmos y coreograf¨ªas de musical de Broadway y mil detalles m¨¢s. El conjunto es una horterada de tal calibre que hasta llega a resultar graciosa por lo exagerada y por la inocencia bienhumorada que desprende el veterano cantante.

Excelente guitarrista

Entre sus m¨²sicos, que funcionan a la perfecci¨®n, destaca el guitarrista Steve Vai, aut¨¦ntico maestro de estilo preciosista y con una asombrosa t¨¦cnica, precisi¨®n y dominio del sonido. Su apoyo es imprescindible a la m¨²sica de David Lee Roth y permite crear un foco de atenci¨®n importante para el desarrollo de un concierto que tiene serios problemas de monoton¨ªa en su parte final, porque lo apabullante termina por agotar. El p¨²blico, asombrado ante la avalancha de est¨ªmulos, solo reaccion¨® con fuerza cuando sonaron los sencillos acordes de Jump, un ¨¦xito de Van Halen, el antiguo grupo del cantante. Y David Lee Roth, empe?ado en sacar adelante su carrera en solitario al margen de recuerdos pasados, debi¨® tener la impresi¨®n de que, al paso de su circo por Madrid, le empezaban a crecer los enanos.