Un grave error

LA DECISI?N norteamericana de negar el visado a Arafat e impedir que pueda tomar la palabra ante la Asamblea de la ONU ha enfrentado a Estados Unidos a la opini¨®n de casi toda la comunidad internacional, en un momento en que la resistencia palestina est¨¢ dando se?ales inequ¨ªvocas de buscar una salida negociada al conflicto de Oriente Pr¨®ximo. Como ha declarado el secretario general de la ONU, P¨¦rez de Cu¨¦llar, Washington ha cometido con la negativa al visado un acto "incompatible" con sus obligaciones de hu¨¦sped de dicha organizaci¨®n. En virtud de un acuerdo -que tiene valor de tratado internacional-, EE UU debe facilitar un visado a todas las personas llamadas a participar en los debates de la ONU, con la ¨²nica excepci¨®n de casos que representen un peligro para la seguridad de EE UU. Invocarla ahora, acusando de terrorismo a la OLP, no tiene ning¨²n sentido. Otros dirigentes de la misma organizaci¨®n tienen visado y toman parte en las reuniones de la ONU. Arafat mismo estuvo en Nueva York en 1974. ?Qu¨¦ sentido tiene sacar a relucir el terrorismo precisamente cuando la OLP, en su reciente reuni¨®n de Argel, ha decidido renunciar a la violencia y reconocer de hecho al Estado de Israel?En el fondo, la actitud de EE UU refleja la voluntad pol¨ªtica de cerrar los ojos ante las trascendentales decisiones de la OLP en su reciente reuni¨®n de Argel. All¨ª, el Consejo Nacional Palestino aprob¨® la renuncia al terrorismo y reconoci¨® impl¨ªcitamente al Estado de Israel, algo que Estados Unidos ha exigido durante mucho tiempo. ?Por qu¨¦ rechazar ahora la nueva perspectiva que se ha abierto despu¨¦s de la reuni¨®n de Argel? Para la causa de la paz es fundamental, por el contrario, dar el m¨¢ximo relieve a la posici¨®n actual de la OLP. La actitud de EE UU s¨®lo juega a favor de la intransigencia del Gobierno israel¨ª y de los grupos palestinos extremistas que rechazan el camino de la paz. Por eso la decisi¨®n de EE UU ha merecido la reprobaci¨®n un¨¢nime -de una u otra forma- de sus aliados europeos, incluida la se?ora Thatcher. Si EE UU hubiese querido demostrar su aislamiento en este tema, no hubiese podido encontrar mejor forma de hacerlo.

La decisi¨®n norteamericana es particularmente grave en un momento en que la ONU asume un papel cada vez m¨¢s importante en numerosos conflictos internacionales. En el tema palestino su responsabilidad es primordial: el nacimiento legal del Estado de Israel se debe a una decisi¨®n de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas. Que la ONU lo discuta sin dar a la m¨¢xima voz palestina la posibilidad de expresarse es un absurdo inimaginable. Ser¨ªa lamentable que la cerraz¨®n de EE UU obligue a la Asamblea a desplazar sus trabajos fuera del territorio norteamericano para conseguir un debate completo y sin censura.